Iósif Stalin

Iósif Stalin RIA Novosti

Iósif Stalin es una de las figuras más controvertidas y enigmáticas en la historia del país y todavía objeto de acaloradas discusiones y debates. Fue el secretario general del Partido Comunista desde 1922 y el líder único de la Unión Soviética desde finales de 1920 y hasta su muerte en 1953. La introducción del sistema totalitario de gestión económica, cultural y estatal, así como el control absoluto de la vida privada de los ciudadanos se tradujo en inmensas pérdidas de vidas humanas.

La magnitud de las represalias aturde y horroriza aunque hasta ahora en Rusia abundan las opiniones de que estas fueron una medida necesaria e inevitable bajo aquellas circunstancias. Con el tiempo su poder absoluto desembocó en lo que fue denunciado después de su muerte por Nikita Jruschov como el “culto a la personalidad”.

Inicialmente su fallecimiento fue percibido como una tragedia personal por la inmensa mayoría de sus compatriotas, quienes asociaban todos los logros y victorias de su país con su nombre, “educados” por una máquina propagandística que él mismo había creado.

Primeros años

Hasta la Revolución de 1917 Stalin usó varios apodos. El más conocido después de Stalin fue Koba, y así le seguirían llamando en determinadas ocasiones sus viejos compañeros de partido. También uso el sobrenombre de Dzhugashvili, su apellido real. De padre zapatero y madre hija de un campesino, Iósif Dzhugashvili nació el 21 de diciembre de 1879 en Gori, Georgia, en el seno de una familia humilde. Fue el único de cuatro hermanos que consiguió sobrevivir. Él mismo era muy propenso a la enfermedad y por esa razón su madre lo sobreprotegía.

Ciertas fuentes, sin embargo, mencionan que siendo una mujer severa y religiosa, su madre a menudo recurría a los castigos físicos, que consideraba parte obligatoria en la educación de sus hijos. Las relaciones entre Stalin y su madre eran tan tensas que él ni siquiera asistió a su funeral en julio de 1937, aunque su ausencia en la ceremonia podría explicarse también a los asuntos urgentes que tenía que atender en calidad de jefe del Estado (eran los años de las purgas y juicios a militares).

El padre de Iósif, Vissarión, con frecuencia se emborrachaba y solía maltratar a su hijo y a su esposa.

A la edad de 5 años, Iósif cayó enfermo de viruela y, aunque sobrevivió, la enfermedad le dejaría marcas en el rostro por el resto de su vida. En 1888, su madre le consiguió una plaza en el colegio de la iglesia local donde tiempo después se prepararía para el sacerdocio. Por petición de su madre, Stalin ingresó en la escuela teológica de Gori, donde se graduó en 1894.

Pese a sus problemas de salud, el joven Stalin terminó la secundaria como uno de los mejores alumnos y fue premiado con una beca en el seminario teológico de Tbilisi. Cuando estudiaba en el seminario, se incorporó a una organización política secreta llamada “Messame Dassy” (Tercer Grupo) donde conoció por primera vez las teorías de Karl Marx.

En mayo de 1899 Stalin fue oficialmente expulsado del seminario por no haber justificado su ausencia a los exámenes. Los historiadores soviéticos afirmaban que la verdadera causa de tal decisión fue la propaganda de marxismo que llevaba a cabo entre los seminaristas.

Tras abandonar el seminario, Stalin estuvo desempleado varios meses y con frecuencia se ganaba la vida dando clases particulares a niños de clase media. Más tarde trabajó de “observador calculador” en el observatorio físico de Tbilisi y escribió artículos para el periódico socialista de Georgia.

Ascenso al poder en el partido bolchevique

Justo después de dejar el seminario, Dzhugashvili se familiarizó con los escritos de Lenin y paulatinamente se convirtió en adepto de la ideología marxista. En 1901 el ex seminarista se adhirió al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. Al pasar a la clandestinidad, como miembro de los comités del Partido de Batum y Tbilisi, Dzhugashvili llevó a cabo actividad revolucionaria y propagandística en el Cáucaso, promoviendo huelgas y participando en saqueos de entidades bancarias, secuestros y actos de extorsión. Todos estos delitos eran perpetrados por encargo del Partido Bolchevique a través de numerosos revolucionarios que tenían como meta reponer los escasos fondos de sus respectivos partidos.

El 16 de julio de 1904, Iósif Dzhugashvili contrajo matrimonio con su primera esposa Ekaterina Svanidse. 3 años después de la boda de Iósif y Yekaterina, esta falleció de tisis. Con Yekaterina, Stalin tuvo su primer hijo, Yákov.

Nacido en 1907, futuro ingeniero y oficial de artillería, Yákov fue tomado prisionero en 1941.

Según se cuenta después de la derrota de Stalingrado el alto mando militar propuso a Stalin, a través de la Cruz Roja sueca, intercambiar a Yákov por el mariscal de campo Von Paulus, ex comandante del 6.º Ejército alemán rodeado y eliminado en Stalingrado, pero Stalin respondió: "No cambio mariscales por soldados".

Hay varias versiones del fallecimiento de Yákov en el campo de concentración de Sachsenhausen, adonde fue trasladado tras permanecer en varios campos y cárceles donde no lo pudieron doblegar y hacer colaborar con el mando alemán.

La versión más difundida, que está además confirmada por Thomas Cushing, un oficial británico retenido junto con Yákov en el mismo campo, mantiene que Yákov sufrió una crisis emocional y se lanzó contra la alambrada, momento en el que un centinela de las tropas SS lo fusiló, un tal Konrad Hartich, quien también levantó la correspondiente acta de lo sucedido, firmado por un médico de las SS. Falleció el 14 de abril de 1943. 

El 18 de abril de 1902 Dzhugashvili sufre su primera detención bajo la acusación de haber coordinado una huelga en la fábrica de Rothschild en Batum. Tras pasar 18 meses en la cárcel, fue deportado a Siberia. En 1904 escapó y al cabo de pocos meses ya retomó su actividad revolucionaria en Tbilisi.

En diciembre de 1905, Dzhugashvili participó como delegado en la primera conferencia del Partido Socialdemócrata de Rusia en Finlandia, donde pudo conocer personalmente a Lenin y adherirse a la doctrina bolchevique de un partido centralista fuerte y de revolucionarios profesionales a la izquierda de la socialdemocracia rusa. En 1907 Stalin asistió al V Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia en Londres, que consolidó el liderazgo de la fracción bolchevique de Lenin y en donde se debatió la estrategia para la revolución comunista en Rusia.

Entre los años 1906 y 1907 Dzhugashvili encabezó la llamada “campaña de expropiación” en el Cáucaso con el fin de recaudar fondos para las necesidades de los bolcheviques.

Fue detenido y enviado a Siberia 7 veces logrando escapar en seis ocasiones, excepto la última. Tras regresar de su último exilio en abril de 1912, el revolucionario se trasladó a San Petersburgo y colaboró en la fundación del periódico Pravda, el principal órgano mediático del Partido Bolchevique. En aquel entonces, Iósif Dzhugashvili adoptó el apellido “Stalin”, que luego utilizaría en sus publicaciones, supuestamente porque proviene de la palabra rusa “acero”.

En 1913, mientras estuvo exiliado en Viena, Stalin escribió un trabajo titulado El marxismo y la cuestión nacional, que fue muy apreciado por Lenin. El artículo ofrecía un enfoque socialista para la resolución de los problemas nacionales. Desde entonces, Lenin se mostró muy contento con Stalin llamándole “el georgiano maravilloso”. Posiblemente este trabajo, junto con su experiencia laboral en la multinacional Cáucaso, pudo haber contribuido a su nombramiento como Comisario del Pueblo para Asuntos Nacionales luego de la revolución.

Al estallar la llamada “revolución de febrero” de 1917, Stalin regresó a Petrogrado (hoy en día, San Petersburgo) donde asumió la dirección del periódico Pravda. Junto a otro correligionario de Lenin —Lev Kámenev— Stalin se encargó de las decisiones del partido en la capital antes de la llegada de Lenin del extranjero, hecho que se produjo en abril. Inicialmente, Kámenev y Stalin propugnaban una política moderada y de cooperación con el gobierno provisional de Kérenski.

Cuando en mayo de 1918 se desató la Guerra Civil, que fue el enfrentamiento entre el Ejército Rojo y el Ejército Blanco antibolchevique, Lenin envió a Stalin a Tsaritsin (actual Volgogrado), cuya defensa encabezó, sin imaginar que esta ciudad, más tarde llamada Stalingrado, se destacaría por otra defensa apuntada a su haber.

Durante la guerra civil rusa y la guerra polaco-soviética de 1919-1921, Stalin fue comisionado político en distintos frentes. El primer cargo que ocupó en el Gobierno de Lenin fue el de Comisario del Pueblo de Asuntos Nacionales (1917–1923).

Entre otras importantes tareas, Stalin fue el comisario del pueblo para la Inspección de los Trabajadores y Campesinos (1919-1922), y miembro del Consejo Militar Revolucionario de la República (1920-1923).

Vida familiar

En la primavera de 1918, Stalin se casa por segunda y última vez con Nadezhda Alilúyeva, hija de un revolucionario ruso Serguéi Alilúyev, con la cual tuvo dos hijos: Vasili y Svetlana.

Svetlana Stálina, más tarde Alilúyeva (apellido con el que se la conoce en Rusia) y más tarde Lana Peters, apellido de su tercer esposo, el arquitecto estadounidense William Wesley Peters, que no ha querido cambiar, es licenciada en Filología y se hizo conocida gracias a su escandalosa emigración de la URSS (abandonando allí a sus dos hijos), a sus 4 libros que editó en el extranjero y, sobre todo, gracias a su libro de memorias Twenty letters to a friend (“Veinte cartas a un amigo”), libro que fue varias veces reeditado y que fue solución por muchos años de todos sus problemas materiales.

Según recordaba Svetlana, su madre —Nadezhda Alilúyeva— había sido una mujer enormemente estricta. Una vez que Svetlana estropeó un mantel con las tijeras, su madre la golpeó repetidamente en las manos. Nadezhda se suicidó cuando Svetlana tenía seis años. La hija de Stalin afirma que su padre fue muy tierno con ella durante su niñez, le daba "besos ruidosos" y la llamaba "gorrioncillo". Pero al llegar a la adolescencia a su padre le comenzó a irritar su espíritu independiente. Odiaba verla con faldas cortas y la obligaba a llevarlas más largas que las de las otras chicas de la escuela. Al enterarse de que tenía un amante, le dio dos bofetadas.

Efectivamente, toda la vida de Svetlana estuvo plagada de dramas amorosos, tanto en la URSS como en Occidente. A los 16 años su primer amante fue el director de cine Alexéi Kapler, de 40 años; al enterarse de ello Stalin mandó proceder contra Kapler judicialmente. El conocido cineasta pasó varios años en un gulag y en la vida de Svetlana le siguieron dos matrimonios, dos divorcios (el segundo de ellos con Andréi Zhdanov, hijo de un miembro del Buró Político y persona muy próxima a Stalin) y una unión con Brajesh Singh, un comunista indio 17 años mayor que ella. Al morir este en 1966, Svetlana obtuvo permiso para llevar sus cenizas a la India, país donde tomó la repentina decisión de no volver a la URSS.

En varias entrevistas ofrecidas en Occidente, la hija de Stalin tildó la revolución bolchevique de "error fatal y trágico", a su padre de "monstruo moral y espiritual" y al sistema comunista de "profundamente corrupto", y comparó el KGB con la Gestapo nazi.

Sin embargo, en octubre de 1984, Svetlana volvió a la Unión Soviética con su hija de nacionalidad estadounidense Olga Peters, de 13 años. Pero en su patria no terminó de entenderse con sus otros dos hijos, abandonados en 1967, y se trasladó de Moscú a Tbilisi, actual capital de Georgia, donde vivió dos años. Su carácter inestable le hizo solicitar el permiso de vuelta a Estados Unidos en 1986, ya con Mijaíl Gorbachov en el poder.

Tras su regreso a los Estados Unidos, viajó a Bristol, Reino Unido, en la década de los años 90. Actualmente vive en un hogar para la tercera edad en Wisconsin.

Además de sus tres hijos Stalin apadrinó a Artiom Serguéyev, hijo del famoso revolucionario Fiódor Serguéyev, un héroe de la guerra civil rusa y buen amigo de Stalin y Kírov, conocido en la URSS bajo el seudónimo de Artiom, cuyo nombre llevaban en el país varias calles y hasta localidades.

Tras la muerte de Artiom en un accidente, su hijo (posteriormente mayor-general de artillería) fue educado en la familia de Stalin y fue amigo del hijo de su hijo Vasili durante toda su vida. Participó como oficial de artillería y jefe de un destacamento guerrillero durante la Gran Guerra Patria y fue hecho prisionero pero logró sobrevivir. Terminó la guerra en Praga.

Dejó interesantes memorias sombre el ambiente en la familia de Stalin y sobre el generalísmo mismo en su vida familiar, desmintiendo varios rumores sobre Stalin como monstruo dentro de la familia y sobre la muerte de su segunda esposa, Nadezhda Alilúyeva. En las memorias de Artiom, al igual que en los recuerdos de varias personas que rodearon al mandatario, se retrata al dictador como una persona muy modesta en su vida cotidiana y que intentaba que sus hijos no crecieran mimados.

El segundo hijo de Stalin, Vasili, al igual que otros hijos de la élite soviética se graduó en una escuela militar de aviación y se hizo piloto militar. Su ascenso en grados fue vertiginoso. Empezó la guerra a la edad de 20 años con el grado de capitán. Durante la contienda completó 26 misiones de combate y derribó dos aviones alemanes pero en determinado momento el mando de la Fuerza Aérea le prohibió participar personalmente en combates. Cabe destacar que anteriormente había trascendido que el primer hijo de Stalin, Yákov, había caído prisionero, hecho bastante “publicitado” por los alemanes.

Con un carácter inestable, característico de ambos hijos de Nadezhda Alilúyeva, y además propenso al alcoholismo, tenía pocas ideas acerca de la disciplina militar, por lo cual fue en reiteradas ocasiones sancionado y bajado de cargo por su padre. Por ejemplo, en condiciones de guerra organizó una bastante “peculiar” pesca con otros pilotos del regimiento al que estaba al mando, amigos suyos. Los atrevidos pilotos arrojaron misiles RS-82 para aturdir a los peces pero durante un incidente que se produjo en la jornada pereció el ingeniero del regimiento encargado del armamento y quedó gravemente herido uno de los pilotos, que perdió la capacidad de pilotar aviones.

Sin duda, fue un constante “dolor de cabeza” para sus jefes, pero los pilotos que lo conocían decían que era un buen amigo y muy valiente piloto. Según algunos testimonios, cuando se enteró de que su hermano Yákov estaba prisionero, empezó a partir a misiones de combate sin paracaídas, para evitar que le pasara lo mismo.

En 1942 fue ascendido a coronel y en 1946 a mayor general. En 1950 llegó a teniente general, uno de los más jóvenes generales del Ejército Soviético.

En ese cargo fue muy conocido como patrocinador del deporte en el Ejército, fundador y patrocinador de los equipos de fútbol, hockey y otros de la Fuerza Aérea, adonde “reclutaba” por todos los medios posibles a los mejores deportistas del país, entre los que tenía varios amigos personales.

En 1952 su padre lo destituyó del cargo a raíz de un accidente durante un desfile aéreo en el que se siniestró un bombardero Iliushin-28, debido a un mal reconocimiento de la situación meteorológica.

Tras la muerte de Stalin, desobedeció la orden del entonces ministro de Defensa, Nikolái Bulganin, de asumir un nuevo cargo y abandonar Moscú, por lo cual fue dado de baja del Ejército.

Ya que seguía insistiendo en que su padre había sido envenenado por otros dirigentes del país y amenazaba con llevar este asunto a los medios de prensa occidentales, fue arrestado en abril de 1953 y acusado de calumnias, propaganda antisoviética y más tarde de malversación de fondos, abuso de poder, intrigas, etc. Fue condenado a 8 años y encarcelado en la prisión Vladímirskaya, donde voluntariamente trabajó de mecánico y tornero. Durante varios años en esta cárcel se usó un carro especial que Vasili había diseñado y construido para distribuir la comida entre los presos.

Excarcelado en 1960 tuvo prohibido residir en Moscú y Georgia, así como llevar el apellido “Stalin” y fue inscrito como Dzhugashvili. Más tarde, para evitar contactos con periodistas occidentales fue exiliado a Kazán, capital de la actual república autónoma rusa de Tatarstán, uno de los centros de la industria militar soviética al que oficialmente estaba prohibida la entrada de ciudadanos extranjeros.

En 1962 falleció en Kazán, según la versión oficial de los médicos, por abuso de alcohol.

Lucha por el poder absoluto

En el año 1922 Stalin fue elegido secretario general del partido. Este cargo, hasta hacía poco menospreciado por otros miembros del Buró Político del Partido (órgano rector del Comité Central del Partido), que posteriormente se transformó en el más poderoso del país, fue inteligentemente utilizado por Stalin para situar a sus partidarios en los puestos clave del aparato central del partido. Así, metódica y sutilmente fue abriéndose camino hacia la cúspide del poder, poder que tuvo que disputar contra Lev Trotski, el reconocido líder del partido y fundador del Ejército Rojo, y que además controlaba gran parte de la Policía secreta.

Antes de su muerte, Lenin vivió una creciente preocupación por la personalidad y el comportamiento de Stalin. En su testamento político, expuso sus dudas sobre que el secretario general del partido usara su enorme poder con suficiente cautela. El líder de la Revolución criticó además a Stalin de ser demasiado “brusco” y llamó a destituirle en su famosa carta al XII Congreso del Partido Bolchevique. 

“Stalin es demasiado brusco, y este defecto, plenamente tolerable en nuestro medio y en las relaciones entre nosotros los comunistas, se hace intolerable en el cargo de Secretario General. Por eso propongo a los camaradas que piensen la forma de mover a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo a otro hombre que se diferencie del camarada Stalin en todos los demás aspectos, solo por una ventaja, a saber: que sea más tolerante, más leal, más correcto y más atento con los camaradas y menos caprichoso. Esta circunstancia puede parecer una fútil pequeñez. Pero yo creo que, desde el punto de vista de prevenir el quiebre, y desde el punto de vista de lo que he escrito antes acerca de las relaciones entre Stalin y Trotski, no es una pequeñez, o bien se trata de una pequeñez que puede adquirir importancia decisiva...”.

Sin embargo, este intento no prosperó debido a que Stalin logró que no se diera una lectura pública del documento, a sabiendas de que Lenin se encontraba en esos momentos enfermo e imposibilitado de participar en el Congreso.

Después de la muerte de Lenin, Stalin aunó fuerzas con Grigori Zinóviev y Lev Kámenev para gobernar el país y expulsar del escenario político a Lev Trotski, el más probable candidato para reemplazar a Lenin.

Tras conseguir la “muerte política” de Trotski, Stalin cambió el curso de su alianza y se unió a Nikolái Bujarin y Alexéi Rýkov contra sus antiguos aliados. A partir de entonces, Trotski, Zinóviev y Kámenev fueron tratados por Stalin como la oposición izquierdista. Durante este período, Stalin abandonó el tradicional énfasis bolchevique respecto a la revolución internacional en favor de una política de construir el “socialismo en un solo país”, en contraste a la teoría de Trotski de la “revolución permanente”. Así, mediante una hábil manipulación y particulares interpretaciones de los preceptos de Lenin, Stalin consiguió enfrentar a sus rivales, acercándose así cada vez más a la cima. Para su 50 aniversario en 1929, Stalin se estableció como el sucesor reconocido de Lenin y el único y absoluto líder de la Unión Soviética.

En 1929, en el XV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), Trotski y Zinóviev fueron expulsados del partido y Kámenev perdió su puesto en el Comité Central. Luego Stalin pudo destituir de sus cargos a los líderes de la llamada “oposición derechista” y sus recientes aliados: Bujarin y Rýkov.

Los éxitos económicos de la URSS y los planes quinquenales

De los planes económicos que Stalin puso en marcha destaca la colectivización e industrialización, poniendo especial interés en el desarrollo de la industria pesada, la cual quedó casi completamente destruida en los años de la guerra civil. El país prácticamente se vio sumido en un fervor industrial. Se construían nuevas y gigantescas factorías alrededor de las cuales surgían nuevas ciudades (como por ejemplo Komsomolsk-en-Amur, en el Lejano Oriente ruso). Al Oriente del país se desarrolló una base metalúrgica y hullera, con filiales en Magnitogorsk y Kuznetsk.

Aparecieron nuevos sectores de la economía, ausentes en la Rusia prerrevolucionaria: el aeronáutico, la producción de tractores y de tanques, el electrotécnico, el químico, etc. La URSS, que era un país agrario, se convirtió en la mayor potencia industrial de Europa.

Para financiar estos ambiciosos proyectos en 1928 Stalin decretó la expropiación de bienes al campesinado, para lo cual se consideró oportuno crear “granjas colectivas”, acción que desembocó en la llamada colectivización de la agricultura.

Otro factor que contribuyó al desarrollo económico del país fue el ambiente generado por la crisis económica mundial, por lo cual sobraban ofertas de maquinaria y plantas enteras por parte de los Estados occidentales y EE. UU. La URSS no desperdició la extraordinaria ocasión y procedió a la contratación de miles de especialistas como, por ejemplo, el famoso ingeniero aeronáutico alemán Junkers, además de fábricas occidentales, algunas en cooperación con la Ford. En 1931 las compras soviéticas constituyeron un tercio de toda la importación de maquinaria mundial, mientras que en 1932 su importe llegó a la mitad.

Casi la totalidad de los recursos recaudados para costear estas enormes adquisiciones provenían de la venta de productos agropecuarios, aunque también se organizó una venta clandestina de tesoros confiscados durante la revolución como por ejemplo, colecciones de cuadros de viejos maestros provenientes de los museos más ricos de Rusia, como la galería Tretiakov, El Ermitaje, las Tesorerías del Kremlin de Moscú y además la extracción del oro, etc.

Otra fuente de financiación fue la venta de bebidas alcohólicas, por lo cual la ley seca se anuló en 1927.

Un efecto del gran impulso industrial fue la desaparición total del desempleo. La última bolsa de trabajo se cerró en 1930. Se hizo amplio el uso de trabajos forzados de numerosos presos que prestaban mano de obra barata pero de baja productividad, una de la causas del posterior desarrollo del famoso Departamento Principal de Campamentos de Trabajos Penitenciarios o “GULAG”.

La concentración de los recursos en el desarrollo de la industria pesada acarreó serias desproporciones en la economía nacional. La industria ligera no lograba desarrollarse y decreció la producción agraria. Por otro lado, dentro del sector industrial predominaban empresas directamente o indirectamente vinculadas con la producción militar, hecho que poco contribuía a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos soviéticos de la época.

Para impulsar un aumento de la producción industrial se decidió reavivar la motivación material, para lo cual Stalin anunció una “guerra al igualitarismo”. Se implanta el sistema de pagos en función de productividad y calificación de operarios.

El éxito fue fenomenal, sobre todo si se compara con la situación de otros Estados que aún vivían las consecuencias de la crisis económica.

En los primeros años de funcionamiento de los planes quinquenales, el PIB aumentó 5 veces y la producción industrial subió 6 veces.

Como consecuencia surgieron serios cambios sociales: creció de 8 a 22 millones la cantidad de obreros y su profesionalidad, surgió una nueva capa social de especialistas técnicos e ingenieros de procedencia campesina y creció enormemente el personal administrativo. Aunque la carga principal de la industrialización afectó el bienestar del pueblo, en especial del campesinado, lo que favoreció el desarrollo del totalitarismo, gracias a sus efectos (más de 1500 nuevas fábricas construidas), se pudo fortalecer el país militarmente en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.

Purgas

Inicialmente pensadas en los años 20 como una medida para deshacerse de los miembros menos útiles del partido, en los 30 fueron utilizadas por Stalin como herramienta que perpetuaba su poder.

En los 1930, quizá la segunda persona en popularidad dentro del partido fue Serguéi Kírov. Durante el Congreso del Partido sostenido en 1934, en la votación para el nuevo Comité Central, Kírov recibió tan solo tres votos negativos, mucho menos que cualquier otro candidato. Por su parte, Stalin obtuvo 1108 votos negativos. Kírov fue asesinado en circunstancias que fueron nuevamente estudiadas por la Fiscalía rusa en los años 90 del siglo pasado, pero fue imposible determinar quién se encontraba detrás del asesino, lo que sirvió a Stalin de pretexto para desatar una nueva oleada de purgas y fusilamientos, sobre todo entre los viejos colaboradores de Lenin, siendo acusados Trotski, Kámenev y Zinóviev de la autoría intelectual del crimen.

Se celebraron numerosos juicios e investigaciones. Stalin decretó además una nueva ley sobre organizaciones y atentados terroristas, que debían ser investigados en un plazo máximo de 10 días sin diligencias judiciales, abogados ni apelaciones.

Los procedimientos se repitieron por todo el país con el uso del artículo 58 de la normativa legal creada especialmente para este fin, que disponía la pena capital para las actividades antisoviéticas. Bastaba tan solo un pequeño pretexto para tachar a cualquier persona de “enemigo del pueblo” y someterla a un largo ciclo de persecución pública que a menudo terminaba con interrogatorios, torturas (sancionadas por el Comité Central del Partido y por el propio Stalin), deportación o incluso la muerte.

La palabra rusa “troika” tradicionalmente referida al tiro de tres caballos ahora significaba la mesa de tres ejecutores del NKVD (siglas rusas del Comisariado Popular de Asuntos Internos, sucesor de la fuerza política secreta, la cheka), que realizaban un corto y simplificado juicio sin fiscales ni abogados, y con la ejecución de sentencia en un plazo máximo de 24 horas.

En 1937 empezaron las grandes purgas y los primeros en sufrir fueron oficiales de alto rango del Ejército Rojo, mediante una falsificación de documentos con ayuda de los servicios secretos nazis. En junio de 1937, el mariscal Mijaíl Tujachevski y otros militares de alto rango fueron acusados de complot militar en colaboración con los alemanes. Todos fueron declarados culpables y ejecutados. Muy pronto los fusilamientos y los arrestos masivos se extendieron por toda la cúpula castrense y tras dos años finalizaron con el fusilamiento, encarcelamiento y despido de 30 000 oficiales de alto rango de las Fuerzas Armadas, infundiendo terror y miedo de asumir la responsabilidad del alto mando militar y otros cargos oficiales por varios años. Un militar asustado deja de ser profesional. Muy pronto, en 1941, este hecho se puso de manifiesto. En agosto de 1940, Trotski, que estaba exiliado desde 1937, fue asesinado en México.

Aparte de las purgas se pretendió reescribir la historia en los manuales soviéticos y otros materiales de propaganda. A las personas de relevancia ejecutadas por el NKVD se las borraba de los textos como si no hubiesen existido. Gradualmente la historia de la Revolución se centró en dos figuras: las de Lenin y Stalin. 

A la luz de las revelaciones de los archivos soviéticos, los historiadores estiman que unas 700 000 personas fueron condenadas a muerte durante la época del terror. Cientos de miles de presos llenaban los gulags, donde muchos de ellos murieron por maltrato y desnutrición. En su mayoría se trataba de ciudadanos comunes, obreros, campesinos, maestros, sacerdotes, músicos y soldados.

En 1936 Nikolái Bujarin y el resto de los miembros del viejo partido, acusados de mantener relaciones con Trotski y gestar un complot contra Stalin, fueron detenidos. A todos se les condenó y ejecutó.

La última etapa de terror quedó marcada por las purgas dentro del mismo NKVD. Stalin quería asegurarse de que aquellos que sabían demasiado sobre las purgas masivas fueran aniquilados. Stalin anunció al pueblo que ciertos elementos fascistas habían penetrado en las fuerzas de seguridad. Esta declaración no solo le permitió desprenderse de algunos oficiales sino que además justificó la ejecución de miles de personas inocentes. Al destituir al jefe de NKVD, Nikolái Yezhov, designó en este cargo a Lavrenti Beria, encomendándole la tarea de limpiar la Policía secreta de todos aquellos “elementos precarios”. Tras una serie de investigaciones, Beria organizó la ejecución de las principales figuras de la institución y para subir su popularidad incluso liberó a varios militares y a otras personas condenadas durante los años 1937 y 1938. Sin embargó, las represiones no cesaron durante todos los años que Stalin gobernó.

Colectivización

A finales de los años 20, junto con la industrialización, Stalin lanzó el programa de la llamada colectivización de la agricultura. La medida estaba destinada a aumentar la producción de la agricultura, creando granjas colectivas con un amplio uso de mecanización e introduciendo un control directo sobre los campesinos. La colectivización supuso cambios sociales sin precedentes desde la abolición de la servidumbre en 1861. La colectivización significó además la brusca caída de los estándares de vida para muchos campesinos, provocando una reacción violenta de los mismos.

Se esperaba que en los primeros años del proceso, la producción industrial creciera un 200% y la producción de la agricultura, un 50%. Dichas estimaciones nunca se materializaron. Stalin acusó del fracaso a los kulaki (campesinos ricos) que opusieron una resistencia especialmente feroz a la colectivización. A las personas oficialmente definidas como kulak, ayudantes de kulak y más tarde antiguos kulaki las perseguían, despojaban de sus bienes y desterraban sin nada a regiones del Lejano Oriente ruso, donde ellos, en su mayoría, se morían de hambre.

Cuando los excesos de la colectivización alcanzaron su máximo, Stalin publicó sus famosas obras Vértigo de éxito y Excesos locales. Dicha política no aportó frutos y la producción de cereales se redujo bruscamente, por los cual el Gobierno procedió a quitar los cereales por la fuerza.

Las hambrunas generadas por la incautación forzosa del grano y las malas cosechas de los años 1931 y 1932 afectaron a vastos territorios de la Unión Soviética, provocando millones de muertes que comparadas con la peor hambruna causada por una mala cosecha en la Rusia zarista cobró las vidas de aproximadamente 375 000 y 400 000 personas.

En vísperas de la guerra

Es indudable que la política interior de Stalin, pese a infundir terror dentro del país, dejó a la URSS muy preparada técnica y militarmente para una futura guerra mundial y con una sólida base industrial para resistir una y larga y penosa guerra.

Tras el fallido intento por conseguir una alianza política antihitleriana con Francia y Gran Bretaña, Stalin tuvo que buscar otras soluciones para no estar involucrado en una inevitable guerra. El 23 de agosto de 1939 el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Viacheslav Mólotov, y su homólogo alemán, Joachim von Ribbentrop, firmaron un pacto de no agresión.  

Siendo oficialmente un tratado de no agresión, el acuerdo en sí mismo incluía protocolos secretos que contemplaban la división de Europa Oriental en zonas de influencia alemana y soviética. La parte oriental, que incluía el sector oriental de Polonia (en concreto, Ucrania y Bielorrusia oriental), Letonia, Estonia y parte de Rumanía, era la zona de influencia soviética. El segundo protocolo secreto, firmado en septiembre de 1939, añadió a esta lista Lituania.

Gestión de guerra

El mariscal de la Unión Soviética Gueorgui Zhúkov en sus memorias, publicadas a principios de los años 70 del siglo XX, escribió sobre la gestión de Stalin durante la Segunda Guerra Mundial: “Puedo afirmar con certeza que I. V. Stalin dominaba principios básicos de organización de operaciones de frentes y grupos de frentes, y las gestionaba evidenciando pleno conocimiento del asunto, al igual que fue un experto en grandes asuntos estratégicos… En el mando de una lucha armada le ayudaba su inteligencia nata, la experiencia de la gestión política, una fuerte intuición y amplios conocimientos. Él sabía encontrar un elemento principal en la situación estratégica y a partir de él organizar una resistencia contra el enemigo y llevar a cabo distintas operaciones ofensivas. Sin duda alguna, fue un digno comandante jefe”.

El famoso mariscal, quien por cierto tuvo bastantes razones de odiar a Stalin, al igual que otros militares soviéticos, tuvo mucha razón al afirmarlo.

Los amplios conocimientos y la avidez de aprender son los puntos que diversos especialistas destacaban en sus memorias. Después de la muerte del generalísimo, en su biblioteca personal se encontraban alrededor de 5000 libros, en su mayoría especiales. Y casi todos guardaban notas y líneas subrayadas de su puño y letra.

El conocido ingeniero y diseñador de aviones Alexandr Yákovlev recordó en su libro de memorias titulado Objetivo de vida, su sorpresa ya que en conversaciones, Stalin hablaba con él como un verdadero especialista aeronáutico.

Efectivamente fue así… Fruto de la desconfianza patológica y deseo de erradicar a sus rivales y amenazas potenciales, Stalin tenía el deseo de penetrar en cada detalle y no delegar la toma de ciertas decisiones en otras personas.

A la luz de esta situación, los errores fueron inevitables pero los historiadores contemporáneos destacan también la gran cantidad de decisiones acertadas tomadas por el político. Con frecuencia más acertadas que los consejos que le daban los especialistas.

Cabe destacar que a medida que la guerra aquiría un carácter dramático para el país, Stalin, además de progresar como comandante jefe, cargo que asumió tan solo a los siete días de estallar la guerra y al enterarse de que al sexto día de su ofensiva las tropas alemanas entraron a Minsk, capital de Bielorrusia, mostró bastante flexibilidad en su ideología.

Ello se reveló, por ejemplo, en el cambio de la retórica oficial con respecto a la religión. Los creyentes del país volvieron a ver a su patriarca, Alexei I, hecho que aumentó la colaboración de los sacerdotes durante la guerra.

De igual manera, su visión del pasado ruso sufrió una profunda transformación, hasta instituir galardones tales como las órdenes militares de Alexandr Nevski, Alexandr Suvórov, Fiódor Ushakov. Todos jefes militares y santos ortodoxos (como en el caso de Alexandr Nevski) del “maldito pasado”.

En las primeras horas de la mañana del 22 de junio de 1941, Hitler rompió el pacto tras poner en marcha la Operación Barbarroja, que impulsó la invasión alemana de los territorios soviéticos.

Todavía se discute cómo la preparación del ataque alemán pudo pasar desapercibida para Stalin. A pesar de recibir varias advertencias de sus servicios de inteligencia, Stalin estaba convencido de que Alemania no atacaría a la Unión Soviética antes de derrotar a Gran Bretaña

Varios historiados culpan personalmente a Stalin de una supuesta “mala preparación” de la URSS para la guerra, que trajo enormes bajas, sobre todo en su periodo inicial, alegando como prueba de ello varios informes que apuntaban al 22 de junio de 1941 como la fecha de inicio de la agresión.

Otros investigadores son de la opinión contraria, los que se basan en varios documentos extraídos de los archivos de la KGB soviética en los 90, en los cuales figuraban varias fechas posibles del inicio de la guerra. Según el funcionario del Servicio de Inteligencia Exterior ruso, el coronel V. N. Karpov, “la inteligencia no indicó la fecha exacta de la agresión, no dijo inequívocamente que la guerra comenzaría el 22 de junio. Nadie dudaba de que la guerra fuera inevitable; sin embargo, nadie sabía cuándo iba a suceder. Stalin no dudaba de que habría guerra, pero las fechas que mencionaba la inteligencia caducaban y la guerra no empezaba.”

Además de los asuntos puramente militares y económicos, la mayor preocupación de Stalin durante la guerra fueron sus relaciones con los aliados de la coalición antihitleriana. En noviembre de 1943 Iósif Stalin, Winston Churchill y Franklin Roosevelt se reunieron en Teherán para discutir la estrategia y la imagen de Europa después de la guerra. Apenas la Unión Soviética entró en la guerra, Stalin exigió a los aliados que abrieran un segundo frente de batalla en Europa pero Churchill y Roosevelt se opusieron a la propuesta. Como resultado de largas discusiones, se acordó que los aliados lanzarían una mayor ofensiva en la primavera de 1944.  

En febrero de 1945 Stalin, Churchill y Roosevelt volvieron a reunirse en la ciudad de Yalta, en Crimea. Con las tropas soviéticas desplegadas en la mayoría de los países de Europa del Este, Stalin contaba en aquel entonces con una sólida base para negociar. Roosevelt y Churchill intentaron restringir la influencia soviética en la época de posguerra, pero lo único que obtuvieron fue la concesión de que se celebrarían elecciones libres en los países ocupados por el Ejército Rojo. En Yalta se confirmó la decisión de formar la Organización de Naciones Unidas, idea adoptada en Teherán. Este fue el único asunto apoyado unánimemente por los tres líderes. Además, los aliados decidieron repartir el territorio alemán en cuatro zonas de ocupación, hecho que posteriormente conllevó la fundación de dos Estados alemanes.

Tras la victoria, los jefes aliados se reunieron en Potsdam (Alemania) en julio de 1945, esta vez sin Roosevelt, quien había fallecido en vísperas de la toma de Berlín. La principal preocupación de Stalin consistió en recibir ayuda económica para la Unión Soviética, ya que al finalizar la guerra, la cuarta parte de la propiedad soviética resultó destruida, cerca de 31 000 fábricas estaban en ruinas y una nueva hambruna amenazaba a la población. Los asesores de Stalin le advirtieron de que la desnutrición de los trabajadores afectaba al rendimiento de la industria. Stalin llegó a la conclusión de que el mejor medio de revivir la economía soviética era obtener indemnizaciones por parte de Alemania.

Stalin estaba obsesionado con la amenaza de una invasión de Occidente, puesto que disponía de bombas atómicas, y entre los años 1945 y 1948 se centró en instalar regímenes comunistas en Rumanía, Bulgaria, Hungría, Alemania Oriental, Polonia y Checoslovaquia. Eso le permitió crear una amplia zona de países amistosos en su frontera occidental.

La formación de la OTAN y el despliegue de las tropas norteamericanas en Europa Occidental fueron la reacción a esta nueva distribución de fuerzas en la palestra internacional. De esta manera comenzaba la Guerra Fría.

En 1948 Stalin ordenó el bloqueo económico de Berlín. Esperaba que esta medida le permitiera hacerse con el control total de la urbe. Los aliados iniciaron los suministros por vía aérea a la ciudad obligando a Stalin a retroceder. Las vías de comunicación fueron reabiertas.

La hostilidad entre la Unión Soviética y los Estados Unidos siguió creciendo hasta que dividió al mundo en dos bloques militares: la OTAN y el Tratado de Varsovia.

Los últimos años

Después de que Stalin cumpliera 70 años, su salud se deterioró gravemente. Su paranoia aumentó, a la vez que se agravaban otras enfermedades. Todo indicaba que en aquel momento Stalin planeaba empezar una nueva purga a gran escala. Aunque los arrestos y la represión continuaban, bastaría con recordar la destitución del mariscal Zhúkov y varios generales que le rodeaban, así como el “caso lenindradiense” del 1948, que terminó con el fusilamiento de dos miembros del Buró Político procedentes de Leningrado —Voznesenski y Kuznetsov— y varios dirigentes de Leningrado y la provincia de Leningrado. En enero de 1953 ordenó que en Moscú se arrestara a un grupo de conocidos médicos judíos, acusándolos de asesinar a sus pacientes.

La conocida “Conspiración de los médicos” y la nueva ola de purgas en el partido amenazaba con trasladar al país a los años treinta pero la súbita muerte de Stalin el 5 de marzo de 1953 permitió evitar una nueva oleada de represiones.

A finales de febrero de 1953 Stalin sufrió un derrame cerebral y entró en coma. Cuando cuatro días después volvió en sí, convocó a todos los dirigentes del Partido. Cuando llegaron, levantó el brazo izquierdo. La hija de Stalin, Svetlana Alilúyeva, que también estaba a su cabecera, más tarde dijo que parecía que estaba “maldiciendo a todos”. Luego Stalin dejó de respirar. Todos los intentos de los doctores por reanimarlo fueron en vano.

La muerte de Stalin, el reconocido líder del bloque socialista y de tremenda fama mundial que le trajo la victoria sobre el fascismo, fue llorada, en su gran mayoría y con total sinceridad, por todos los partidarios del socialismo del mundo.

El cuerpo embalsamado de Stalin fue colocado en el mausoleo de Lenin, que entre 1953 y 1961 se llamó “mausoleo de Lenin y Stalin”. Sin embargo, en 1961, en el XXII Congreso del Partido, se declaró que Stalin había traicionado el legado de Lenin y, por lo tanto, se tomó la decisión de retirar su cuerpo del mausoleo para enterrarlo cerca del muro de Kremlin, junto a las tumbas de otros destacados personajes.

Tres años después de su muerte, Nikita Jrushov, el nuevo líder de la Unión Soviética, pronunció un discurso en el XX Congreso del Partido en que condenaba la política de Stalin y se revelaba hasta qué punto había sido responsable de la ejecución de miles de comunistas leales durante las purgas.

DESTACADOS
Rambler's Top100