Tradiciones escolares rusas

Tradiciones escolares rusas RIA Novosti / Mijaíl Fomichiov

Si le pregunta a un estudiante ruso cuando comienza el año nuevo, lo más probable es que se confunda con la respuesta. Lo primero que se le ocurre a un joven cargado con tareas y obligaciones es: “El año nuevo empieza el primero de septiembre”. Y tiene cierta razón, pues para él precisamente este día marca el comienzo de una nueva etapa, es decir, de otro año escolar.

Principio de curso, principio de año

La tradición de celebrar el inicio de la escuela tras las largas vacaciones de verano comenzó en la Unión Soviética hace décadas. En 1984, este día de fiesta del 1 de septiembre recibió el estatus de “Día de los Conocimientos”.

Miles de flores, enormes lazos blancos, corbatas, mochilas llenas de libros que aún huelen a tinta tipográfica e inspiran curiosidad porque guardan en sus páginas información sobre materias desconocidas, son unos cuantos símbolos de este primer día de septiembre. La jornada empieza por la mañana muy temprano. Los más pequeños, acompañados por sus padres, y los adolescentes, más independientes, acuden al patio de la escuela a las ocho de la mañana para reencontrarse con sus compañeros y profesores, entrar juntos en las aulas y escuchar el primer timbre, señal que simboliza tradicionalmente el inicio oficial de las clases. Tocar el primer timbre es un honor que se le otorga al mejor alumno del año anterior, que tiene que pasar con una campanilla delante de sus compañeros, convocándolos a volver a los estudios.

Esta ceremonia de retorno a las clases es una de las numerosas tradiciones escolares que se han instituido a lo largo de los años en Rusia. Por supuesto, cada escuela tiene sus propias fiestas, pero las celebraciones del Día del Profesor, de la Autogestión, del Último timbre y las fiestas de graduación son algo muy esperado por los estudiantes de todo el país.

Un día de reconocimiento

Desde hace medio siglo, el Día del Profesor ha sido considerado como una de las fiestas más importantes en el país. Antes se celebraba el primer domingo de octubre, pero a partir de 1994, Rusia se sumó a la iniciativa de la UNESCO de señalar una fecha concreta y se eligió el 5 de octubre para homenajear a los mentores. “Me imagino el 5 de octubre: la casa seguramente se va a llenar de flores que traerá mi esposa de la escuela. Yo le he dicho que podríamos ir a venderlas al día siguiente”, bromea un internauta. “Pero es que todos las compran solo el día 5 y el 6 ya no le van a importar a nadie”, agrega. La verdad es que todo alumno que entra en la escuela ese día lleva un ramo de flores. Además de esto, a los profesores los esperan otros regalos: diferentes conciertos, números cómicos interpretados por los aprendices y tiempo libre, ya que las clases este día no duran más de 25 minutos. Esto último les agrada sobre todo a los alumnos, que pueden no llevar sus tareas, pues los profesores están tan alegres que no son capaces de poner malas notas.

¿Que poner notas es solo un privilegio de los profesores? ¡Ni mucho menos! Cualquier alumno tiene la oportunidad de evaluar los conocimientos de sus compañeros menores, pero solo una vez al año, cuando se celebra el Día de la Autogestión. Los que quieren desempeñarse como profesor por unas horas tienen que prepararse con mucha anticipación y hacerlo con toda la seriedad que les corresponde a los profesores. Unos meses antes de la fiesta se escogen entre los candidatos a los mejores alumnos de cada materia, quienes tendrán que preparar su clase. Hasta el director de la escuela deja sus obligaciones por un día y entrega todo el poder a un alumno. “Yo este año he actuado como directora de la escuela y mis compañeros y yo nos hemos dado cuenta de que el hecho de ser profesor implica mucha responsabilidad. Es más difícil que ser alumno. El alumno durante la clase se comunica generalmente solo con el profesor, mientras que el profesor tiene que pensar en todos al mismo tiempo”, dice Liza.

El final de una etapa

El Día de los Conocimientos, el homenaje a los profesores y la fiesta de la autogestión son celebraciones regulares que el estudiante vive todos los años. En cambio, el Último Timbre y la fiesta de graduación es algo que solo pasa una vez en la vida. Por eso la manera de celebrarlos es diferente. Todo se planea con anticipación: desde el atuendo hasta el lugar de la celebración.

El 25 de mayo tradicionalmente se celebra la fiesta del Último Timbre, que festeja el fin de la enseñanza secundaria. Las escuelas y los colegios del país organizan una ceremonia especial; los maestros y padres felicitan a los jóvenes por el inicio de la nueva etapa de su vida; los graduados de secundaria entregan regalos, habitualmente libros, a los alumnos de los cursos inferiores en señal de sucesión. En la culminación de la fiesta para los alumnos suena el último timbre que representa el inicio y el final de las clases durante todos los años de sus estudios, de ahí el sobrenombre.

La tradición de organizar el Ultimo Timbre en las escuelas de Rusia apareció en los años 70. Antes la única fiesta escolar era la fiesta de gala por el final de los exámenes y, como consecuencia, el inicio de la vida adulta. En el día de celebración del “último timbre”, a los alumnos que dejan la escuela se los puede reconocer por la típica banda en la que figura la palabra “egresado” y el año de su graduación. Los jóvenes se reúnen en los centros de la ciudad, cantan, se sacan fotos y juntan fuerzas para dar su última batalla escolar: los exámenes.

Un mes después, cuando la escuela se termina definitivamente, llega el día más esperado, la fiesta de graduación. Para los que se despiden de su segundo hogar no es solo un día festivo, sino también una fecha simbólica a partir de la cual comienza una nueva etapa de la vida. Elegantes, sonrientes, incluso un poco nostálgicos, los alumnos suben al escenario para saludar con un apretón de manos al director de la escuela (persona que, probablemente, les ha inspirado miedo a lo largo de los 11 años de estudio), quedarse inmóviles mientras sus padres los fotografían y, finalmente, recibir el diploma: su pasaje a una vida adulta. Las ceremonias de esta simbólica despedida varían en cada escuela pero las emociones no dependen del lugar ni del tiempo, son siempre las mismas. La fiesta se prolonga hasta la madrugada. Algunos lo celebran en restaurantes, otros alquilan un barco o una limusina para toda la noche. En la madrugada se reúnen todos en la calle para ver el amanecer y observar la llegada del primer día de su vida nueva.

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