Teatro Bolshói

Teatro Bolshói Flickr.com / Yuri Degtyarev

La palabra “bolshói” significa “grande” en ruso. Efectivamente, el teatro Bolshói es uno de los centros más grandes y significativos de la ópera y el ballet mundiales. El edificio está situado en la plaza Teatrálnaya, en el barrio histórico de la capital de Rusia. El 28 de octubre de 2011 los espacios del teatro fueron reabiertos al público tras permanecer cerrado por restauración desde 2005.


El Bolshói restaurado

El renovado Bolshói conserva la imagen exterior del edificio construido para la compañía imperial rusa en 1856 por el arquitecto Albert Kavos, quien a su vez restauró la obra inicial del arquitecto Osip Bovet, concebida en 1821 y destruida por un incendio en 1853.

La majestuosa entrada de columnas de piedra caliza está coronada por una escultura de Apolo que dirige una cuadriga a galope. El autor de la obra, que es uno de los símbolos más emblemáticos de la capital de Rusia y está reproducida en los billetes de 100 rublos, es Piotr Koldt.

También en el interior los responsables de la última restauración insistieron en recuperar el brillo imperial del siglo XIX que el teatro perdió en la época soviética. La sala principal ahora presenta una apariencia especialmente lujosa: los diez palcos están cubiertos con finísimas láminas de pan de oro elaboradas a partir de más de tres kilogramos del metal precioso; en la decoración fueron empleados tejidos de seda natural; y para los relieves se fabricó un tipo especial de papel maché.

Desde el punto de vista técnico, el Bolshói cuenta ahora con la tecnología más avanzada. El foso de la orquesta puede elevarse para situarse al nivel de los espectadores o del escenario, que puede tomar dos posiciones: una posición para los espectáculos de ópera y otra, inclinada hacia la sala, para el ballet. La superficie está tratada con materiales especiales para proteger los pies de los bailarines.

Sobre el palco principal ahora pende un águila bicéfala, un elemento del antiguo escudo del Imperio ruso que ocupó este lugar desde el año 1856 y que en la época soviética fue sustituido por la hoz y el martillo. El escudo soviético tampoco figura ahora sobre la fachada del edificio teatral.

De la época de la desaparecida Unión Soviética se conserva el ambiente de la cafetería que se construyó en el año 1937 y un espacio que se hizo detrás de uno de los palcos y que fue utilizado como despacho por el Iósif  Stalin.

El sonido recibió en el proceso de restauración un trato especial. Los expertos en acústica eliminaron los detalles de cemento en la decoración que perjudicaban la adecuada expansión del sonido y en los recubrimientos se utilizó madera de abeto, que devolvió a la sala la acústica del siglo XIX, época en la que se consideraba la mejor entre los teatros europeos.
 
Uno de los telones es una reproducción del instalado en el año 1856. Su única pieza, de más 700 kilogramos, reproduce un episodio de la guerra contra los invasores polacos en noviembre de 1612: la entrada en Moscú de las tropas comandadas por Dmitri Pozharski y Kuzma Minin.

La superficie del teatro Bolshói se duplicó con la restauración: antes de las obras el edificio contaba con 40 000 metros cuadrados y ahora son casi 80 000. Este gran aumento fue posible gracias a que bajo la plaza Teatrálnaya, a una profundidad de dieciocho metros, fue construida una sala de conciertos subterránea. El auditorio lleva el nombre “Beethoven” y tiene capacidad para 330 espectadores. La sala resulta estar situada cerca de una línea del transporte subterráneo de Moscú, por lo que hubo que realizar trabajos de aislamiento acústico especiales que comprendían medidas como instalar amortiguadores en las vías. En la plaza pueden observarse cabinas de cristal que sobresalen del pavimento: se trata de las salidas de emergencia de la sala subterránea.

Sin embargo, al ampliar las instalaciones, para la mayor comodidad de los espectadores se redujo el número de butacas de la sala principal. Ahora son 1740 en vez de las 2185 que había en la época de la Unión Soviética. Con esta reforma, el número de las butacas vuelve a corresponder a las cifras indicadas en el Anuario de teatros imperiales del año 1895. 396 asientos están destinados a personas con discapacidades físicas y para las fundaciones benéficas que reparten las entradas entre personas con reducidos recursos financieros. Estas entradas subsidiadas cuestan 100 rublos, poco más de tres dólares estadounidenses. Los precios para el público en general oscilan entre 3500 y 15 000 rublos (115-500 dólares).

Tras la reconstrucción, el Bolshói se convirtió en todo un complejo teatral. En el edificio principal, además del escenario central, hay una sala con un escenario más. Se ubica en el ala derecha del edificio, que anteriormente era utilizada para los ensayos del coro. El cuerpo central se comunica por dos galerías, una de ellas subterránea, con La Nueva Escena, un nuevo escenario que se construyó en 2002 y se utilizó para los espectáculos mientras se realizaban las labores de restauración.

La obra necesitó asimismo complejos trabajos para reforzar los cimientos del teatro, dañados por las aguas del río Neglinka. Fueron necesarias miles de toneladas de hormigón para que la base fuera como una plataforma sólida unitaria.

En total en las labores de reconstrucción participaron unos tres mil obreros, ingenieros y artesanos y se invirtieron 21 000 millones de rublos, unos 680 millones de dólares.

 

Una historia de construcciones e incendios

La historia del Bolshói comienza en el año 1776 cuando el noble Piotr Urusov obtuvo el permiso de la emperatriz Catalina II para fundar en Moscú una compañía teatral y construir un edificio para representar ópera y danza.

La sede de la compañía se estableció en la calle Petrovka por lo que inicialmente el teatro recibió el nombre de Petrovski. En su construcción participó el empresario británico Michael Maddox. En 1805 el edificio desapareció en un incendio y se fundó una nueva sede en la plaza Arbátskaya, que a su vez quedó destruida en el gran incendio de 1812 producido durante la ocupación de Moscú por las tropas napoleónicas y que arrasó toda la ciudad. En 1825 se inauguró el nuevo recinto, diseñado por Ósip Bovet. Por desgracia un nuevo incendio destruyó el teatro dejando solo las paredes exteriores y las columnas de la entrada. Este último fuego se produjo en 1853 y tres años más tarde el Bolshói fue restaurado.

A partir del año 1918, cuando los bolcheviques trasladaron la capital rusa desde San Petersburgo a Moscú, en el Bolshói, además de actos culturales, se comenzaron a celebrar los congresos del Partido Comunista, en varios de los cuales intervino Vladímir Lenin. En 1922 el teatro fue testigo de la fundación de la Unión Soviética.

Durante la Gran Guerra Patria los artistas del Bolshói fueron evacuados al interior de la URSS. En octubre de 1941 una pared lateral del edificio se derrumbó debido a una bomba lanzada desde un avión alemán pero los daños no fueron grandes: se rompieron las esculturas de las musas instaladas en los nichos de las paredes exteriores. Ahora las inspiradoras de las artes vuelven a reposar en sus lugares habituales.

 

Elenco y autores estelares

Al ser parte del sistema de teatros imperiales de Rusia y en la época soviética el centro más grande de ópera y ballet, el Bolshói siempre albergó un elenco repleto de celebridades, entre ellas Galina Ulánova, Maya Plisétskaya, Marina Semiónova, Fiodor Shaliapin, Vladímir Vasiliev, Natalia Bessmértnova, Irina Arjípova o Andris Liepa. Asimismo, en muchas ocasiones han actuado invitados especiales extranjeros, como Plácido Domingo o Angela Gheorghiu.

Los críticos de arte destacan que desde su inauguración el teatro ha sido un foro especial para la música rusa, que competía con la influencia musical italiana. Uno de los compositores más destacados del siglo XIX y más trascendentes en el desarrollo de la música rusa fue Mijaíl Glinka. Actualmente en su honor las temporadas teatrales del Bolshói suelen inaugurarse con sus obras, en particular, con la ópera Ruslán y Liudmila.

En 1877 en el teatro se estrenó el ballet El lago de los cisnes de Piotr Chaikovski y en la época soviética el elenco operístico estrenó las obras de Dmitri Shostakóvich. En total en el teatro se han estrenado más de 800 espectáculos de ópera y ballet, tanto de autores rusos como extranjeros, y entre ellos de Marius Petipa a finales del siglo XIX y de Yuri Grigoróvich en la segunda mitad del siglo XX.

El repertorio del Bolshói siempre ha sido clásico y los espectáculos de ballet han dominado regularmente la programación. Tras varios experimentos de vanguardia, el Bolshói actual de nuevo hace hincapié en la tradición del ballet y la ópera clásicos.

El elenco de ballet está compuesto por más de 200 bailarines y se afirma que es el mayor a nivel mundial. En total en el teatro trabajan 2700 personas entre el personal artístico y técnico.
 

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