Rodión Malinovski
Rodión Malinovski, dos veces héroe de la URSS, mariscal de la Unión Soviética y ministro de Defensa entre 1957 y 1967, es un personaje que no se puede desvincular de la batalla de Stalingrado y la liberación de Rumanía. Tuvo un papel primordial en la Gran Guerra Patria y fue el responsable de una gran derrota de la Alemania nazi durante la batalla de Stalingrado; asimismo durante la época de posguerra contribuyó al fortalecimiento de la Unión Soviética como superpotencia militar. Entró en la historia como jefe militar conocido por su talento para tomar decisiones atípicas, creativas y que dejaban perplejos a los enemigos por lo ingeniosas e inesperadas que eran y por la valentía que mostraba.
De los recuerdos de la hija del mariscal, Natalia Malinóvskaya: “Vi en la calle a un anciano que se sentía mal. Lo ayudé a sentarse y le oí hablar en su delirio, poco se entendía pero conseguí oír: ‘Fuimos nosotros… nosotros… el Segundo Ejército de la Guardia… somos los que ganaron la Guerra… Nadie lo sabe… Nadie lo recuerda…’. Entendí en seguida de qué hablaba: del Segundo Ejército de la Guardia que detuvo a las tropas de Erich von Manstein cerca de Stalingrado y con eso privó al ejército de Friedrich Paulus de la posibilidad de salir del asedio. Mi padre, Rodión Malinovski, dirigió aquel ejército.
Le dije a aquel hombre: ‘Yo lo sé’.
— No, hija, no sabes nada…
— Lo sé, lo sé perfectamente. Soy la hija de su comandante…
Por primera vez en mi vida pronuncié aquellas palabras que siempre me inculcaron no pronunciar. ¡Y sentí un inexpresable orgullo de ser la hija de Rodión Malinovski!”
El 19 de noviembre de 1942… El Cuartel General de las Fuerzas Armadas forma el Segundo Ejército de la Guardia. Se designó como comandante a Rodión Malinovski.
A principios de diciembre de 1942, las tropas de los frentes del Don y de Stalingrado empezaron la ofensiva contra el ejército fascista de Friedrich Paulus rodeado por las tropas soviéticas. Para levantar el bloqueo de su ejército, el Mando General fascista envió las tropas de Erich von Manstein apoyadas por tanques y la aviación. El Cuartel General de las Fuerzas Armadas, a su vez dirigió a la región de Stalingrado nuevas unidades, entre ellas, el Segundo Ejército de la Guardia. La misión: derrotar los tanques de Manstein que se encontraban a tan solo 45 kilómetros del ejército de Paulus.
De la carta del Consejo Militar del Segundo Ejército de la Guardia dirigida desde el frente a Tambov (la ciudad de donde provenían los tanques del Ejército, la columna “El koljosiano de Tambov”): “Al realizar una marcha de muchos centenares de kilómetros, increíblemente difícil, durante una nevasca y un frío atroz, la columna de tanques ‘El koljosiano de Tambov’ se lanzó al combate. El enemigo trató de pararnos a toda costa. Esta tentativa de los fascistas fracasó”.
La derrota de los cuerpos de tanques de Manstein contribuyó a terminar exitosamente el contraataque de las tropas soviéticas durante la batalla de Stalingrado, que concluyó con la capitulación del ejército nazi de la zona. El 2 de febrero de 1943 los cañones de Stalingrado guardaron silencio. El mariscal de campo Friedrich Paulus, 24 generales y 2500 oficiales fascistas fueron hechos prisioneros. El 14 de febrero de 1943, junto con las unidades del Ejército Rojo llegó el general Rodión Malinovski.
Infancia
Rodión Malinovski nació en Odesa, Ucrania, en 1898. Su madre era cocinera en un hospital para los heridos de la Guerra Ruso-Japonesa.
Su padre abandonó a la familia y el niño fue registrado oficialmente como “ilegítimo”. A la edad de siete años, la vida de Rodión cambió radicalmente: en búsqueda de nuevas posibilidades, su madre dejó la ciudad por una zona rural de Ucrania, donde se volvió a casar. Su nuevo esposo, un campesino pobre ucraniano, rechazó adoptar al chico y lo echó de casa cuando Malinovski tenía solo 13 años de edad. El chico vagabundo sobrevivió trabajando en una granja.
En 1914 empezó la Primera Guerra Mundial. Rodión, de 15 años, ocultando su edad, ingresó en el Ejército en calidad de proveedor de cartuchos. Se hizo militar y lo fue hasta el último día de su vida. Sin embargo, Malinovski era considerado por muchos un militar “atípico”: a la par de valiente, hablaba francés y español, tenía talento de escritor y era aficionado a la fotografía. “Es antinatural ser militar. No se puede querer una guerra”, dijo una vez.
El comandante
Malinovski empezó su carrera de tirador de ametralladora en el frente alemán en Prusia Oriental y Polonia, donde recibió su primera medalla. A finales de 1915 ingresó en el Segundo Regimiento del Cuerpo Ruso de Expediciones, que en febrero de 1916 se dirigió a Marsella, Francia. En aquella época el emperador ruso Nicolás II tomaba préstamos del Gobierno francés y los pagaba con los mejores soldados rusos, uno de los cuales fue Malinovski.
En Francia, Malinovski combatió valientemente, como testimonian las tres órdenes militares de Croix de Guerre. En enero de 1917 resultó herido y fue hospitalizado. En febrero de ese mismo año el Cuerpo Ruso de Expediciones solicitó el retorno de Malinovski a casa para participar en la revolución en su país. Y los franceses mandaron a los soldados rusos… a un campo de concentración en Argelia. Al salir del hospital a Rodión le ofrecieron dos opciones: el campo de concentración o la Legión Extranjera. Malinovski combatió casi dos años en la Legión y en agosto de 1919 el mando permitió a los rusos regresar a casa.
El Ejército Rojo aceptó inmediatamente a los legionarios y así empezó el servicio de Rodión Malinovski en el Ejército del cual se hizo mariscal en un cuarto de siglo. Pronto dejó de ser un simple ametrallador bastante rápido. Por su valentía y experiencia de caporal francés, en poco tiempo llamó la atención y fue ascendido a comandante de pelotón del equipo ametrallador del regimiento de Tver.
De la descripción de Malinovski hecha por su comandante a finales de 1926: “Tiene una voluntad de hierro y una energía inagotable… Es un talento innato militar. Gracias a su empeño adquirió todos los conocimientos necesarios en el campo militar. En el sentido moral es impecable. Merece ser mandado a la academia militar”.
En 1927 ingresó en la academia militar Frunze a pesar de que su educación se limitaba a los estudios incompletos del seminario. Se graduó en 1930.
En enero de 1937 fue mandado a España en calidad de consejero militar del Estado Mayor del Frente del Norte. En aquel entonces alcanzó el título de teniente y el apodo “Coronel Malino”. Se dio a conocer como un profesional militar experimentado y, a la par, como un guerrero intrépido. Es famosa la anécdota de cuando Rodión llegó al puesto de mando de la 5.ª División de Enrique Líster, quien le hizo una prueba. Líster invitó a Malinovski a pasear por el borde de la línea principal de resistencia. Rodión Malinovski realizó este paseo sin tratar de escapar de las balas y consiguió así el respeto sincero de Líster. Malinovski recordó: “Nunca he apreciado la valentía demostrativa y en aquel entonces entendía que nuestra ostentación uno ante otro era inútil. Pero la precaución razonable pudo comprometerme ante esta persona valiente”.
El frente del Norte llevó a cabo con éxito bajo la dirección del “Coronel Malino” operaciones en Guadalajara, cerca de Segovia y Barcelona. Malinovski estuvo en España hasta mayo de 1938 y a su regreso a la URSS fue condecorado con las Órdenes de Lenin y de la Bandera Roja.
Rodión Malinovski sentía un amor indescriptible por España. La hija del mariscal, Natalia Malinóvskaya, recordó: “Cuando mi padre murió, mi madre llevó a casa los pocos objetos personales que guardaba en la mesita al lado de la cama en el hospital. En su billetera encontramos dos cosas: la fotografía de mi madre conmigo en brazos y el salvoconducto que recibió en Madrid en 1937. Eso significa que fue guardando ese salvoconducto en todos sus portamonedas durante toda su vida”.
El general
Unos meses antes de la invasión alemana, en marzo de 1941, el general Malinovski fue designado comandante del 48.º Cuerpo de Infantería, situado en Besarabia, cerca de la frontera rumana. De esta manera tuvo muy poco tiempo para conocer al equipo, el estado de los pertrechos y examinar la zona y otros detalles de la organización de una unidad tan grande.
A pesar de todo, Malinovski desde el mismo principio de la guerra, el 22 de junio de 1941, no mostró ni pánico ni cobardía. A la cabeza del 48.º Cuerpo de Infantería se defendió tenazmente, realizó contraataques y salió de los cercos. La maestría militar del general pasó inadvertida.
En agosto de 1941, cuando el cuerpo luchaba cerca de Dniepropetrovsk (en la actual Ucrania), Malinovski recibió la orden de comandar el 6.º Ejército.
En aquel entonces los alemanes obligaron al 6.º Ejército a retirarse a la margen izquierda del río Dniéper mientras ellos se disponían a forzar el río. Pero el nuevo comandante se lo impidió. Su ejército contuvo al enemigo durante casi un mes. Sin embargo, pasado ese tiempo los alemanes consiguieron tomar el río sin romper la resistencia bordeando los flancos de las unidades de Malinovski.
El 6.º Ejército se vio obligado a retirarse por el riesgo de acabar rodeado. De esta manera abandonaron los territorios a pesar de la orden del Cuartel General de las Fuerzas Armadas de conservar las ciudades a toda costa. En julio a Malinovski y al miembro del Consejo Militar del frente, el general Ilarión Larin, les pidieron que regresaran a Moscú. No esperaban nada positivo pues conocían las represiones de los militares, tan “populares” en aquella época. Pasado poco tiempo, el general Larin se suicidó. Según algunas fuentes históricas, se pegó un tiro poco antes de su reunión con Stalin.
Al conocerlo, Stalin preguntó a Malinovski qué le había impedido hacer lo mismo. El general se presentó sus argumentos: no habrían conseguido conservar Rostov, la retirada por lo menos conservó una parte de las tropas. Después de una larga pausa Stalin dijo: “Le comunicarán la decisión”. El día siguiente le informaron de que se le designaba comandante del 66.º Ejército.
En octubre ocupó el puesto de subcomandante del frente de Voronezh y al mes siguiente se puso al mando del afamado Segundo Ejército de Guardia. Esta gran unidad tuvo un papel clave en la batalla de Stalingrado y Malinovski una vez más demostró su talento de jefe militar.
En mayo de 1944 el general se convirtió en el comandante del Segundo Frente Ucraniano. Empezó la ofensiva de Jassy-Kishinev (o “Iaşi-Chisinau”), el Frente Ucraniano recibió la misión de derrotar, junto con la Flota del mar Negro y la Flotilla del Danubio, la agrupación de las tropas nazis de Iaşi-Chisinau, finalizar la liberación de Moldavia y hacer salir de la guerra a Rumanía.
El 20 de agosto, en el primer día de la ofensiva, las tropas del Segundo Frente Ucraniano rompieron la defensa y adelantaron unos 16 kilómetros. Malinovski, sin que el enemigo lo esperara, el mismo día ordenó que el 6.º Ejército de tanques entrara en combate. Esta decisión permitió mantener una rápida velocidad en la ofensiva y, finalmente, cercar la agrupación principal de las tropas fascistas.
En muy poco tiempo resultaron derrotadas las tropas nazis en Ucrania, lo que cambió la situación política y militar en los Balcanes. Las acciones decisivas y creativas del comandante del frente fueron valoradas muy positivamente. En septiembre de 1944 Rodión Malinovski recibió el título de mariscal de la URSS.
El mariscal
A finales de octubre de 1944 las tropas de Malinovski llegaron a la frontera de Hungría. Los combates continuos habían dejado a las tropas agotadas físicamente, todos necesitaban un descanso. Sin embargo, desde Moscú llamó por teléfono Stalin, que exigió a Malinovski que liberara Budapest, la capital húngara, antes del día del aniversario de la Revolución bolchevique de 1917, es decir antes del 7 de noviembre. El mariscal pidió que se le dieran por lo menos cinco días para la preparación. Stalin respondió categóricamente: “La capital de Hungría debe ser conquistada antes del 7 de noviembre”. Y colgó el auricular.
Por supuesto el ataque fracasó y no se retomó hasta el 20 de diciembre. Fue una de las operaciones más dramáticas de toda la guerra, pues los soldados se vieron obligados a tomar edificio por edificio. A pesar de que Malinovski trató de evitar las víctimas mortales, las pérdidas fueron enormes: unas 80 000 personas. La operación duró 108 días.
A finales de la guerra, Malinovski terminó exitosamente la operación de Viena, Austria, tras liberar Checoslovaquia.
¡Y al fin, la victoria!
Sin embargo, Rodión Malinovski alcanzó el apogeo de su carrera militar varios años más tarde.
Poco después del desfile de la victoria en la Plaza Roja, en julio de 1945, el mariscal Malinovski regresó al frente.
El 8 de agosto de 1945 entregaron en Moscú un mensaje al embajador nipón para su Gobierno. La nota rezaba: “Después de la derrota y capitulación de la Alemania de Hitler, Japón ha resultado ser el único país que insiste en la continuación de la guerra. La demanda de capitulación de tres potencias (EE. UU., Gran Bretaña y China) al Ejército japonés del 26 de julio fue declinada. Teniendo en cuenta la negativa de Japón de capitular, los aliados se dirigieron al Gobierno soviético con la propuesta de participar en la guerra contra la agresión japonesa, limitando los plazos del término del conflicto, disminuyendo la cantidad de las víctimas y contribuyendo al restablecimiento de la paz lo antes posible. Debido a lo arriba mencionado, el Gobierno soviético declara que a partir de mañana, 9 de agosto, la Unión Soviética se considerará en estado de guerra contra Japón”.
Así, una parte considerable de las tropas del Segundo Frente Ucraniano fue dirigida al Lejano Oriente, donde se incorporó al Frente de Transbaikal, que encabezó Malinovski.
Las tropas del Frente de Transbaikal recibieron la orden de derrotar al ejército de Guandong (el mayor grupo del Ejército imperial japonés). En esta ocasión Malinovski mostró de nuevo su brillante talento con la toma de una decisión muy valiente e inesperada para Japón: el desplazamiento de las tropas a través del Gran Khingan. El mando japonés estaba seguro de que los tanques soviéticos no podrían cruzar los montes y desfiladeros por eso mantuvo aquella zona casi sin defensa. Los generales japoneses se quedaron perplejos al conocer la aparición de las tropas soviéticas por el Gran Khingan. El 2 de septiembre de 1945, el gobierno de Japón firmó el acta de capitulación, dando fin a la Segunda Guerra Mundial.
Por la valentía y los grandes méritos en la derrota del ejército de Guandong, Rodión Malinovski recibió el título de Héroe de la Unión Soviética.
El ministro de Defensa de la URSS
Tras la muerte de Stalin en marzo de 1953, Nikita Jruschov promovió a Malinovski a la comandancia del Ejército y a viceministro de Defensa. Más tarde Malinovski ocupó la jefatura del Ministerio de Defensa, cargo en el que permaneció hasta su muerte.
A esa época corresponden las reformas cardinales del Ejército soviético promovidas por Jruschov y, en especial, el recorte del número de los efectivos militares. En total, en dos años pasó a la reserva un millón y medio de uniformados, entre ellos decenas de miles de oficiales.
En ocasiones se dejó fuera a los mejores y a los más experimentados, dejándolos sin pensiones ni viviendas.
Es difícil juzgar hasta qué punto el mariscal compartía las ideas y las decisiones de Jruschov pero, al parecer, como soldado, obedeció las órdenes.
Sin embargo, contribuyó mucho al reforzamiento de las Fuerzas Armadas y al aumento de la seguridad del país. Le preocupaban las cuestiones del desarrollo del arte bélico, la formación del Ejército y de la Armada, la preparación de los soldados y las perspectivas del desarrollo del armamento.
Rodión Malinovski, ministro de Defensa de la URSS, falleció en Moscú después de una grave enfermedad el 31 de marzo 1967.