Personalidades religiosas
Serafín de Sarov, uno de los santos más venerados en Rusia, vivió entre los años 1754 y 1833 y ya entonces predijo las guerras y revoluciones que estremecerían al país en el siglo XX. Casi dos siglos después de su muerte, su sepulcro sigue siendo lugar de peregrinación.
El patriarca Nikon vivió en el siglo XVII y fue una personalidad destacada de la Iglesia ortodoxa rusa. El religioso pasó a la historia por promover la reforma que cambió la parte externa y espiritual del culto y que además produjo un cisma dentro de la Iglesia rusa.
Los santos Pedro y Febronia de Múrom son una suerte de Romeo y Julieta rusos, aunque su historia no terminó en tragedia. Los enamorados, príncipe y plebeya, se casaron y tuvieron una vida larga y feliz. Murieron el mismo día y sus cuerpos yacen juntos en el mismo ataúd.
El patriarca Alejo II (en ruso "Alexí II") encabezó la Iglesia ortodoxa rusa en el período comprendido entre los años 1990 y 2008. En esta época las instituciones religiosas rusas lograron recuperar de nuevo el poder espiritual y conseguir la confianza de los creyentes.