El western ruso

El western ruso RIA Novosti. Fotograma de la película 'El jinete sin cabeza'

El western (del inglés West, “Oeste”) es uno de los géneros más populares del cine mundial. Las cautivadoras historias de aventuras de los atrevidos vaqueros en el “salvaje Oeste” de Estados Unidos, inicialmente producidas en Hollywood, pronto atravesaron las fronteras estadounidenses y auténticos westerns aparecieron en Italia, en la URSS y en varios países socialistas.

Easterns” soviéticos

A diferencia de los famosos spaghetti westerns producidos en Italia y España en las décadas de los años 1950 y 60, que reproducían el ambiente del Lejano Oeste en los territorios del sur de Europa, la acción de los westerns soviéticos se desarrollaba principalmente en el propio territorio de la URSS, durante la guerra civil rusa (1917-1922). Tales películas del Oeste también son conocidas como “easterns” (de la palabra inglesa East, “Este”) o “borsch westerns”, por el nombre de la tradicional sopa rusa.

Los principios básicos de las películas de vaqueros fueron usados para dramatizar uno de los más tensos y sangrientos períodos de la historia rusa. Los principales personajes y líneas de acción de estas cintas eran parecidos a los de los clásicos westerns hollywoodenses. Los paisajes exóticos, la agitada atmósfera de las regiones fronterizas, los atrevidos aventureros, tiradores y jinetes reflejaban las singularidades del género estadounidense.

Uno de los primeros “easterns” del cine ruso fue Los trece (1936) de Mijaíl Romm. La acción de esta película se desarrolla en los años 1920 en un desierto de Asia Central, donde un pequeño grupo de militares soviéticos tiene que luchar contra una gran banda de los rebeldes islámicos que se enfrentaron a los bolcheviques (conocidos como los Basmachi). La cinta es una adaptación del clásico western de John Ford Una patrulla perdida (1934), donde un grupo de soldados británicos se enfrenta a las tropas árabes en un desierto de Mesopotamia durante la Primera Guerra Mundial. Se conoce que la producción de la cinta fue encargada por el propio Iósif Stalin, quien quedó muy impresionado por la obra de Ford.

Los años 1960 – 70 fueron el período del florecimiento de los “easterns”. En 1966 llega a las pantallas el filme Vengadores no atrapables, que resultó una de las más taquilleras películas de acción del cine soviético. El filme narra la historia de los cuatro jóvenes rusos que se vengan de una banda de delincuentes por la muerte de sus padres durante la guerra civil rusa. La película fue tan popular entre los espectadores rusos (especialmente entre los niños y jóvenes), que se rodaron dos secuelas, en las que los cuatro personajes principales ingresan en el recién creado Ejército Rojo.

Pero la cinta más famosa de ese género fue Sol blanco del desierto (1969) de Vladímir Motyl. La acción de esta película se desarrolla en un desierto de Asia Central hacia el fin de la guerra civil, cuando un soldado del Ejército Rojo y sus dos compañeros se enfrentan a una banda de Basmachi. El brillante guión que mezcla acción, comedia, música y drama y las ilustres interpretaciones artísticas convirtieron esa cinta en una de las películas más célebres de la historia del cine ruso. Algunas citas del filme ya son frases hechas, y además, los cosmonautas rusos tradicionalmente ven esta película antes de los vuelos al espacio.

Otros “easterns” sobre la guerra civil que cosecharon gran éxito fueron En casa entre extraños (1974), de Nikita Mijalkov y El sexto (1981) de Samvel Gaspárov. Los personajes principales de ambas cintas son atrevidos oficiales de la checa (el primer servicio de inteligencia de la URSS), que luchan heroicamente contra la delincuencia que azotó el país tras la revolución bolchevique del 1917.

Gojko Mitić y el “western rojo”

El género western también fue muy popular en los países que en los años 60 eran Estados socialistas de la Europa Oriental, como Checoslovaquia, Rumanía y la República Democrática Alemana. La más famosa serie de los llamados “westerns rojos”, protagonizada por el actor yugoslavo Gojko Mitić, se centra en la lucha entre indios y colonos estadounidenses en el siglo XIX. En estas cintas se presentaba a los indios como héroes, mientras que el Ejército de EE. UU. aparecía como una salvaje banda de delincuentes (lo que era, en cierto modo, el reflejo de las tendencias de la Guerra Fría).

Películas como Los hijos de Gran Oso (1966), El trozo de halcón (1968) y Lobos blancos (1969) conquistaron los corazones de miles de niños y jóvenes soviéticos que a menudo jugaban a ser su ídolo cinematográfico. Los paisajes del suroeste de EE. UU. se reprodujeron en el territorio de la antigua Yugoslavia y Rumanía. En los años 60 y 70 en las pantallas aparecieron más de una decena de películas con Gojko Mitić.

En la URSS también se producían películas del Oeste ambientadas en los Estados Unidos del siglo XIX, aunque no eran tan populares en el país como los mencionados “easterns” sobre la guerra civil rusa. Las cintas más destacadas de este tipo fueron Armado y muy peligroso (1977), la adaptación de una novela de Francis Bret Harte sobre las aventuras de un buscador de oro estadounidense; y El jinete sin cabeza (1973), la adaptación ruso-cubana de la famosa novela deThomas Mayne Reid.  

Los “westerns rojos” tenían mucho en común en su espíritu y contenido con los spaghetti westerns, producidos en Occidente. Ambos se centraron en la ausencia de ley y orden que reinaba en el sur de Estados Unidos en el siglo XIX, proyectaban imágenes negativas de los comerciantes y hombres de negocios y desdoraba el “sueño americano”. Pero los spaghetti westerns casi no se proyectaron en los países socialistas, y los “westerns rojos” raramente salían a las pantallas occidentales.

Parodias de los westerns estadounidenses

Las películas de vaqueros de los países socialistas no solo reflejaban o repetían las tradiciones de Hollywood, sino que también parodiaban las singularidades de este género. Uno de los mejores ejemplos es la comedia checa Joe Cola-Loca (1964) sobre un pistolero que llega a un pueblo del Lejano Oeste donde los hombres toman whisky, pelean todo el tiempo y se baten a duelo. Joe trata de erradicar el consumo de whisky y promover el consumo de Cola-Loca, un refresco que él mismo bebe constantemente. El filme fue muy popular en la URSS y en muchos otros países y ridiculizó virtuosamente el brutal ambiente de los pueblos de cowboys.

Otra brillante parodia a los westerns norteamericanos fue la comedia soviética El hombre del bulevar de los Capuchinos (1987) que narra la historia de un “misionero del cine” que llega al “salvaje Oriente” a principios del siglo XX para popularizar el joven arte del cine. Sus proyecciones de las comedias de Charlie Chaplin y los hermanos Lumière influyen positivamente en los residentes locales, principalmente bandidos y borrachos. El filme, lleno de episodios musicales, también bromea con la brutalidad de la vida en el sur de EE. UU. en el siglo XIX.

Los westerns rusos de la actualidad

Actualmente los westerns ya no son tan populares en el cine ruso como lo fueron en tiempos soviéticos, aunque a veces en las pantallas rusas aparecen ejemplos de este género. Una de las películas más recientes fue Compañeros oficiales. Salvar al emperador (2008) sobre un grupo de militares del Ejército Blanco que en el año 1918 tratan de salvar al último zar ruso, Nicolás II de Rusia, que cayó prisionero de los bolcheviques tras la Revolución. Cabe mencionar que, a diferencia de los clásicos “easterns” soviéticos, esta cinta muestra los militares zaristas rusos como héroes, mientras que los colaboradores de checa son presentados como antagonistas.

Otro reciente ejemplo es la cinta de acción El espejismo (2008), los autores de la cual trataron de “resucitar” las tradiciones del “eastern” pero ambientando la acción en la actualidad. El filme sobre las aventuras de un grupo de turistas que se enfrenta a una banda de narcotraficantes en una ciudad de Oriente Medio está llena de citas y alusiones a las cintas clásicas como Vengadores no atrapables y Sol blanco del desierto, pero la película no logró repetir el éxito de sus predecesores y recibió muchas críticas negativas.

Otro filme popular que sigue las tradiciones de las películas del Oeste es El gambito turco (2005), que narra las aventuras de un joven funcionario ruso que participa en la guerra ruso-turca de 1877–1878. La película, basada en la novela del conocido escritor contemporáneo ruso Borís Akunin resultó uno de los filmes de acción más taquilleros del cine moderno ruso.

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