Iván VI
Iván VI nació el doce de agosto de 1740 en San Petersburgo. Era bisnieto de Iván V, hermano mayor de Pedro I (1682-1725) y monarca junto con este de 1682 a 1696. Su camino hacia el trono y su vida estuvieron llenos de contratiempos y fatalidades. La mayor parte de su vida fue “la máscara de hierro” rusa, como el enigmático prisionero francés de la época del rey Luis XIV, personaje de la famosa novela de Alexandre Dumas.
Testamento de la emperatriz Ana
Testamento de la emperatriz Ana
La emperatriz Ana I no tenía herederos directos legítimos pero deseaba que el trono ruso después de su muerte quedara en manos de los familiares más cercanos y, en concreto, en las de los descendientes de su padre, Iván V. Ya en 1732 Ana dejó escrito en su testamento que la corona recaería en el futuro primer descendiente masculino de su joven sobrina Ana Leopóldovna, que en aquel entonces tenía solo catorce años.
Iván, el hijo mayor de Ana Leopóldovna, nació en 1740, dos meses antes del fallecimiento de Ana I. De esta manera se convirtió en emperador con tan solo unos meses de vida. Debido a su minoría de edad, Ernst Johann von Biron asumió la regencia de Rusia. De origen alemán, Von Biron fue el favorito de Ana I durante todo su reinado y siempre tuvo una sólida influencia en todas sus decisiones, ya fueran personales o políticas.
A pesar de que Von Biron fue nombrado regente de manera legal —su candidatura había sido aprobada por la mayoría de los ministros y consejeros de la emperatriz Ana—, desde el principio los padres de Iván VI, Ana Leopóldovna y el duque Braunshweing Lunenburg, estuvieron muy descontentos con la decisión y finalmente organizaron un golpe militar. Los efectivos de la guardia imperial, comandados por el mariscal de campo Burkhard Christoph von Münnich, detuvieron a Von Biron y lo despojaron del poder. Ana Leopóldovna fue proclamada regente yVon Biron fue mandado al exilio, del que no volvió hasta el reinado de Pedro III (1761-1762).
Una vez en el poder, Ana Leopóldovna —de veintidós años de edad—, no se sintió capaz de gobernar el país. Así, la autoridad para tomar todo tipo de decisiones de Estado pasó, en primer lugar, a manos de Von Münnich y, luego, al conde Ostermann, otro noble de la corte de origen alemán.
Un año después, en 1741, tuvo lugar un nuevo golpe de Estado. La hija del emperador Pedro I, Isabel, apoyada por los oficiales del regimiento Preobrazhenski —el más antiguo y una de las más prestigiosas unidades de la guardia imperial rusa—, arrestó a Ostermann, a Iván VI, a sus padres y a toda su corte.
Ostermann fue condenado a la pena de muerte pero la emperatriz sustituyó la ejecución por el exilio perpetuo.
En cuanto a Iván, Ana Leopóldovna y su marido, el duque Braunshweing, Isabel I quería deportarlos a todos fuera Rusia. Sin embargo, consideró que, una vez libres en el extranjero, podrían amenazar su poder desde allí, por lo que toda la familia resultó encarcelada.
El treinta y uno de diciembre de 1741 la emperatriz ordenó que todos los ciudadanos entregaran a las autoridades toda moneda con la imagen de Iván VI. Las cantidades recogidas fueron mandadas a refundición. Poco después, fue emitida otra orden: eliminar todos los retratos del antiguo emperador y sustituir todos los documentos (pasaportes, contratos comerciales, etc.) que llevaran su nombre.
En 1742, la antigua familia real fue clandestinamente trasladada desde la cárcel a la fortaleza de Daugavgrīva,en los alrededores de Riga. Dos años después, fueron trasladados a la fortaleza de Oranienburg (ahora Chaplyguin), a unos 400 kilómetros de Moscú. El lugar no le pareció muy seguro a la emperatriz y la familia fue llevada al norte de Rusia, a la localidad de Jolmogory, en la región de Arjánguelsk. Tantos viajes afectaron mucho la salud de Ana Leopóldovna, que en 1746, a la edad de veintiocho años, falleció.
Apenas la familia llegó a Jolmogory, Iván, con poco más de seis años de edad, fue separado para siempre de sus padres y mantenido aislado. En 1756 tampoco el “refugio” en Jolmogory le pareció lo suficientemente seguro a Isabel I, que seguía temiendo un golpe de Estado.
Iván fue trasladado entonces a la fortaleza de Shlisselburg, a treinta y cinco kilómetros de San Petersburgo, y encarcelado en una celda solitaria. Allí tuvo que repetir el destino del hombre de la máscara de hierro, un misterioso personaje francés de la época de Luis XIV.
A diferencia del personaje de Alexandre Dumas, Iván no llevaba máscara. Sin embargo, en la fortaleza estaba confinado a un severo régimen de aislamiento absoluto. No tenía permiso para ver a ningún ser humano. Incluso perdió su nombre: su “título” oficial pasó a ser “cierto preso”. A pesar de todo esto, los documentos testimonian que Iván conocía la escritura, sabía de su origen imperial y soñaba con vivir tranquilamente en un monasterio.
Con el paso de los años el encarcelado empezó a mostrar señales de trastorno mental, aunque sus guardias aseguraban que únicamente fingía.
En 1761, cuando Pedro III (nieto de Pedro I) llegó al poder después de la muerte de Isabel I, las condiciones carcelarias para Iván VI no cambiaron.
Unos meses después el poder pasó a manos de la esposa de Pedro III, Catalina II. Pero “el hombre sin la máscara de hierro” tampoco tuvo alivio, a pesar de que la nueva emperatriz lo visitó y comprobó que su comportamiento era el propio de un enfermo mental.
Mientras Iván VI estuvo encarcelado, se emprendieron numerosos intentos de liberarlo por la fuerza. El último, en 1764, acabó con su vida.
Uno de los oficiales que estaba de guardia vigilando la fortaleza, el subteniente Vasili Miróvich, al saber que “cierto preso” era el derrocado emperador ruso, organizó una revuelta en la que convenció para participar a una parte de la guarnición.
El intento fracasó: en respuesta a la demanda de Miróvich de capitular, los carceleros de Iván VI apuñalaron al joven y solo después entregaron el cuerpo a los vencedores. Habían actuado en plena conformidad con la instrucción de Catalina II: matar a Iván VI frente a una amenaza real. Aquella instrucción estipulaba que los carceleros tenían que acabar con la vida del preso, incluso si les era presentada una orden de liberar al joven firmada por la emperatriz misma.
Vasili Miróvich fue detenido y decapitado en septiembre de 1764.
Iván VI murió antes de cumplir veinticuatro años. Hasta el siglo XXI, los historiadores estaban seguros de que “cierto preso” estaba enterrado en el territorio de la fortaleza de Schlisselburg. Sin embargo, en 2010 en los alrededores de la iglesia de la Asunción de Santa María en Jolmogory, localidad donde el joven pasó doce años preso, los arqueólogos hallaron los restos de un hombre joven con un orificio en el omóplato izquierdo producido por una espada. Los expertos admitieron entonces la alta probabilidad de que los restos pertenecieran a Iván VI. Sin embargo, hasta ahora esta versión no se ha podido demostrar.
Hasta este hallazgo se consideraba que los restos de Iván VI se encontraban en la última fortaleza en la que estuvo recluido. Sin embargo, la práctica totalidad de las tumbas de los presos de Shlisselburg son anónimas. Los demás emperadores rusos, a excepción de Pedro II, yacen en la catedral central de la fortaleza de Pedro y Pablo en San Petersburgo.