Kisel
El kisel es una antigua bebida rusa. Es rica y saludable y se puede preparar de frutas, hortalizas, grano o miel.
Se conocen dos métodos de preparación, el ruso y el europeo. En el primero de los casos el kisel se hace a base de grano (avena, centeno, trigo etc.); en el segundo, a base de almidón. A principios del siglo XIX la manera europea de preparar esta bebida ganó más popularidad, mientras que las recetas tradicionales rusas fueron casi olvidadas.
El kisel de avena dio origen a todos los demás tipos de kisel. Esta bebida se menciona ya en algunas fuentes medievales. El kisel se consideraba un postre y al mismo tiempo era una bebida saludable. Actualmente muchos médicos recomiendan el kisel de avena para tratar la gastritis o la úlcera estomacal.
Por lo visto, el kisel era una bebida muy valorada por los rusos, como se aprecia por su presencia en el folclore nacional, en particular en los cuentos. Así, en algunas antiguas narraciones rusas, los protagonistas llegan a países encantados donde fluyen ríos de leche con orillas de kisel. De hecho, esa combinación de productos se consideraba un verdadero manjar.
Se conoce un caso en el que el kisel salvó a toda una ciudad. En las crónicas rusas más antiguas que han llegado hasta nuestros días —la Crónica de Néstor— hay un cuento que narra esta historia.
En el año 997 la ciudad de Bélgorod fue asediada por los pechenegos. Al pasar un tiempo los habitantes de la ciudad se quedaron casi sin reservas de comida y cuando ya estaban dispuestos a entregar la ciudad al enemigo, los salvó el ingenio de un anciano. Este les recomendó preparar kisel usando lo que quedaba de harina y miel, meterlo en barricas y colocarlas en los pozos de la ciudad. Después de hacerlo, los ciudadanos invitaron a los caudillos de los pechenegos a negociar y les ofrecieron beber el agua de los pozos de Bélgorod. Al ver que en vez del agua de los pozos sacaban kisel, los pechenegos pensaron que la propia Tierra ayudaba a los habitantes de la ciudad y las reservas de comida nunca se agotarían. Los invasores decidieron no perder el tiempo y se retiraron.
¿Cómo se preparaba el kisel ruso? A la harina de avena, centeno, trigo, etc. se le echaba agua y se dejaba reposar durante dos o tres días para que fermentara. Luego, el líquido se colaba y se hervía. Después se dejaba enfriar y se tomaba a temperatura ambiente. Este kisel guardaba el máximo de las sustancias saludables, pero su preparación duraba dos o tres días. Algunos se servían con miel, otros, como el de guisante, se servían con caldo o salsa de carne.
Para preparar las bebidas de frutas que reemplazaron a los de grano se necesita mucho menos tiempo porque espesan gracias al almidón, que apareció en Rusia a finales del siglo XVIII. Si el kisel tradicional tenía un sabor un poco ácido (la palabra “kisel” proviene de la palabra “kisly”, o sea, ácido), el nuevo kisel ya era dulce. Como empezaron a usar almidón y azúcar para preparar la bebida, la cantidad de calorías del producto aumentó considerablemente. Asimismo, los kiselí de frutas solían ser más espesos (para cada vaso de líquido se añade una cucharada de almidón). En Rusia se usa solo el caldo de las frutas cocidas para prepararlo. En otros países, por ejemplo en los países bálticos, la pulpa de frutas es un ingrediente imprescindible del kisel, y a este plato lo suelen llamar “kasha de frutas”.
Los kiselí de frutas también tienen propiedades curativas que provienen de las frutas de las que está hecha la bebida. Así, el kisel de arándano rojo es la mejor bebida para los que están resfriados o tienen gripe. El arándano azul ayuda a aliviar el malestar estomacal y mejora la visión. El kisel de manzana se recomienda para prevenir anemia, hipovitaminosis (desequilibrio entre las vitaminas que llegan al organismo y las que este se utiliza) y mejorar la digestión. Además no afecta a la figura de los que siguen alguna dieta y al mismo tiempo da la sensación de saciedad. El kisel de guinda tiene propiedades antisépticas y es un buen remedio contra las afecciones respiratorias. El almidón ayuda a limpiar el organismo de las sustancias tóxicas acumuladas.
El kisel caliente tiene mejor sabor pero se considera que es más saludable tomarlo a temperatura natural.
Recetas:
Kisel de arándano rojo
- arándano rojo, un vaso
- azúcar, 3/4 de vaso
- almidón, 1/3 de vaso
- agua, 3,5 vasos
Limpiar y lavar el arándano rojo, exprimirlo con ayuda de una cuchara de madera o de un mortero. Añadir al jugo un vaso de agua fría con el almidón disuelto revolviendo constantemente. Añadir el azúcar y el resto del agua. Hervir la mezcla, retirar del fuego y dejar que enfríe. Se puede servir con leche o nata.
De la misma manera se prepara el kisel de grosella roja o negra, arándano azul, frambuesa, etc.
Kisel de avena y leche
- avena, 100 gramos
- leche, dos vasos
- almidón, una cucharada
- miel o azúcar al gusto
Añadir leche a la avena y dejar reposar. Filtrar la leche con un colador y ponerla al fuego. Cuando esté hirviendo añadir almidón y azúcar o miel revolviendo constantemente.
Kisel de avena
Poner la avena en una cacerola y agregar agua hervida hasta que quede dos o tres centímetros por encima de la avena. Dejarlo en un lugar templado para que fermente durante un par de días. Filtrarlo. Poner el líquido en el fuego revolviendo constantemente hasta que espese. Una vez rompa a hervir, quitar el kisel del fuego, poner en tazas y meter en la nevera. Servir frío con un poco de leche.
Kisel de miel
Disolver una cucharada de miel en un vaso de agua tibia, añadir una cucharadita de jugo de limón y hervir la mezcla. Añadir dos cucharaditas de almidón disuelto en poca cantidad de agua sin dejar de revolver.