Teodoro III

Teodoro III

Monarca ilustre

Teodoro III (Fiódor Alexéyevich Románov), hijo de Alejo I, nació en Moscú el treinta de mayo de 1661. Su mentor intelectual fue Simeón de Polotsk, una de las personalidades más destacadas de la época, que le enseñó el idioma polaco y latín. Teodoro escribió numerosos cánticos religiosos, uno de los cuales sigue entonándose en la actualidad. Más adelante, siendo ya el soberano de Rusia, Teodoro esbozó el proyecto de la primera escuela laica superior del país, la academia eslavo-greco-latina. El zar recopiló libros y su biblioteca fue una de las más extensas de la época (incluía libros de partituras). Le gustaban así mismo las bellas artes, se interesaba por la arquitectura e incluso diseñó personalmente el proyecto de uno de los palacios del kremlin de Moscú.

El zar organizó orfanatos y albergues para los desposeídos y decretó la creación de escuelas donde los hijos de las familias pobres pudieran aprender diferentes oficios.

Reformador

Teodoro III destacó por ser independiente e insistente en las reformas. No lo detuvo ni su juventud —ascendió al trono a los catorce años— ni la enfermedad hereditaria que padecía.

En primer lugar reformó el sistema fiscal del país: suspendió numerosos tributos con la introducción de un impuesto único. Uno de los principales cambios de la época fue la abolición del méstnichestvo. Según la ley vigente en aquella época, el nivel de nobleza familiar de los boyardos rusos estaba ligado directamente con el puesto (“mesto” en ruso) que un aristócrata pudiera ocupar dentro del servicio estatal. En este caso, un joven noble y muy capacitado nunca obtendría un mesto —puesto oficial de importancia— que ya estuviera destinado de antemano a otro joven noble de pobre desempeño mental pero con un padre o tío que ya hubiera ejercido anteriormente el mismo cargo.  

El zar fortaleció el papel de la Duma, el cónclave de boyardos que se reunía para discutir y tomar decisiones de Estado. El número de los miembros fue triplicado en comparación con la época de su padre, Alejo I. Para la Duma se estableció un horario fijo: cinco horas de trabajo después de la salida del sol y cinco horas antes del ocaso con un receso para almorzar. Los boyardos debían analizar los asuntos estatales sin la presencia del zar, al que acudían únicamente en los casos difíciles.

De la misma manera fueron reorganizadas las obligaciones de los prikazy (ministerios medievales rusos) y se elevó el número de empleados para acelerar los trámites burocráticos. La duración del proceso de instrucción y juicio para los criminales comunes se redujo a un máximo de cien días. Dejaron de cortar las manos a los ladrones: los desterraban enteros a Siberia.

Entre otras reformas se introdujo la prohibición para los voyevody —gobernadores regionales— de gestionar fondos públicos, medida que obstaculizó el enriquecimiento ilícito; se redujo la cantidad de impuestos y se aplicó el ordenamiento de todos los tributos restantes para mejorar su recaudación. Las medidas fiscales facilitaron al zar los recursos financieros necesarios para llevar a cabo una política exterior más atrevida y audaz.

El país más extenso de Europa

Para apoyar las actividades internacionales, el zar reformó el Ejército, que quedó convertido en su mayor parte en una organización profesional. Todos los nobles fueron alistados y a los desertores se les amenazó con embargarles las haciendas. A los nobles que estaban en el Ejército o se desempeñaban bien en el servicio civil y no disponían de tierras se les ofrecieron terrenos baldíos. Teodoro III ordenó desplazar las líneas fronterizas al sur del país y avanzar entre 100 y 200 kilómetros las posiciones de las fronteras. De esta manera Rusia obtuvo unos 30 000 kilómetros cuadrados de tierras fértiles. Anteriormente este territorio se llamaba “tierras salvajes”, zonas donde casi no había gente asentada por el miedo a las incursiones de los tártaros de Crimea.

Contra estos enemigos eternos de Rusia y contra sus aliados turcos Teodoro III sostuvo una guerra que fue exitosa para los rusos (1672-1681). El zar ordenó incluso construir una flota de pequeñas embarcaciones de remo con la que atacó a los tártaros en sus tierras natales (península de Crimea). Los rusos obtuvieron varias victorias, en especial, en los alrededores de la fortaleza de Chiguirin, en Ucrania.

Los éxitos militares permitieron establecer nuevos asentamientos en las tierras conquistadas, que incluían una gran parte de Ucrania, hasta la margen izquierda del río Dniéper. Las propiedades de los nuevos terratenientes se protegían con una línea de defensa que se extendía cientos de kilómetros con decenas de fortalezas y con guarniciones permanentes.

Vida personal infeliz

Teodoro III no fue muy feliz en su vida personal. Su primera esposa, Agafia Grushétskaya, murió un año después de la boda durante un parto en el que el bebé tampoco sobrevivió. Dos años más tarde el zar se casó con Marfa Apráxina, pero esta unión conyugal duró solo dos meses: Teodoro III falleció el veintisiete de abril de 1682 sin dejar herederos. El hermano de Teodoro se convirtió en el nuevo gobernante de Rusia: el emperador Pedro I el Grande.

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