Yevgueni Káfelnikov
Káfelnikov entró a la historia como el mejor tenista ruso del siglo XX. Un día un periodista le pidió que dijera, en su opinión, qué había hecho por el tenis. Yevgueni contestó: “Hice que todos creyeran que los rusos pueden jugar al más alto nivel y ser los mejores en un deporte que se consideraba inalcanzable para nosotros”.
Yevgueni Káfelnikov nació el 18 de febrero de 1974 en la ciudad balneario de Sochi (Región de Krasnodar) con cinco kilos de peso y con un sorprendente futuro por delante: canchas de tenis, millones de aficionados en todo el mundo, triunfos en los más prestigiosos torneos del planeta… Y claro, todo esto no llegó de la noche a la mañana y le costó horas y horas de duros entrenamientos.
Introducción en el tenis y primeros años
El amor por el tenis surgió en el pequeño Zhenia (forma familiar del nombre “Yevgueni”) de la mano de su padre, exjugador de voleibol. Desde sus primeros entrenamientos, bajo la dirección de Valeri Peschanko, cuando aprendió las técnicas básicas del deporte, se hizo evidente que Yevgueni sabía “sentir” la pelota. Cuando tenía 5 años se tomó la decisión de dejarlo en las manos de Valeri Shishkin, quien desde el principio lo consideró el alumno que mayores perspectivas de futuro tenía. Trabajaron juntos durante 12 años y bajo su dirección se formó como jugador.
Ya en 1981 Zhenia entró en el grupo de reserva de la selección olímpica de la Unión Soviética. Sus primeros éxitos con la raqueta llegaron en la modalidad de dobles, consagrándose campeón de Europa (de 12 a 16 años) de pareja con Andréi Medvédev. En 1989 y 1990 conquistó la Copa del Mundo con la selección de la URSS y un año después visitó la academia del famoso entrenador estadounidense Nick Bollettieri, donde por primera vez tuvo la oportunidad de jugar algunos sets con Pete Sampras, el famoso tenista estadounidense. Luego del viaje a Estados Unidos Shishkin y Káfelnikov se separaron.
El nuevo entrenador de Yevgueni fue Anatoli Lepioshin, quien al principio dudaba de la capacidad del joven tenista, argumentando que no se diferenciaba del resto. Esto, a pesar de que en esa época Zhenia ya había obtenido el visto bueno y aprobado de Shamil Trapishev, entrenador de la selección de la URSS. Comentaba: “Yevgueni Káfelnikov entró en la élite, un talentoso tenista que a sus 12 o 14 años está considerado mejor que Andréi Medvédev”.
Años después Trapishev reconocería: “Káfelnikov es universal. Puede competir sobre cualquier superficie. Su juego está siempre en el límite del riesgo: es el que golpea la pelota más fuerte desde la línea de fondo y muy bajo sobre la red a gran velocidad, por eso le llaman ‘Kaláshnikov’, por la famosa metralleta rusa. Esa es su ventaja. La única técnica que no domina a la perfección es el servicio. Si fuera un 10% mejor, no perdería ante nadie”.
Victorias en el circuito internacional y más entrenadores
Olvidando las desavenencias iniciales, Lepioshin y Kafelnikov lograron trabajar juntos. Según Zhenia, Lepioshin fue la única persona que podía con él y con su pereza. El entrenador resultó un gran psicólogo, un hombre de voluntad para su pupilo. Le ayudó mucho con la disciplina, enseñándole la seriedad con la que debía afrontar su compromiso con el deporte. Y los resultados fueron increíbles. En 1996 Káfelnikov logró el título del Roland Garrós, tanto en individuales como en dobles, convirtiéndose en el primer ruso en conquistar un Grand Slam. Primero venció, junto al checo Daniel Vacek, al dúo conformado por el francés Guy Forget y el suizo Jakob Hlasek, consiguiendo el título en dobles; y luego en la final de individuales, en duelo muy disputado, superó finalmente por 7–6(4), 7–5, 7–6(4) al alemán Michael Stich, campeón del torneo de Wimbledon de 1991. Junto a Vacek consiguió otro título en dobles en el torneo francés en 1997 y el mismo año el Abierto de Estados Unidos.
Sin embargo, en 1998 Lepioshin y Kafelnikov tomaron caminos diferentes.
Algunos años después Yevgueni admitió: “Lepioshin me descubrió como jugador. Cuando era necesario, esa persona me entregaba su alma. Le debo mi nombre. Si no fuera por él, todo hubiera sido diferente”.
A partir del año 1999 el mejor tenista de Rusia trabajó con el renombrado entrenador Larry Stefanki, quien le dio otro “empujón” al talento inagotable de Yevgueni. En 1999 conquistó el Abierto de Australia venciendo en la final al sueco Thomas Enqvist por 4–6, 6–0, 6–3 y 7–6 (1) obteniendo así su segundo título de Grand Slam en individuales.
Bajo la batuta de Stefanki llegó a ser número uno del mundo y campeón olímpico en los Juegos de Sidney 2000. Ese mismo año alcanzó nuevamente la final del Abierto de Australia donde cayó ante el estadounidense Andre Agassi. Se situó entre los diez tenistas más laureados del mundo: el décimo jugador que durante toda la “era abierta” del tenis, desde 1968, había conseguido al menos 20 títulos tanto en individuales, como en dobles.
Uno de los pocos sueños todavía sin cumplir de Yevgueni Káfelnikov era la Copa Davis. Había perdido la final en 1994 frente a Suecia, y en 1995 ante Estados Unidos. Los siguientes tres años Rusia no pasó de octavos de final, en 1999 perdió en semifinales ante Australia, mientras que en 2000 y 2001 cayó en cuartos de final ante España y Suecia, respectivamente. Pero en la edición de 2002, Yevgueni, junto a Marat Safin y Mijaíl Yuzhny, dejaron en el camino a Suiza, Suecia, Argentina y Francia, en la final, para conseguir por primera vez el título de tenis de selecciones masculinas más importante del mundo.
Esos años fueron los mejores de la carrera de Káfelnikov.
Cuando se le preguntó cuál había sido el secreto de su éxito, Yevgueni contestó: “Nadie trabajaba más que yo. Definitivamente, era físicamente muy fuerte. Si el partido llegaba hasta el quinto set, me daba cuenta que no podía perder, y no perdía. Podía complicar la situación a cualquiera. Después de cada partido iba al gimnasio a pedalear en la bicicleta estática. Durara lo que durara el juego, cuatro horas o una hora y media. Así entrenaba el organismo. Después de eso tenía una seguridad irremplazable. Sabía que en el cuarto set no tendría calambres y esa sensación despejaba la mente”
Retirada
Pareciera que todo fuera felicidad, pero Larry y Yevgueni anunciaron que no seguirían trabajando juntos. En septiembre de 2001 Zhenia se separó de su esposa, María Tishkova y obtuvo la potestad de su hija Alesia.
Se retiró del tenis en 2003, con 25 títulos en individuales y 27 en dobles, incluidos 5 triunfos en la Copa Kremlin (1997–2001).
“Me harté de perder, no era el mismo de antes, ya no podía medirme con los mejores tenistas. Descendí hasta el puesto número 40. Tengo amor propio y esa es la explicación de mi apatía”, dijo en una entrevista en 2009.
Yevgueni Káfelnikov es una persona con carácter y a pesar de los malos momentos vividos, siempre fue un gran deportista. No solo le gusta el tenis: desde pequeño le interesó la pesca y cuando cumplió la mayoría de edad comenzó a pilotar aviones, pero la mayor parte de su tiempo la dedicaba al golf. Actualmente es el vicepresidente de la Federación Rusa de Golf y en septiembre de 2010 participó en el Challenge Cup de Rusia del tour europeo.
Varias veces Káfelnikov fue invitado a participar en política pero nunca se decidió, a pesar de que era amigo del primer presidente de Rusia, Borís Yeltsin, un apasionado amante del tenis. Sin el interés de Yeltsin por el deporte de las raquetas, tal vez el surgimiento de talentosos tenistas rusos en los últimos 10 o 15 años hubiera sido diferente.