Spútnik

Spútnik RIA Novosti / Serguéi Piatakov

El cuatro de octubre de 1957 a las 22:48, hora de Moscú, la humanidad entró en una nueva época. La Era Espacial comenzó cuando la Unión Soviética puso en órbita el primer satélite artificial de la Tierra. La primera velocidad cósmica, calculada hasta entonces teóricamente, por primera vez en la historia fue alcanzada en la práctica. La palabra rusa “spútnik”, que significa “satélite”, entró en los idiomas de todos los pueblos del mundo.

Desde 1949 la Unión Soviética estaba investigando las capas superiores de la atmósfera y del espacio a través de los cohetes geofísicos, que podían levantar el peso de aparatos científicos (primero de hasta varios centenares de kilos y luego de hasta varias toneladas) a unos 500 kilómetros de altura o más. Prácticamente todos los cohetes balísticos elaborados por la URSS para fines defensivos se utilizaron también para la exploración del espacio.

El lanzamiento del primer satélite de la historia humana estuvo precedido por un trabajo titánico de cálculos y experimentos realizado por los investigadores encabezados por el ingeniero aeroespacial, Serguéi Koroliov, quien en 1946 fue nombrado diseñador general de cohetes balísticos.

Antecedentes

Tras la elaboración del cohete balístico de dos etapas R-7 para llevar un satélite al espacio, en 1956 se firmó la orden de lanzar en 1957 o 1958 el llamado “Objeto D”, un complicado aparato que podía pesar hasta unos 1400 kilógramos de peso y que portaría 300 kilógramos de equipos científicos. Pero, para fines de 1956 se hizo evidente que al equipo de este proyecto no se le podía fijar un plazo. Entonces, Koroliov propuso que, en vez de enviar un laboratorio espacial entero, se pusiera en órbita un minúsculo satélite para no perder la ventaja sobre ante los estadounidenses, que tenían programado un lanzamiento de un aparato similar en 1958. La propuesta fue aprobada por las autoridades del país.

El nombre oficial del aparato fue el Satélite Artificial Terrestre (ISZ por sus siglas en ruso). Este primer cuerpo celeste hecho por el hombre fue lanzado por el cohete portador R-7 desde el polígono experimental del Ministerio de Defensa de la URSS, posteriormente llamado Baikonur, situado en Kazajistán.

El aparato cósmico PS-1 (las siglas provienen de las palabras rusas “satélite simplísimo”) tenía una forma de esfera de 58 centímetros de diámetro, pesaba 83,6 kilógramos y estaba equipado con cuatro antenas de entre 2,4 y 2,9 metros de largo para la emisión de señales de los transmisores con baterías.

Lanzamiento

Pasados 295 segundos del lanzamiento, la etapa central del cohete que contenía el satélite fue puesta en la órbita elíptica a una altura de 947 kilómetros en el apogeo y 288 kilómetros en el perigeo. 315 segundos tras el despegue, el satélite artificial se separó del cohete, y fue entonces cuando todo el mundo oyó sus señales de llamada.

La nave obtuvo información sobre la densidad de las capas altas de la atmósfera y la propagación de ondas de radio en la ionosfera.

Los instrumentos y fuentes de energía eléctrica estaban alojados en una cápsula que también incluía transmisores de radio operando a 20,007 y 40,002 MHz (alrededor de 15 y 7,5 m en longitud de onda). Las emisiones se realizaron en grupos alternativos de 0,3 segundos de duración. El envío a la Tierra de la telemetría incluía datos de temperatura dentro y sobre la superficie de la esfera.

El PS-1 permaneció en órbita 92 días, hasta el cuatro de enero de 1958. Realizó 1.440 giros alrededor de la Tierra, es decir, recorrió cerca de 60 millones de kilómetros. Sus transmisores funcionaron durante dos semanas después del lanzamiento.

El escritor de ciencia ficción Ray Bradbury escribió sobre el inicio de la era cósmica: “Aquella noche, cuando el Spútnik por primera vez cruzó el cielo, levantaba la vista y pensaba en la predestinación del futuro. Aquella estrella que se movía impetuosamente de un lugar del cielo hacia el otro era el futuro de toda la humanidad. (…) Aquella chispa en el cielo hizo inmortal a la humanidad. La Tierra de todas maneras no podría seguir siendo nuestro albergue para siempre porque un día u otro le espera la muerte por frío o por recalentamiento. La humanidad está predestinada a ser inmortal, y aquel fuego en el cielo fue el primer vislumbre de la inmortalidad…”

Después del Spútnik

El PS-1, o Spútnik 1, fue el primero de una serie de aparatos que formaron parte del programa Spútnik de la Unión Soviética y se planeó como una contribución al Año Geofísico Internacional (1957-1958), establecido por la ONU. Tres de estos satélites artificiales terrestres (Spútnik 1, Spútnik 2 y Spútnik 3) alcanzaron la órbita. El Spútnik 4, que ya fue el prototipo de la nave “Vostok”, diseñada para llevar al hombre al espacio, fracasó en su vuelo de prueba con un maniquí de un hombre a bordo. Los próximos Spútniks llevaron y trajeron de regreso exitosamente animales y equipo al espacio, preparando el camino para el primer hombre que viajaría al cosmos.

El lanzamiento del PS-1 provocó en Estados Unidos la llamada “Crisis de Satélites” al entender que la URSS les había dejado atrás en la exploración del espacio. Fue entonces cuando se creó la NASA y la DARPA y se intensificó “la carrera espacial” entre las dos naciones.

En 1967 la Federación Internacional de Astronáutica proclamó el cuatro de octubre de 1957 Día del comienzo de la Era Espacial de la humanidad.


 
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