La comedia en el cine ruso

La comedia en el cine ruso RIA Novosti. Yuri Nikulin en la pelicula 'Prisionera caucásica'

La comedia tradicionalmente es uno de los géneros más populares en el cine mundial y Rusia no es una excepción. Desde los primeros años de la existencia del arte cinematográfico las comedias no han dejado de ser muy populares en el país y a menudo reflejan mejor que cualquier otro género el espíritu y el ambiente de una época.

Del cine mudo a 1930

Desde la primera etapa del desarrollo del cine ruso, la comedia ocupó un importante lugar en la producción cinematográfica, pero en el cine prerrevolucionario este género fue considerado algo secundario y la mayoría de las comedias eran las primitivas farsas. Solo en los años 20 la comedia rusa se convirtió en un género elevado. Muchos maestros del joven cine soviético comenzaron su camino en el arte con comedias. Entre ellos están Mark Donskói, Lev Kuleshov y Vsévolod Pudovkin.

Muchas comedias de estos años tenían carácter propagandístico. Los alegres cortos mudos eran un perfecto método para agitar a la población a favor de los ideales de la revolución bolchevique y ridiculizar las viejas tradiciones de la época zarista. Los protagonistas de las cintas a menudo eran caricaturas de burgueses que no podían adaptarse a la realidad soviética.

Las primeras comedias soviéticas también se mofaron de los países capitalistas, principalmente Estados Unidos. Una de las mejores comedias de ese tiempo, Las aventuras excepcionales del señor West en el país de los bolcheviques (1924) de Lev Kuleshov, se centra en un estadounidense que viaja a la URSS, donde se convierte en víctima de una banda de estafadores, pero luego se da cuenta de que “el país de los bolcheviques” no es tan horroroso como lo presentan en EE. UU. Los métodos grotescos del joven cine ruso se combinan en esa cinta con las tradiciones de las mejores comedias estadounidenses.

Uno de los principales maestros de la comedia soviética de esa época fue Yákov Protazánov, considerado uno de los pioneros del cine ruso. En sus brillantes películas El juicio de los tres millones (1926) y La fiesta de San Jorge (1930) el realizador se rio del “mundo capitalista” y del fanatismo religioso. Estas cintas lanzaron las carreras cinematográficas de las estrellas de la comedia rusa Ígor Ilinski y Mijaíl Zhárov.

Pero no todas las comedias de ese tiempo eran propagandísticas. Se produjeron también cintas líricas que bromearon sobre diferentes aspectos de la vida cotidiana de la URSS. Por ejemplo, el poético filme La joven con una caja (1927) de Borís Bárnet, centrado en una mujer sombrerera que vive en las afueras de Moscú, carece de cualquier tinte propagandístico.

Los años 30 y 40: más propaganda en las comedías

Los años 30 fueron un período muy duro en la historia de la URSS, un tiempo de fuertes represiones políticas y endurecimiento de la censura. La propaganda de los avances de la Unión Soviética era una parte obligatoria de la mayoría de las obras del arte de aquella época. No obstante, la comedia más popular de los 30, Chicos alegres (1934) de Grigori Alexándrov, casi no contenía ningún mensaje de este tipo. Es un ejemplo de puro entretenimiento con los elementos de la cultura occidental como la música de jazz. El filme fue estrenado en EE. UU. bajo el título Moscú se ríe para demostrar que la vida en la URSS estaba llena de alegría.

Las siguientes comedias de Alexándrov, El circo (1936) y Volga-Volga (1938), contenían numerosos elementos de propaganda pero al mismo tiempo eran bastante ligeras, llenas de canciones, momentos cómicos e influencias de comedias musicales hollywoodenses. Estas cintas fueron muy populares entre los espectadores soviéticos y llevaron a la fama a la actriz Liubov Orlova, la esposa de Alexándrov, cuya actuación cómica fue muy apreciada por el propio Stalin.

Otro maestro de la comedia rusa de los 30 fue Iván Pýriev, cuyos filmes La novia rica (1937), Los tractoristas (1939) y La porquera y el pastor (1941) combinaron la propaganda de la labor en un koljóz con sencillas historias de amor y muchas situaciones cómicas. En las cintas de Pýriev actuó otra gran estrella de la comedia soviética, Marina Ladýnina.

Durante la Segunda Guerra Mundial las comedias ayudaron a la gente a abstraerse de la dura realidad y al mismo tiempo ridiculizaron las tropas nazis y la personalidad de Hitler. Entre las mejores comedias rodadas durante la guerra se encuentra la adaptación de la clásica novela satírica del escritor checo Jaroslav Hašek El buen soldado Švejk. La cinta Las nuevas aventuras de Švejk (1943) estuvo marcada por alto nivel técnico y el estilo burlesco.

Después de la guerra las autoridades soviéticas ordenaron rodar principalmente comedias que debían cumplir la misión de embellecer la vida en el país. Una de las más populares comedias musicales del período de posguerra fue Los cosacos de Kubán (1949) que presentaba la vida en una granja colectiva en la URSS como una alegre fiesta sin fin.

De 1950 a 1960: comedias del “deshielo de Jruschov”

Tras la muerte de Stalin en 1953 la producción de filmes en la URSS aumentó considerablemente. La censura se hizo más laxa y la comedia obtuvo más libertad de expresión. En estos años comenzaron su carrera en el cine varios directores que luego entraron en la historia como clásicos de la comedia soviética, entre ellos Leonid Gaidái, Eldar Riazánov, Gueorgui Danelia.

Una de las comedias más populares de esa época fue La noche de carnaval (1956) de Eldar Riazánov, una brillante sátira sobre un burócrata soviético que trata de organizar una fiesta navideña en un club, convirtiéndola en una reunión de trabajo. La cinta tuvo gran éxito en los cines y desde hace muchos años la televisión rusa la emite durante las fiestas de Año Nuevo.

En los años 50 se estrenan más comedias líricas y románticas, cuyos autores no intentan promover ideas políticas. Una de las cintas más populares fue Estoy caminando por Moscú (1963) de Gueorgui Danelia, una lírica historia sobre las aventuras de un joven provinciano que visita la capital rusa un corto tiempo. Esta cinta se convirtió en uno de los símbolos del “deshielo de Jruschov” y presentó el romántico y optimista ambiente de la capital rusa de los años 60.

En este mismo período se puso muy de moda el género de cortometrajes cómicos. En los primeros cortos de Leonid Gaidái aparece el ilustre trío cómico del cobarde, el tonto y el experimentado, personajes caricaturescos de la realidad soviética que gozaron de enorme popularidad entre los espectadores. Sus aventuras fueron el eje de varios cortos y largometrajes de Gaidái.

Algunas comedias de la época del deshielo siguieron exaltando las figuras del obrero y el trabajador de la granaja colectiva como los principales ciudadanos del país socialista, pero esta exaltación empezó a verse substituida con motivos líricos. El mejor ejemplo de este género fue Las chicas (1961), la alegre y fina historia de amor entre una cocinera y un leñador que se desarrolla en una maderería. Ese filme sigue siendo muy popular en Rusia por su brillante guión y perfectas actuaciones.

Los años 60 y 70: la “época dorada” de la comedia soviética

Tras el corto período del deshielo, el siguiente mandatario soviético, Leonid Brézhnev, de nuevo comenzó a promover una política cultural bastante represiva y rigurosa, y al arte volvió la censura política. No obstante, la época de Brézhnev fue el período de florecimiento del género de la comedia en el cine ruso.

Muchos de los chistes de las películas de esa época fueron rigurosamente censurados antes de que la cinta llegase a la pantalla, pero los directores y guionistas a menudo lograron inventar ligeras alusiones en sus obras para engañar a los censores. La mayoría de las comedias de ese tiempo casi no se conocen fuera de Rusia ya que su humor era muy específico y a menudo difícil de comprender para los espectadores extranjeros.

Muchas comedias de los años 60 contenían elementos del cine mudo, como números acrobáticos, persecuciones y peleas cómicas. El principal maestro de esa comedia excéntrica fue Leonid Gaidái. En sus películas La prisionera caucásica (1967) y La mano de brillantes (1969) logró cambiar virtuosamente la estética de la comedia muda con agudos diálogos y chistes, muchos de los cuales pronto se convirtieron en frases hechas. Ambas películas tuvieron enorme éxito en los cines y dieron a sus creadores fama por todo el país.

En los años 1970 se estrenaron muchas comedias sociales en las que los autores ridiculizaban diferentes aspectos de la vida en el país socialista. En la cinta de Eldar Riazánov, Amores de oficina (1977) fue irónicamente retratado el modo de trabajo de una típica oficina soviética y el desarrollo de las relaciones amorosas entre la jefa y uno de sus modestos subordinados. El principal personaje de la cinta Afonia (1975) era un fontanero con complicadas relaciones con las autoridades municipales de su barrio.

Muchas comedias de ese tiempo contenían también momentos trágicos. Por ejemplo, en el filme Ese mismo Münchhausen (1979) de Mark Zajárov, en forma de leyenda se mostraba el destino de un hombre librepensador que no puede adaptarse a la realidad de los conformistas (lo que fue una ligera alusión al destino de un intelectual en el Estado soviético). El filme Maratón de otoño (1979) de Gueorgui Danelia también se centra en un intelectual que tiene que atravesar muchas dificultades para resolver sus problemas amorosos y laborales.

Una de las comedias más populares de los 70 fue La ironía del destino, o goce de su baño (1975) de Eldar Riazánov. La historia romántica sobre un moscovita que, al emborracharse en vísperas de Año Nuevo, viaja casualmente a Leningrado (actual San Petersburgo) y allí penetra en la casa de una mujer de la que se enamora durante la Nochevieja, era bastante absurda por su contenido, pero alcanzó enorme popularidad en el país. Desde su estreno, cada año el 31 de diciembre los canales de televisión rusos tradicionalmente presentan esta magnífica comedia lírica, que sigue siendo muy popular.

Los años 80 y 90: confusión y absurdo en la pantalla

La época de la perestroika marcó la postrimería de los tiempos soviéticos. Este proceso, por una parte, dio más libertad a la gente y a los artistas del país, pero por otra parte, provocó cierta incertidumbre y confusión en la conciencia de los ciudadanos que estaban acostumbrados a la estabilidad del régimen soviético. Estos sentimientos quedaron reflejados en las mejores comedias de la época.

Uno de los filmes soviéticos más populares de los años 80 fue la cinta Kin-dza-dza! (1986), de Gueorgui Danelia. La historia fantástica, ambientada en un lejano planeta, ridiculizaba el absurdo y la confusión de la realidad soviética durante el período de la perestroika. A fecha de hoy sigue considerándose una película de culto entre los rusos y sus diálogos se citan con frecuencia.

Tras la desaparición de la URSS en 1991 la realidad rusa empeoró considerablemente con el aumento del desempleo y la delincuencia en el país. Pero aún en los difíciles años postsoviéticos se produjeron varias increíbles comedias que se burlaron de todos estos problemas. El mejor ejemplo es La ventana a París (1993), una comedia de humor absurdo dirigida por Yuri Mamin. Los personajes de esa cinta descubren en su habitación en San Petersburgo una ventana por la cual se puede llegar a la capital francesa. En tal fantástico ejemplo, los autores de la cinta se imaginan qué pudiera suceder si un grupo de simples ciudadanos rusos en unos segundos se trasladasen desde un país pobre y deprimente a la capital de la moda y el centro de Europa.

Otra comedia muy popular de los años 90 fue Particularidades de la caza nacional (1995), de Alexandr Rogozhkin. El filme trata sobre un finlandés que viaja a Rusia para estudiar las tradiciones de la caza rusa, pero termina encontrándose con un grupo de “cazadores” que prefieren emborracharse a cazar. El filme bromea sobre los estereotipos sobre Rusia como el vodka, los osos y la bania. Esta comedia fue muy popular entre los espectadores rusos y algunos de sus diálogos se convirtieron en frases hechas.

Comedias rusas de actualidad

En el nuevo milenio el género de la comedia en el cine ruso ha dejado de ser tan popular como antes. Los directores y productores rusos prefieren rodar otros géneros como ciencia ficción, filme histórico o drama filosófico. Durante la última década no se estrenó casi ninguna comedia nacional que pudiera comparase por su valor artístico con los mejores ejemplos del cine soviético. La mayor parte de las comedias de este tiempo no gozaron de gran popularidad entre los espectadores rusos.

La última comedia de éxito fue la parodia La mejor película (2008), rodada por los participantes del popular espectáculo televisivo Comedy Club Russia. La cinta ridiculizaba los más taquilleros filmes rusos de los años 2000 como Los guardianes de la noche (2004) y Novena compañía militar (2005). A pesar de presentar un humor bastante tonto y primitivo, el filme gozó de gran popularidad en los cines rusos y se convirtió en la comedia rusa de más éxito de los últimos años.

Otra comedia contemporánea bastante popular fue Zhmurki (2005), de Alexéi Balabánov, una de las pocas cintas de humor negro en el cine ruso que cuenta sobre un caricaturesco capo criminal que persigue a dos tontos narcotraficantes en Rusia de los años 90. El filme de nuevo bromea sobre los duros tiempos postsoviéticos durante los cuales aparecieron muchas agrupaciones criminales.

Tratando de resucitar el espíritu de la clásica comedia soviética, los cineastas rusos a menudo se dedican a producir secuelas de clásicas obras maestras cómicas. Así, en 2008 aparecieron las segundas partes de La noche de carnaval y de La ironía del destino, pero ambas cintas recibieron muchas valoraciones negativas tanto de críticos, como de espectadores.

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