Vladímir Lenin

Vladímir Lenin wikipedia

Vladímir Ilich Uliánov (seudónimo Lenin) es una personalidad política rusa y soviética, líder revolucionario de escala mundial, primer presidente del Gobierno bolchevique y fundador de la Unión Soviética.

Introducción

Infancia y junventud

Tragedias que cambian la vida

Acercamiento a Karl Marx

Destierro

Prensa primero

Bolcheviques y mencheviques

Ensayo de 1917

1917

Con el poder en las manos

Moribundo

Introducción

Uno de sus biógrafos, el historiador francés Gérard Walter, destacó, que “el extraordinario político ruso, pensador y teórico del comunismo ha sido el jefe de la más grande de las revoluciones que jamás haya conocido el mundo: la Gran Revolución Socialista de Octubre”. En la época de la desaparecida Unión Soviética este era el nombre oficial del acontecimiento que cambió el destino no solo de millones de rusos, sino también de los habitantes de muchos otros países del mundo. “Vladímir Lenin hizo que de la chispa surgiera la llama y que la llama provocara un inmenso incendio, y este incendio acabó envolviendo todo el edificio del orden político, económico y cultural del mundo”, escribió Walter.

Quizás por esta razón en los umbrales del siglo XXI los rusos, encuestados sobre cuál consideran la persona más célebre del siglo XX, coincidieron en su mayoría en que esta fue Vladímir Lenin. Hoy día, valoran positivamente su gestión como “líder” y “gran pensador” casi la mitad de los rusos. Al mismo tiempo, no falta gente que opine que Lenin era un “aventurero político” y hasta un “dictador”. Los psicólogos destacan su extraordinaria voluntad política, el poder de influir en la gente, la orientación al éxito y el poder para dominar cualquier tipo de situación.

Infancia y juventud

En 1869 llegaron a la ciudad rusa de Simbirsk, situada a orillas de Volga a 893 kilómetros al este de Moscú, los Uliánov. El cabeza de familia, Iliá, obtuvo el cargo de inspector de las escuelas primarias de la provincia. Además de María, la mujer de Iliá, el núcleo familiar lo componían los pequeños Anna y Alexandr. El 22 de abril de 1870 nació el tercer hijo de los Uliánov, que recibió el nombre de Vladímir. La infancia de Volodia fue descrita por su hermana mayor. Tan pronto como aprendió a caminar, Volodia ya no pudo quedarse quieto un momento. Actualmente los médicos califican esta conducta de “síndrome de hiperactividad”. Nunca carecía de argumentos y siempre tenía respuestas para todo. Volodia tenía un aspecto vigoroso y era regordete, con un temperamento extraordinariamente vivo. Era siempre el animador principal de los juegos de niños. Entonces se jugaba a los bandidos y a los indios pieles rojas.

A los 9 años, el menor de los Uliánov ingresó en el liceo de Simbirsk, donde rápidamente destacó como alumno excelente. Volodia solía asimismo portarse como los mayores, quería parecer más que los niños de su edad. Como ejemplo para imitar escogió a su hermano mayor.

Tragedias que cambian la vida

En el año 1885 al cabeza de familia, Iliá Uliánov, víctima de intrigas, lo jubilaron del cargo de director de enseñanza primaria de la provincia de Simbirsk. El hecho lo dejó muy deprimido. Pronto falleció víctima de una hemorragia cerebral a la edad de cincuenta y seis años. La muerte de su padre impactó mucho a Volodia.

Años más tarde sufrió otro fuerte golpe del destino. En San Petersburgo detuvieron a su hermano Alexandr, entonces estudiante universitario, por haber participado en un complot terrorista. Uliánov junto con un grupo de amigos elaboró un plan para asesinar al zar Alejandro III. El atentado debería haber tenido lugar el 1 de marzo de 1887, el mismo día y en el mismo lugar donde seis años antes había sido asesinado el zar Alejandro II. María Uliánova emprendió infructuosos esfuerzos para salvar a su hijo: tras un breve juicio Alexandr murió en la horca.

En diciembre de 1887, cuando Vladímir Uliánov estudiaba en la Facultad de Derecho de la Universidad de Kazán, los estudiantes, al igual que la mayoría de los intelectuales de la época, estaban descontentos con la parcialidad de las reformas del zar y con la ofensiva general contra las incipientes libertades civiles. Por los pasillos y aulas corrían vientos revolucionarios. A menudo se organizaban manifestaciones con discursos, canciones revolucionarias y gritos de “¡abajo la aristocracia!”. Debido a su participación en una de estas manifestaciones, Vladímir Uliánov fue detenido por la Policía, expulsado de la universidad y condenado a vivir bajo vigilancia en las afueras de la ciudad de Kazán. Esta fue su primera experiencia de confrontación con las leyes del Imperio ruso.

Acercamiento a Karl Marx

Tras pasar casi un año en la aldea Kokúschkino —pequeña propiedad de su madre—, Vladímir regresó a Kazán. Ahí empezó a estudiar los escritos de Karl Marx y a frecuentar el círculo de marxistas para discutirlos. Más tarde el joven escribió que El capital supuso para él una revelación que transformó de arriba abajo su concepción de la lucha revolucionaria. La madre vio con horror en manos del hijo menor el mismo libro que hacía poco había leído frenéticamente su hermano Alexandr.

Paralelamente a los estudios autodidactas del marxismo, Vladímir decidió completar su formación académica, por lo que optó por presentarse a los exámenes como alumno externo lo antes posible. En unos tres meses el joven logró asimilar la materia de cuatro años de estudios universitarios. En 1891 Vladímir Uliánov se licenció en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Petersburgo. Tras obtener la autorización oficial para ejercer la abogacía, empezó a participar en procesos judiciales: sin embargo, las tres causas menores que defendió, las perdió.

Cuando se trasladó a San Petersburgo en 1893 Vladímir Uliánov se inscribió como asesor legal. Los clientes escaseaban, algo que permitió al joven jurista dedicar todo su tiempo a las actividades revolucionarias. El dinero para subsistir le llegaba del círculo familiar. Uliánov ingresó en una sociedad marxista y en una de las reuniones esbozó el plan estratégico que se convirtió en su pasión de toda la vida: “Nuestra tarea es organizar el movimiento obrero ruso. Y no hacemos nada para ello. Los intelectuales siguen siendo extranjeros para los obreros. Hablan un lenguaje que estos no comprenden o que los deja indiferentes. Hay que decirles cosas positivas que les interesen, hay que ocuparse de sus problemas, apoyar sus reivindicaciones y al mismo tiempo iniciarlos en la ciencia marxista”.

De la teoría, Vladímir pasó inmediatamente a la práctica. Primero reorganizó el círculo marxista, estableciendo disciplina y asignando a cada uno de los militantes determinadas áreas de la labor propagandística entre los obreros, que también fueron invitados a las reuniones clandestinas.

En el año 1895, tras un breve viaje al extranjero donde conoció a social-demócratas europeos, Uliánov fundó la Unión de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera, en la que se agrupaban los círculos marxistas de San Petersburgo. El líder de la Unión ya estaba bajo discreta vigilancia de la Policía.

Destierro

En diciembre de 1896 las autoridades pusieron fin a las actividades de los emancipadores de la clase obrera. Fueron arrestados todos. En el primer interrogatorio Uliánov aseguró no pertenecer a ningún partido político y no hacer propaganda antigubernamental entre los obreros. Confesó que los panfletos con llamamientos a las huelgas halladas en su domicilio le fueron dados por una persona —cuyo nombre no recordaba— para leerlas en privado y nada más. El juez de instrucción no le dio crédito, tampoco el tribunal de justicia.

La sentencia estableció la deportación por tres años a Siberia Oriental. Antes de ser encarcelado Vladímir ya había conocido a Nadezhda Krúpskaya, joven marxista. Ella aceptó desempeñar el papel de “novia” que podía visitar al prisionero y lo hizo varias veces llevándole comida y ropa. La historia de esta relación tuvo su continuación en la aldea de Shúshenskoye, en la provincia siberiana de Krasnoyarsk, lugar del destierro de Vladímir.

Los viajeros que llegaban al lugar aseguraban que la aldea era maravillosa. A causa de su buen clima, lo llamaban “la Italia siberiana”. En los alrededores había un río, bosques y montañas. Las casas que se alquilaban a los desterrados políticos eran de madera, amplias y con ventanas grandes para dejar pasar más luz. Curiosamente, el régimen zarista tenía bastante piedad con los que querían aniquilarlo.

La diferencia con San Petersburgo era obvia pero el desterrado pronto se acostumbró y vivió con gran confort: cada semana compraba un cordero y le daban leche y pan a discreción. Mandó enviar desde Moscú y San Petersburgo toda una biblioteca de libros que necesitaba para continuar desarrollando sus ideas revolucionarias.

Al cabo de unos meses se unió a Vladímir Nadia Krúpskaya, también condenada a tres años de destierro. Solicitó al ministro de Justicia que la enviaran a Súshenskoye. Junto con Nadia llegó su madre, que en julio de 1898 se convirtió en la suegra de Uliánov. Vladímir y Nadia jamás tuvieron hijos.

El destierro colocó a Uliánov en la primera fila de los marxistas revolucionarios más conocidos e influyentes del país.

Prensa primero

Estando Vladímir Uliánov todavía en Siberia, en la ciudad de Minsk se fundó en marzo de 1898 el primer partido socialdemócrata ruso. Los delegados del congreso en el que nació la formación  —un total de nueve personas— fueron detenidos inmediatamente.

Sin embargo, al saber sobre el intento, Uliánov entendió que ya existía un instrumento para construir una organización centralizada. El clima político era muy propicio: en las grandes ciudades del Imperio comenzaban a extenderse las huelgas y manifestaciones callejeras.

Uliánov propuso crear un periódico apoyado por las organizaciones marxistas de base. Los redactores del periódico serían el núcleo que rápida y fácilmente podría transformarse en Comité Central, que a su vez tomaría en sus manos la dirección del partido. Desde niño Vladímir siempre conseguía los objetivos planeados. El periódico Iskra (en ruso, “Chispa”) nació durante la primera emigración extranjera de Uliánov. El nombre fue extraído de unos versos del poeta ruso Odoyevski: “De la chispa brotará la llama”.

El primer ejemplar apareció en diciembre de 1900. Editado en Londres, rápidamente penetró en Rusia y tuvo gran repercusión en los círculos marxistas. En el artículo “La crítica de nuestros críticos”, Lenin afirmaba que ya se podía proceder a la lucha por el poder político.

En diciembre del año 1901 en la revista Zaria, Uliánov publicó un ensayo bajo el seudónimo “Lenin”. Nunca explicó el porqué de la predilección por este seudónimo, tenía muchos. Se cree que es una alusión al inmenso y poderoso río siberiano Lena.

Bolcheviques y mencheviques

En verano de 1903 en Londres se reunió el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. Vladímir Lenin, junto con su mentor político Gueorgui Plejánov, presentó un documento básico que constaba de un programa mínimo y un programa máximo. El primero preveía el derrocamiento del régimen zarista y el establecimiento de una república democrática. Entre las transformaciones socio-económicas figuraba la profundización de la reforma agraria, la jornada laboral de ocho horas y el derecho de los pueblos a la autodeterminación. El segundo, el programa máximo, puso como objetivo estratégico la creación de una sociedad socialista que se lograría a través de la revolución socialista y la dictadura del proletariado. Varios delegados del congreso lo abandonaron, descontentos con algunos puntos del documento básico.

Sin embargo, la discusión más acalorada se originó en torno a los estatutos del partido. Lenin insistió en que los miembros de la organización deberían ser personas que aportaran a la misma contribuciones regulares y, en especial, que participaran personalmente en las labores de las organizaciones de base. Yuli Mártov, destacado marxista, se opuso, considerando que un miembro del partido solo debe ser supervisado por una de las células del mismo pero que podría actuar independientemente de las decisiones que tomaran los demás camaradas. Durante la votación la mayoría de los delegados del congreso apoyó a Lenin. En ruso “mayoría” es “bolshinstvó” y “minoría”, “menshinstvó”. De aquí surge la histórica división del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia en bolcheviques y mencheviques. En algunos momentos de la lucha revolucionaria ambos bandos fueron aliados y en otros, enemigos irreconciliables.

Ensayo de 1917

Desde 1904 Rusia estuvo en guerra con Japón por disputas territoriales. En mayo de 1905 el Imperio ruso sufrió una de las humillaciones más grandes de su historia: en la batalla naval cerca de la isla de Tsusima, en el estrecho de Corea, la flota japonesa hundió casi toda la armada rusa que hacía la travesía desde el mar Báltico hasta el Lejano Oriente del país. El Ejército ruso, igual que la flota, tampoco tuvo éxito, rindiendo a los japoneses la fortaleza de Port-Artur.

Las derrotas en la guerra contribuyeron aun más al descontento con la gestión del Gobierno del zar Nicolás II. Rusia se estremeció con huelgas generales y rebeliones en el Ejército y en la Armada.

Ese fue el momento estelar de Lenin. A finales de 1905 se trasladó a San Petersburgo para encabezar las labores del Comité Central de los bolcheviques. Lenin insistió en la hegemonía del proletariado y en la necesidad de una sublevación armada. En diciembre de 1905 los obreros de Moscú se enfrentaron con armas en la mano al ejército regular del zar pero fracasaron en los combates callejeros. Lenin aceptó la derrota diciendo que, de todos modos, los bolcheviques habían aprovechado todas las posibilidades, eran los primeros en lanzarse a la batalla y los últimos en abandonarla. “Los ejércitos derrotados son los mejores alumnos”, concluyó Lenin.

En 1908 el líder de los bolcheviques emigró a Europa. En numerosos estudios teóricos, artículos para periódicos y revistas, intervenciones en conferencias y congresos socialdemócratas Lenin continuó desarrollando las ideas del triunfo socialista.

En 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial. Todo lo que pregonaban los socialdemócratas rusos y europeos —unión y fraternidad de todos los países, solidaridad internacional ante los burgueses— se vino abajo. Una consigna categórica lo reemplazó todo: la patria está en peligro. La respuesta de Vladímir Lenin a este nuevo reto fue la siguiente: “La guerra imperialista abre la era de la revolución social… El deber de los socialistas es, por tanto, no desdeñar ningún medio de lucha legal disponible, iluminar la conciencia revolucionaria de los obreros, llevarlos a la lucha revolucionaria internacional y tratar de transformar la guerra imperialista entre los pueblos en la guerra civil de los oprimidos contra sus opresores”.

1917

El 27 de febrero de 1917 se alzó en armas la guarnición militar de San Petersburgo. Todo el país estaba inmerso en una huelga general. Contra el régimen político se unió la mayoría de la población y militantes de partidos políticos. Entre las causas principales del levantamiento figuraron las derrotas en la guerra y la pésima situación económica. Las reformas, tanto de la industria como del campo, no funcionaban. El zar Nicolás II abdicó en la noche del 2 al 3 de marzo de 1917, dejando el poder a su hermano Miguel. El 4 de marzo Miguel abdicó también, poniendo fin a más de doscientos años de gobierno de la dinastía Románov en Rusia. En el poder se instaló un Gobierno provisional pero, en realidad, los que tenían el mando eran los Consejos (en ruso “sovety”) de los Diputados del Pueblo. En sus famosas Tesis de abril Lenin proclamó la transferencia de todos los poderes del país a los Consejos, descartando al Gobierno provisional. Este lema funcionó hasta julio de 1917, cuando los mencheviques dominaron en los Consejos de los Diputados del Pueblo y los seguidores de Lenin pasaron a la clandestinidad.

De todos modos, el líder de los bolcheviques quedó satisfecho: la revolución por la que él había luchado tantos años ya había entrado en su primera fase democrático-burguesa. Había que pasar a la segunda organizando una revuelta proletaria de carácter socialista. Lo fundamental era armar a los obreros: “La misión es esperar armados y entrenarse en las armas, estableciendo una base más amplia para la etapa ulterior”.

En abril de 1917 las autoridades de Alemania permitieron a Lenin y a otros 35 camaradas salir de Suiza en tren y transitar por el territorio alemán hacia Petrogrado. El hecho de entrar en contacto con el Gobierno del país en guerra con Rusia fue calificado por los enemigos de Lenin como alta traición. Se acusaba a los bolcheviques de hacer la revolución y cambiar el régimen político ruso a expensas del presupuesto de Alemania.

En los 4 meses en los que estuvo en el centro de los acontecimientos revolucionarios, Lenin escribió más de 170 artículos y proyectos de resoluciones que incluían en especial los llamamientos al cese inmediato de la guerra. En agosto de 1917 el Gobierno provisional lanzó una persecución policial. Lenin se mudó 17 veces a diferentes apartamentos clandestinos. En una ocasión tuvo que vivir en una choza cerca del lago Razliv y fingir ser un jornalero de un campesino rico que en realidad era militante bolchevique. Hasta el mes de octubre vivió en Finlandia, en aquel entonces parte del Imperio ruso.

La parte técnica de la Revolución Socialista de Octubre estuvo a cargo del presidente del soviet de Petrogrado, Lev Trotski. Vladímir Lenin fue el cerebro de la revuelta. Desde los inicios de octubre —tras regresar del exilio en Finlandia— Uliánov se encontraba ya en Petrogrado, dirigiendo por escrito los preparativos para la toma del poder. He aquí algunas de sus indicaciones: “la historia no nos perdonará si no tomamos el poder inmediatamente”, “cualquier contemporización equivale a la muerte”, “ocupar y conservar a costa de cualquier sacrificio el teléfono, el telégrafo, las estaciones de trenes, los puentes”, “audacia, más audacia, siempre audacia”, “que las clases dominantes se estremezcan con la revolución comunista”.

En la noche del 24 de octubre Lenin apareció en el palacio de Smolny, Estado Mayor de los bolcheviques, y asumió plenamente el control sobre la revuelta. El Gobierno provisional de Rusia fue arrestado el 25 de octubre (7 de noviembre, nuevo estilo). Este mismo día el Soviet de los Diputados del Pueblo de Toda Rusia promulgó los decretos de la paz y de la tierra, formando así mismo el nuevo Gobierno: el Consejo de los Comisarios del Pueblo, con Vladímir Uliánov al frente.       

Con el poder en las manos

Pocas semanas después, los bolcheviques disolvieron la Asamblea Constituyente, que se oponía a la “usurpación del poder” por parte de los camaradas de Lenin, y demandó la incorporación de todos los partidos políticos existentes a la nueva administración.

La segunda misión fue firmar la paz por separado con Alemania. Para cumplirla Lenin envió a la ciudad fronteriza de Brest-Litovsk al comisario del pueblo para Asuntos Exteriores, Lev Trotski. Este de plano rechazó la demanda territorial de los alemanes, aunque Lenin le encomendó aceptarla porque necesitaba una tregua para adelantar las reformas socialistas sin la amenaza de la intervención extranjera.

Los alemanes de inmediato lanzaron una ofensiva hacia Petrogrado. Lenin proclamó: “la patria socialista está en peligro”, ordenó a los “obreros movilizarse” y a los representantes de la “clase burguesa cavar trincheras”. “Los agentes del enemigo, especuladores y saboteadores serían fusilados”. Tras breves combates en febrero de 1918 los alemanes se detuvieron, el acuerdo de paz fue firmado el 3 de marzo en Brest-Litovsk y el nuevo Estado de obreros y campesinos, de acuerdo con las cláusulas del tratado de paz, se quedó sin grandes territorios en el oeste y en el sur del país.

Es de suponer que Lenin sabía que la ocupación no duraría mucho: se acercaba el final de la Primera Guerra Mundial y, ciertamente, los alemanes la perdieron. Al firmar la capitulación, Alemania también tuvo que abolir el acuerdo de Brest-Litovsk y retirar las tropas. De todos modos, por estar Petrogrado muy cerca de la frontera, Lenin ordenó en 1918 trasladar la capital a Moscú, en Rusia central.

Una gran hambruna amenazó al joven Estado. El sector agrario ruso representaba unos 15 millones de familias campesinas. De estas, 12 millones estaban en la absoluta pobreza, 2 millones eran de la clase media (los apodados “kulaks”), y un millón pertenecía a la aristocracia rural. El líder de los bolcheviques trazó una política de “comunismo militar”. Los destacamentos especiales recorrían las aldeas confiscando todos los alimentos. Se dejaba solo una parte mínima para que la gente no muriera de hambre. Los miembros de los “comités de pobres” participaban en el decomiso de las propiedades de sus vecinos acaudalados.

Ya a principios del año 1918 comenzó la guerra civil. En 1919 el poder de los soviets quedó limitado a las regiones centrales de Rusia. Lenin puso al frente de las tropas a Lev Trotski. El Ejército Rojo creció hasta casi tres millones de personas movilizadas por la fuerza frente a un máximo de 250 000 adversarios. Un paso importante fue la reincorporación a las filas de los ex oficiales del ejército del zar.

La vida de Lenin corrió peligro en numerosas ocasiones. El 30 de agosto de 1918 después de un mitin en una fábrica de Moscú, el presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo fue herido gravemente en el hombro. Le disparó Fanni Kaplán, militante del partido de socialistas revolucionarios, autores de muchos actos de terror en la época del Imperio ruso. Hasta el día de hoy existen dudas sobre si la terrorista actuó por cuenta propia o cumpliendo órdenes de su partido. Podría haber un complot concebido por el entorno cercano de Lenin. Kaplán fue fusilada inmediatamente después del atentado. 

El segundo episodio tuvo lugar en enero de 1919. Lenin se desplazaba por Moscú en un automóvil junto con su hermana, un conductor y un guardaespaldas cuando fue interceptado por una pandilla. Lenin pensó que era una patrulla revolucionaria y mandó parar para mostrar los documentos. Los bandidos le quitaron el carné de identidad y la pistola y también se llevaron el automóvil, dejando a los pasajeros en la calle. De camino, al ver los papeles se dieron cuenta del botín que habían perdido: podrían haber cambiado al rehén, el presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo de Rusia, por todos los pandilleros presos en Moscú.

Los atentados contra el líder provocaron que los bolcheviques lanzaran varias campañas de terror y hostigamiento: se ordenó tomar rehenes y fusilarlos si continuaba la resistencia contra el nuevo poder comunista.

El “terror rojo” acabó con la vida de aristócratas, intelectuales, clérigos, ingenieros, militares… todos considerados representantes de la burguesía que, según Lenin, debía ser eliminada como clase social. Los adversarios —los blancos— tampoco descartaron el derramamiento de sangre de los rojos. Se calcula que durante la guerra civil rusa perecieron más de dos millones de personas.

Las víctimas más notables fueron el zar Nicolás II, su familia y sus sirvientes. En total 11 personas, que permanecían presas desde marzo de 1917, fueron fusiladas en Ekaterimburgo en la noche de 17 de julio de 1918. Oficialmente se anunció que había sido una decisión unilateral del Soviet de los Urales, sin que Lenin estuviera al tanto. En realidad no existen documentos escritos pero las investigaciones realizadas en la época moderna demuestran que Lenin dio su consentimiento. Los restos de los Románov y de su entorno fueron encontrados en 1991 y ahora yacen en la catedral de la fortaleza de Pedro y Pablo en San Petersburgo.

En 1922 finalizó la guerra civil. Lenin se dedicó a la búsqueda de vías para sacar al país del abismo económico. En vez de la política de “comunismo de guerra” con la confiscación total de los alimentos, a los campesinos les fue asignado un plan individual de entrega de determinadas cantidades de productos. El resto lo podían vender en mercados libres.

Lenin trazó la “nueva política económica”, que suponía una apertura para pequeñas empresas privadas del sector del comercio mientras que las empresas claves se quedaban en manos del Estado. Se abrió el camino a las inversiones extranjeras. El líder bolchevique llegó a la conclusión de que en espera de la revolución proletaria mundial había que proceder a la construcción del socialismo en un solo país.

En diciembre de 1922 bajo la tutela de Lenin se fundó la Unión de la Repúblicas Socialistas Soviéticas. En aquel entonces la componía la Federación de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y la Federación de las Repúblicas Transcaucásicas. El territorio, recursos humanos, económicos y culturales de la Unión equivalía casi al antiguo Imperio ruso. Ante Lenin se abría un vasto campo para actuar pero el destino no le permitió hacerlo.

Moribundo

El 30 de diciembre de 1920 Lenin, durante una sesión del grupo parlamentario bolchevique del VIII Congreso de los Soviets, dijo: “Es una desgracia pero estoy muy enfermo. No puedo decirles nada más”.

Desde aquel entonces comenzó a pasar más tiempo en la aristocrática mansión Gorki, a las afueras de Moscú, que en su despacho en el Kremlin. Los médicos consideraban que el debilitamiento físico y los constantes dolores de cabeza eran consecuencias del estrés sufrido en los últimos años y de la herida en 1918: supuestamente, la bala de la pistola de Kaplán contenía veneno con acción retardada.

En diciembre de 1922 Lenin sufrió un derrame cerebral que le hizo perder la movilidad de la pierna y el brazo derechos. Más tarde llegó una leve recuperación que permitió al líder revolucionario escribir varios artículos sobre las cuestiones económicas y la administración del Estado soviético, así como su famosa carta al Congreso. En la misma Lenin caracterizó brevemente a su círculo de colaboradores y, en especial, a Iósif Stalin, al que calificó de demasiado caprichoso, poco educado, poco paciente y poco leal. “El camarada Stalin, al convertirse en secretario general, concentró en sus manos un poder inmenso y no estoy seguro de que sea capaz de utilizarlo con suficiente prudencia”, escribió Lenin.

A principios de marzo de 1923 Lenin sufrió el segundo ataque, que le privó del habla. El 15 de mayo el personal de la sede del Gobierno soviético en el Kremlin, oculto tras las cortinas de las ventanas, miraba partir el automóvil al que llevaron al enfermo en una camilla. Lenin vivió ocho meses más en Gorki y murió, víctima del tercer derrame cerebral, el 22 de enero de 1924. Su cuerpo embalsamado yace en el mausoleo de la Plaza Roja de Moscú.

Después de la desaparición en 1991 de la obra maestra de Lenin —la Unión Soviética— varios políticos y personalidades de la cultura se pronunciaron a favor de sacar la momia del mausoleo y sepultarla, junto con el cerebro del revolucionario (que se conserva en el Instituto Científico del Cerebro) en el cementerio de Vólkovo de San Petersburgo al lado de la tumba de su madre. La posición oficial de las autoridades rusas es dejar la decisión a las generaciones futuras. Según los expertos, la momia puede mantenerse intacta varias décadas más.

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