Lapti

Lapti RIA Novosti / Serguéi Samojin

Durante muchos siglos los lapti (en singular lápot), una especie de zapatos o alpargatas tejidos con corteza de árbol o líber, fue el principal calzado de la población rural, es decir, del 90 % de los rusos. Son probablemente el calzado más conocido en el territorio del país y uno de los más antiguos. Las primeras alusiones a los lapti datan de los siglos XVI-XVII, aunque hallazgos en yacimientos neolíticos de agujas para tejer corteza hacen sospechar que ya entonces se pudieran utilizar.

Loszapatos se tejían con la corteza de diferentes especies de árbol: tilo, abedul, olmo, roble o sauce. Para su elaboración se usaba una horma de madera y una aguja especial de hierro o hueso.

Elaboración

Los lapti se tejían de diferentes maneras en función de las necesidades del futuro usuario y de la región donde viviera. Existían modelos de verano, de invierno, modelos que se ponían solo para trabajar en el campo, o para las fiestas, etc. A veces tenían una suela de cuero, o incluso se pintaban si eran para los días festivos. En las temporadas frías se calzaban calcetines de lana y en verano, sobre medias.

Para encontrar el material necesario para su elaboración, los campesinos se dirigían en primavera a los bosques y extraían la corteza de los árboles. A menudo, los árboles resultaban dañados tras esa operación. Tal vez a eso se deba la típica expresión rusa “descortezar como a un tilo”, o sea, pelar, dejar sin nada.

La corteza se conservaba hasta el momento en que el campesino quisiera hacer un par de lapti ordinario. Antes de empezar el trabajo, la corteza se ponía en agua tibia, se dejaba macerar y luego se le quitaba la parte exterior. Se calcula que para hacer unos 300 pares de lapti se necesitaba una carreta de líber, unos 40-60 manojos.

En un día se podía hacer uno o dos pares de lapti. Normalmente, cada familia elaboraba su propio calzado en el tiempo libre o después del trabajo o durante las largas noches de invierno. Solo con el tiempo en algunas regiones del país surgieron profesionales que se dedicaban al oficio. En la mayoría de los casos eran hombres. A los niños se les enseñaba este oficio a partir de los siete u ocho años.

Los niños se iniciaban en el mundo del lápot con un pequeño ritual: El primer par hecho por sus manos se quemaba en una sartén en la estufa, luego las cenizas se mezclaban con miga de pan y se comían. Se creía que así al niño nunca se le olvidaría tejer.

La leyenda dice que incluso el emperador ruso Pedro el Grande aprendió este oficio y los lapti que él hizo se encontraban entre sus pertenencias en el Hermitage, pero se perdieron a principios del siglo XX o durante los acontecimientos de la Revolución de Octubre.

Sin embargo, este calzado artesanal no era muy duradero. Antes de emprender un largo viaje, el campesino tenía que preparar unos cinco o siete pares. Normalmente un par se desgastaba en cuatro días en la temporada de labranza estival, mientras que en invierno solía durar diez días. Por eso los campesinos tenían que estar tejiéndolos continuamente. Debido a su alto precio, las botas eran un lujo inaccesible para la gente humilde.

Los lapti en la actualidad

Los lapti fueron populares durante muchos siglos. Durante los primeros años de la época soviética se usaban mucho, hasta los soldados del Ejército Rojo los calzaban en verano y solo en invierno usaban valenki (calzado hecho de fieltro). Los podemos encontrar incluso en épocas más recientes: tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el país estaba en ruinas y faltaba dinero, la vida debía continuar su actividad normal y esto hizo que en algunas aldeas se conservara  la demanda de este calzado.

En la época anterior a la Revolución de Octubre, los lapti eran un símbolo de buena suerte como, por ejemplo, la herradura de los caballos, pero en la era soviética se convirtieron en el símbolo de la pobreza, de la cuna humilde y hasta de la ignorancia y falta de cultura, por eso a la Rusia de la época pre revolucionaria se le calificaba a menudo de “la Rusia de los lapti”, o sea, la Rusia atrasada.

Actualmente, los lapti son un suvenir.Los verdaderos maestros de este oficio ya casi no existen.

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