Piotr Stolypin

Piotr Stolypin RIA Novosti

A Piotr Stolypin, el gobernador provincial más joven del Imperio ruso, primer ministro y reformador del sistema económico nacional, durante su vida lo odió tanto la derecha —miembros de los partidos ultranacionalistas y monárquicos— como la izquierda —liberales y socialistas rusos—. En la época soviética su Gobierno fue condenado por las represalias contra los revolucionarios y por el “saqueo” de los campesinos. Hoy en día Stolypin es respetado tanto por los demócratas liberales como por los nacionalistas.

Talento administrativo y valentía personal

Sin miedo

Reforma agraria: proyecto clave

Planes para veinte años de tranquilidad

Talento administrativo y valentía personal

Piotr Stolypin nació el catorce de abril de 1862. Su padre era general y atamán (máximo jefe) de las tropas cosacas de la región de los montes Urales y su madre aristócrata de una antigua familia de príncipes rusos. Entre los años 1881 y 1885 estudió física y matemáticas en la Universidad de San Petersburgo. Uno de sus profesores fue Dmitri Mendeléyev, quien destacó la predilección del estudiante por las ciencias exactas y le predijo una brillante carrera científica.

Sin embargo, Piotr Stolypin optó por el desempeño administrativo, donde cosechó grandes éxitos. En 1902 fue nombrado gobernador de la provincia de Grodno, donde pronto propuso un programa de reformas económicas y sociales que incluían mejoramientos de los terrenos, créditos para la agricultura y seguros sociales. Se trataba de transformaciones cruciales ya que la economía del Imperio ruso se basaba esencialmente en la agricultura.

En febrero de 1903 el zar Nicolás II asignó a Stolypin el gobierno de la provincia de Sarátov. Al frente de la región, el gobernador más joven del país (tenía 41 años) se enfrentó a numerosas sublevaciones provocadas por la desigualdad en la posesión de tierras. En sus revueltas, los campesinos se apoderaban de las propiedades de los grandes terratenientes y quemaban sus haciendas.

Con un pequeño convoy de cosacos Piotr Stolypin recorría las aldeas para convencer a los campesinos de que calmasen los ánimos. Un día, mientras ejercía esta actividad, estuvo a punto de morir: durante una conversación con unos agricultores rebeldes se le acercó un hombre con un hacha en la mano. Stolypin se quitó el abrigo y le pidió que lo sostuviera. El hombre se quedó perplejo con la prenda en las manos mientras el gobernador continuó la charla. Este fue el primer atentado de los once que Stolypin sufrió durante su vida.

El zar destacó el papel del gobernador de Sarátov en la pacificación de los campesinos y en abril de 1906 lo convocó a la capital del Imperio para ocupar la cartera de ministro del Interior, segundo cargo más importante en el gabinete de ministros. En julio del mismo año fue nombrado presidente del Gobierno.


Sin miedo

Los historiadores opinan que este nombramiento correspondió tanto a la procedencia noble de Stolypin como a la casualidad. Estaba en auge la primera revolución rusa, comenzada en 1905 debido a la crisis económica, política y militar del Imperio, y el arma predilecta de los revolucionarios era el terror. Se estima que en los tres años revolucionarios fueron asesinados unos 9000 policías, terratenientes, funcionarios públicos y entre ellos, los de más alto nivel: gobernadores y ministros.

La élite administrativa rusa tenía miedo. El Gobierno del zar Nicolás II experimentó un déficit de funcionarios y en esta situación Piotr Stolypin se presentó como un hombre fuerte que podía dominar la situación. Estaba al corriente de la necesidad de reformas y del peligro que acompañaba su realización, tanto, que dejó escrito un testamento en el que pedía que lo sepultaran en el lugar de su asesinato.

Tan solo un mes después de asumir la presidencia del Gobierno, Stolypin sobrevivió a un atentado que costó la vida a 33 personas e hirió a otras 32 que esperaban para una audiencia con el primer ministro en su casa, situada en la isla de Aptékarski, en San Petersburgo. Dos terroristas disfrazados de policías detonaron una bomba en la sala de espera. El jefe de Gobierno salió ileso pero dos de los seis hijos que tuvo con Olga Neidgardt, tataranieta del jefe militar ruso Alexandr Suvórov, resultaron gravemente heridos: su hija Natalia, de catorce años, sufrió heridas en las piernas y su hijo Arkadi, de tres, fue herido en la cabeza.

Una semana más tarde a petición de Stolypin el zar promulgó la legislación sobre tribunales militares. El monarca aceptó el argumento de Stolypin de que había que recurrir a medidas excepcionales para restablecer el orden público y para luchar contra el terrorismo. Los tribunales se componían de oficiales del Ejército y entendían en asesinatos, asaltos y saqueos. Los tribunales funcionaban en las provincias en las que se habían declarado situaciones de emergencia, el veredicto se dictaba en 48 horas y la condena —ahorcamiento— se cumplía en otras 24. En total, en los dos primeros años de actividad de los tribunales se dictaron 1102 veredictos y se ejecutaron 683 personas. Al respecto Piotr Stolypin declaró: “Hay momentos fatales en la vida de un Estado en los que la necesidad de este está por encima del Derecho y en los que es menester escoger entre la integridad de las teorías y la integridad de la patria”.


Reforma agraria: proyecto clave

La disminución de la actividad revolucionaria permitió a Stolypin proceder en su proyecto clave: la reforma agraria. Desde la época del zar Pedro I en el campo ruso estaba establecido el sistema de la obshina o comunidad rural. Según este tipo de organización, todos los miembros de la obshina gozaban de los mismos derechos y de una parte igual de la propiedad comunal. Para las autoridades rusas estas comunidades aseguraban la recaudación de tributos ya que los campesinos compartían las responsabilidades y pagaban los impuestos de los miembros insolventes. La comunidad también ayudaba a los enfermos y a los ancianos sin hijos. Sin embargo, todos sus miembros eran iguales y pobres y no estaban interesados en elevar la productividad laboral. Ya a finales del siglo XIX el sistema se convirtió en el freno del desarrollo agrícola y, en general, del crecimiento de Rusia.

La reforma agraria de Piotr Stolypin disolvió estas comunidades. Sus miembros podían abandonarlas y establecer sus propias fincas, transformándose en pequeños agricultores independientes. Desde el año 1907 hasta el 1915 la cuarta parte de los doce millones de familias de campesinos optó por salir de las comunidades. En el país surgieron 1,6 millones de fincas. Más de tres millones de campesinos se trasladaron desde las provincias centrales a la parte asiática de Rusia. El Estado financió el traslado, distribuyó terrenos baldíos y dio créditos para construir casas y adquirir animales domésticos y herramientas.

En octubre de 1906 los campesinos rusos obtuvieron los mismos derechos que el resto de ciudadanos del país. Se les concedió la libertad de movimiento, el ingreso en las universidades y el acceso al cuerpo de funcionarios del Estado. Además, los campesinos con gran cantidad tierras adquirieron el derecho a voto en los comicios locales.

Tras las reformas de Stolypin se advirtió un fuerte crecimiento del consumo en el país. Los agricultores comenzaron a adquirir herramientas nuevas y en el campo empezó la revolución tecnológica. Asimismo, al obtener tierras, los campesinos rusos dejaron de ser la base social de los revolucionarios socialistas que enarbolaban la consigna de “tierras para los campesinos”. Este hecho es muy importante dado que Rusia a principios del siglo XX era un país con una población rural de cien millones de habitantes.


Planes para veinte años de tranquilidad

Otros proyectos de Piotr Stolypin incluían leyes sobre la tolerancia religiosa y la libertad de conciencia que suspendían todas las limitaciones para los creyentes que no fueran cristianos ortodoxos. En Polonia y Finlandia, partes entonces del Imperio ruso, debería introducirse el autogobierno. El nuevo código laboral preveía el seguro social para los obreros y la legalización de las huelgas de carácter económico. El primer ministro propuso aumentar el presupuesto imperial a cuenta de impuestos más elevados sobre el alcohol y de altos tributos sobre los inmuebles. Con estos ingresos adicionales Stolypin quería construir caminos y abrir fábricas de producción de automóviles. El jefe de Gobierno también presentó ante el zar un proyecto de creación de una escuela superior de funcionarios públicos.
 
Stolypin defendió también ideas originales respecto a la política exterior. En más de una ocasión habló de que la Triple Entente —unión político-militar de Rusia con Francia y Gran Bretaña— arrastraría al país a la guerra con Alemania. Curiosamente, Stolypin estuvo a favor de firmar un tratado de cooperación con Estados Unidos, según él, el único país de importancia con el que el Imperio ruso en aquel entonces no tenía disputas serias. En una intervención ante la Duma, Stolypin afirmó: “Den al Estado veinte años de tranquilidad, interna y externa, y no reconocerán a la Rusia actual”.

Pero no fue posible alcanzar este objetivo. Los historiadores culpan a la Primera Guerra Mundial y al zar Nicolás II: las acciones bélicas frenaron o pararon por completo las reformas y el zar, por su parte, no tuvo la suficiente voluntad política para plasmar en la vida las ideas de su jefe de Gobierno.

Piotr Stolypin no sobrevivió el undécimo atentado. El siete de septiembre de 1911 el anarquista y confidente de la ojranka, la Policía secreta rusa, Dmitri Bogrov asestó dos disparos al presidente que lo dejaron herido de gravedad. El atentado ocurrió en la sala de un teatro de Kiev, Ucrania, y en presencia del zar y de sus hijas. Se manejaron diferentes versiones del crimen, entre ellas la venganza por las represalias contra revolucionarios y un complot de la Policía secreta que habría recibido la orden de aniquilar al político reformador. Cuatro días más tarde Stolypin falleció. Sus restos descansan en la lavra Kíevsko-Pechérskaya.
 

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