La construcción de vivienda en los años de Jruschov

La construcción de vivienda en los años de Jruschov Flickr / ressaure

En muchas ciudades rusas y de la desaparecida URSS se pueden ver miles de bloques de vivienda semejantes. A primera vista no son nada interesante pero en realidad las coloquialmente llamadas jruschovki (plural de “jruschovka”, del apellido de Nikita Jruschov, líder soviético entre 1953 y 1964) son un símbolo de comodidad de su época. Criticadas por sus reducidas dimensiones y la baja calidad de sus materiales, en los años 60 del siglo XX cumplieron con éxito su misión y abastecieron a la gente de vivienda propia en lugar de apartamentos compartidos y barracas. En la frontera de los siglos XX-XXI muchas de ellas han sido demolidas para ceder espacio a edificios modernos.

Bajar el precio de producción a expensas de las dimensiones

La idea era mejorar las condiciones de la vida de la población creando la mayor cantidad posible de viviendas nuevas. En la primera mitad del siglo XX en la Unión Soviética había un gran problema con la vivienda. Tras la Revolución de 1917 la gente empezó a instalarse en las casas nacionalizadas que antes pertenecían a las clases altas de la sociedad. Pero más tarde una enorme parte de los ciudadanos vivía en pésimas condiciones en apartamentos compartidos. Otro tipo de vivienda popular eran la barracas que no ofrecían ni siquiera una habitación propia a sus habitantes. La situación empeoró después de la Segunda Guerra Mundial cuando la tecnología de construcción del momento no permitía resolver el problema con premura.

Pero, cuando Nikita Jruschov fue nombrado nuevo jefe de Estado, anunció la necesidad de aumentar el ritmo de la construcción y bajar su costo. Según el mandatario soviético, la responsabilidad recaía en los arquitectos. “Para ellos la arquitectura es una actividad artística, un arte plástico, pero debería ser una herramienta para abastecer las necesidades materiales del pueblo soviético”, dijo en un discurso. Por eso lo primero que rechazaron los arquitectos de las nuevas viviendas soviéticas fueron los elementos de decoración que eran típicos de la arquitectura de la época de Stalin: arcos, columnas, estatuas, revestimientos, etc. Por los mismos motivos de ahorro, los nuevos edificios adquirieron su principal característica: apartamentos de muy reducidas dimensiones.

Las comodidades

Normalmente las jruschovki tienen departamentos de 1, 2 o 3 habitaciones (que pueden hacer las veces de dormitorio, sala o todo al mismo tiempo), todas muy pequeñas. En ocasiones el acceso a una habitación solo es posible a través de otra. La cocina-comedor mide 6-8 metros cuadrados. Hubo proyectos que tenían un nicho bajo la ventana con paredes más finas aún que servía de nevera en invierno. En algunas series el cuarto de aseo mide solo 4 metros cuadrados, en los que caben la bañera y el inodoro. En otras series el cuarto de baño está separado del servicio. También había que ahorrar en la altura del techo: en la mayoría de series es solo 2,5 metros.

Las normas se regían por el estudio de Lázar Cherikover, que a base de las medidas del cuerpo humano analizó cuánto espacio necesita una persona para cada tipo de actividad en el hogar: desde atarse los cordones hasta planchar. Con los resultados de estos estudios también se planeó qué muebles eran necesarios y qué dimensiones debían tener. Las paredes bastante finas (en la serie K-7 por ejemplo eran de 8 centímetros) también permitían reducir el uso de materiales aunque a costa de la insonorización.

En cualquier caso, que el gobierno concediera uno de estos pisos era una maravilla en comparación con lo que muchos habían tenido antes. Las jruschovki en seguida mejoraron las condiciones de vida en la URSS.

La tecnología “mecano”

A pesar de todo, las jruschovki tenían una ventaja indiscutible: la velocidad de construcción. Un edificio de modelo K-7 podía estar montado en tan solo 12 días. Los paneles se producían rápidamente en las fábricas, se trasladaban inmediatamente al lugar de obra y se instalaban como piezas de un gigantesco mecano. Esta tecnología hasta hoy día se aplica en la construcción de edificios de paneles prefabricados. El padre de las jruschovki soviéticas es el arquitecto ruso Vitali Lagutenko. En 1959 recibió el primer proyecto para un barrio periférico de Moscú. El resultado fue exitoso y para el año 1970 las casas de nuevo tipo (mejoradas en cada serie posterior) albergaban a unos 54 millones de personas, la cuarta parte de la población de esos años.

Los orígenes

Los arquitectos rusos buscaron inspiración para sus proyectos en Europa, en primer lugar en Alemania y Francia. Unos de los pioneros de la arquitectura “en serie” fueron los social-demócratas alemanes de finales del siglo XIX. Muchas de sus ideas se encarnaron en los edificios de los años 20 del siglo pasado. Las llamadas plattenbau alemanas prestaron la simplicidad de su aspecto a las jruschovki soviéticas. Sin embargo, los especialistas de la URSS tuvieron que hacer grandes modificaciones en el planeamiento interior para reducir los gastos de construcción. El famoso arquitecto francés Le Corbusier también participó con proyectos de viviendas para las “ciudades nuevas”, algunos de ellos sirvieron de inspiración para los edificios que aparecerían en la Francia de posguerra.

La demolición

Desde sus orígenes, la vida estimada de las jruschovki era de entre 25 años y 50 años. Al parecer es poco tiempo, pero la idea era resolver el problema de la vivienda inmediatamente construyendo edificios temporales. Sin embargo, hasta hoy día las jruschovki siguen estando habitadas aunque ya no corresponden por completo a las demandas de la vida moderna. Ahora cada ciudad resuelve el problema con sus propios medios. Existen planes de restauración, reconstrucción o demolición. El último se está llevando a cabo en Moscú desde los años 90 del siglo XX. En el lugar de las jruschovki demolidas se construyen bloques de vivienda modernos. Sin embargo, una parte de los edificios de la célebre serie de los años 60 se conservará y será restaurada. Según el plan, una jruschovka del sureste de Moscú albergará el Museo de la vida cotidiana de los años 50.

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