Lev Tolstói

Lev Tolstói RIA Novosti

Lev (en ocasiones llamado “León”) Tolstói es mundialmente conocido como uno de los más grandes e insignes escritores europeos y de la literatura universal de todos los tiempos. Sus obras más famosas, Anna Karénina, Guerra y paz y Resurrección, son leídas por millones de lectores en todo el mundo y continúan inspirando a los cineastas rusos y de otros países.

Del fracaso escolar al frente de guerra

Tolstói fue el cuarto hijo de un noble terrateniente y de la también noble y acaudalada María Volkónskaya. Nació en la finca familiar de Yásnaya Poliana (al suroeste de la ciudad Tula) en 1828. El muchacho quedó huérfano siendo muy joven y fue educado por sus tías.

En 1843, a la edad de 16 años y tras 2 años de intensa preparación, Tolstói ingresó en la Universidad de Kazán, donde se matriculó en la Facultad de Letras para aprender lenguas orientales, aunque luego abandonó la carrera para cursar Derecho. Sin embargo, no disfrutaba de las clases y los cambios no produjeron mejoras en sus pésimos resultados académicos. Los profesores lo describían como una persona poco capaz y que además no deseaba estudiar. Tolstói dejo los estudios, regresó a la finca familiar y empezó a pasar temporadas en Moscú y en San Petersburgo. Su vida entonces bullía en creatividad. Tenía intereses muy variados: la literatura, la música, y además cumplía con el servicio militar obligatorio. Se movía en la alta sociedad, pasando noches en múltiples salas de baile y jugando a las cartas sin descanso; resistía asombrosamente las bebidas alcohólicas y obtenía con notable facilidad los favores de las mujeres.

En 1851, ahogado bajo las deudas contraídas por el vicio del juego y después de la declaración de guerra con Turquía, su hermano Nikolái, teniente de artillería, lo instó a ir con él al Cáucaso, al valle de Térek, donde pasó tres años sirviendo en el Ejército.

Ahí mismo Tolstói comenzó a escribir. El 2 de julio de 1852 terminó su primera novela corta, titulada Infancia, que, al igual que Adolescencia y Juventud, estuvo inspirada en sus propias memorias.

Su primera obra lo convirtió ya en un escritor famoso.

Al estallar la guerra de Crimea en 1853 contra el Imperio otomano, llevado por el patriotismo y los sueños de batallas, pidió ser destinado al frente. Sus impresiones al ingresar en la brigada de artillería y ser testigo de tanto sacrificio y heroísmo en la campaña de Sebastopol dieron sus frutos: además de obtener unos cuantos premios, escribió La tala del bosque y Relatos de Sebastopol, que aumentaron su fama. Tolstói se reincorporó a la frívola vida de San Petersburgo sintiendo en su interior un gran vacío e inutilidad.

El propio autor escribe sobre esa etapa de su vida: “He adquirido la convicción de que casi todos eran hombres inmorales, malvados, sin carácter, muy inferiores al tipo de personas que yo había conocido en mi vida de bohemia militar. Y estaban felices y contentos, tal y como puede estarlo la gente cuya conciencia no la acusa de nada”.

Inspiración y grandes obras

En 1857 viaja por Europa interesándose por los sistemas educativos del Viejo Continente. Allí encontró las ideas pedagógicas revolucionarias que le empujarían a abrir una escuela para pobres y siervos y al mismo tiempo fundar un periódico sobre temas didácticos al que puso por nombre “Yásna0ya Poliana”. La enseñanza en su institución era completamente gratuita. Los estudiantes podían entrar y salir de clase a su antojo y jamás, por ningún motivo, se procedía al mínimo castigo. La escuela estaba ubicada en una casa próxima a la residencia de Tolstói y la base de la enseñanza era el Antiguo Testamento. El mismo Tolstói enseñaba allí. En el 1860 regresó a Europa, donde visito más escuelas. El fruto no tardó en aparecer y publicó artículos y manuales sobre varias asignaturas basados en la experiencia de su viaje al extranjero. 

A pesar de ser una persona acostumbrada a meditar sobre la muerte, el trágico fallecimiento de su hermano Nikolái, acaecido el 20 de septiembre de 1860, le produjo una extraordinaria conmoción. Se estableció definitivamente en Yásnaya Poliana al año siguiente, 1861, el año que marcó su vida. Se casó con Sofia Bers, hija de un médico moscovita con quien compartió toda su vida y quien dio a luz a sus trece hijos. Su abnegación y sentido práctico fue el complemento ideal para un hombre encerrado en sus propias fantasías y Sofia se convirtió en su fiel secretaria. Los siguientes 20 años la familia vivió en Yásnaya Poliana y raramente iba a Moscú. En la tranquilidad de la vida rural, Tolstói tenía tiempo e inspiración para escribir.

Entre los años 1865 y 1869 el novelista escribe una de sus obras más famosas: Guerra y paz. La mundialmente conocida epopeya trata de la invasión de Rusia llevada a cabo por Napoleón en 1812. En ella se recrean las vidas de 580 personajes históricos reales entre otros creados por el autor. Cabe destacar que el manuscrito fue pacientemente copiado siete veces por la esposa a medida que el escritor corregía; también era ella quien se ocupaba de la educación de los hijos, de presentar a las niñas en sociedad y de gestionar el patrimonio familiar. Guerra y paz comenzó a publicarse por entregas en la revista El Mensajero Ruso y pronto fue traducida a multitud de lenguas.

Su conocida obra Anna Karénina (1873-77) cuenta la historia de una pasión adúltera de una mujer de la alta sociedad, atrapada en las convenciones sociales. Esa búsqueda del amor, la felicidad familiar y el sentido de la vida en el ambiente del siglo XIX fueron adaptadas más de una vez al cine por guionistas rusos, europeos y estadounidenses.

Espiritualidad

Tras concluir la novela, Tolstói sufrió una profunda crisis. En el año 1880, comenzó a verse a sí mismo más como un sabio y líder moral que como escritor. Reflexionaba sobre temas como la fe, la ciencia, el arte, la justicia o el matrimonio. Su búsqueda de la espiritualidad le llevó a abandonar sus trabajos anteriores.

Su teoría y las ideas sobre la “no violencia activa” expresadas en libros como El reino de Dios está en vosotros se adelantaron a su tiempo y tuvieron un profundo impacto en grandes pensadores del siglo XX como Mahatma Gandhi o Martin Luther King.

Vivió sus últimos años compartiendo casi todo su tiempo con humildes campesinos, arando y haciendo acopios, predicando con el ejemplo su doctrina de la pobreza, trabajando como zapatero durante varias horas al día y repartiendo limosna. Llegó a creer que no merecía su heredada prosperidad. No podía comprender las extravagancias, se abstenía de fumar y beber alcohol, se alimentaba de verduras y dormía en un duro catre.

Se distanció bastante de su familia. Por último, concibió la idea de terminar sus días en un retiro humilde. Tolstói, de 82 años de edad, partió en la madrugada del 10 de noviembre de 1910 de su finca familiar con un pequeño baúl en el que metió su ropa interior y unos pocos libros, tras explicar a su esposa en una carta sus intenciones.

Durante algunos días nada se supo de él pero el 14 de noviembre Tolstói sufrió un grave ataque pulmonar que lo obligó a detenerse y a buscar refugio en la casa del jefe de estación de ferrocarril de Astápovo, donde recibió los solícitos cuidados de la familia del funcionario. Su mujer llegó antes de que Tolstói falleciera pero no quiso turbar la paz del moribundo y no entró en la alcoba hasta después del final. Le dijeron, aunque no sabemos si la anciana pudo encontrar consuelo en esa filantropía tan injusta con ella, que sus últimas palabras habían sido: “Amo a muchos”.

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