Opiniones sobre el I-16
Voces de enemigos:
“No podemos tolerar la costumbre de nuestros amigos de entrar en luchas de perros con las “Ratas” e “Ivanes”. Los duelos entre caballeros no son para el Frente Oriental. Simplemente debemos ganar.”
“Kath y yo entramos en combate con seis “Ratas” a una altura de 2000 metros sobre el área de penetración en Pogostye. Dimos vueltas durante veinte minutos sin poder lograr ningún éxito. Al contrario, tuvimos que combatir duramente para defendernos. La escuadrilla rusa demostró ser la más habilidosa y agresiva. Estábamos empapados en sudor cuando aterrizamos.”
Esta nota la dejó en su diario sobre un combate el 13 de marzo de 1942 Hannes Trautloft, comandante de una de las unidades estrella de la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial en el Frente Oriental, la JG 54 “Grünherz”(“Corazón Verde”).Sus oponentes en ese combate parecen haber sido los pilotos del I-16 de la 3.ª escuadrilla del 4.º Regimiento de Caza de Guardia de la Flota del Báltico, bajo el mando del primer tenienteVasili Fiódorovich Gólubev, un piloto experto con 13 victorias en su haber hasta ese momento, más tarde apodado “cazador de cazadores”, quien terminó la guerra con 39 victorias confirmadas.
Merece describir cómo utilizaba Gólubev las ventajas de su I-16 en un combate en que derribó a otros dos asesde la JG 54. Ese día las 1.ª y 2.ª esquadrillas de su 4.º regimiento atacaron la estación ferroviaria de Mga, en manos alemanas, mientras que la 3.ª proveía cobertura aérea. Para ese entonces el piloto ruso había aprendido que una de las tácticas favoritas de los “expertos” germanos era emboscar a los aviones soviéticos en misiones de caza libre cerca de sus propias bases, cuando estos volvían cortos de combustible y munición, varios aviones dañados y posiblemente con pilotos heridos. Para ello Gólubev desarrolló su propia táctica, regresando siempre a su base imitando el vuelo de un piloto herido y avión dañado.
Aquel día, la falta de oposición aérea en el ataque hizo intuir a Gólubev que los alemanes intentarían una misión de caza libre contra su unidad. Como tanto él, como su pareja de vuelo, Vladímir Dmitriev, volvían con bastante combustible, decidió cubrir desde lo alto el aterrizaje de sus compañeros de armas. Pilotando su “Burro” I-16, Vasili Gólubev observó un par de Messerschmitt a baja altura, evidentemente merodeando en busca de trofeos fáciles. El propio Gólubev cuenta qué sucedió a continuación:
Vasili Gólubev: “Aumenté la velocidad y observé atentamente. ¡Epa! ¡Allí estaban! Sobre las copas de los árboles del bosque, como había supuesto, había un par de Bf.109F. Vladímir Dmitriev también divisó al enemigo, e hizo el alabeo con su avión. Le respondí con la misma señal. Yo mismo había prohibido el uso de la radio en tales casos.
“Nuestro grupo principal comenzó a aterrizar cuando a mí me faltaban 5 km para llegar al aeródromo. El enemigo continuó manteniéndose a una altitud extremadamente baja y no acortó la distancia. Así pues, los alemanes mordieron el anzuelo. Creyendo que mi pareja estaba con la guardia baja, decidieron realizar un ataque simultáneo sobre ella, derribándonos de una manera muy desmoralizadora para nosotros: sobre nuestro propio aeródromo. Al fín había llegado el momento que tanto tiempo había esperado.
“Incrementé la velocidad y gané altura.
“Vi que los motores de los 'Messer' comenzaban a humear, pasando a un sistema acelerado para un acercamiento y un ataque rápidos.
“Habiendo alcanzado el centro del aeródromo, efectué un brusco giro de combate a la izquierda a máximo de G para entrar en un ataque frontal.
“¡Es ahí cuando decenas de escenarios y cálculos en el empleo de esta maniobra resultan útiles!
“Terminé la maniobra a una altura de aproxidamante 500 metros, y el enemigo acabó mucho más bajo. Este de manera inesperada se encontró con un ataque frontal. Ambos ‘Messers’ levantaron sus morros amarillos y se dirigieron hacia mí, pensando que yo estaba sin munición, y por lo tanto haciendo un falso ataque. Balas trazadoras oscuras se extendieron desde los dos Bf.109F hacia mi motor. Tenía al ‘cazador’ líder en mi colimador, la distancia era de aproximadamente 500 metros. Faltaba un segundo y medio para que todo finalizara, incluso la vida. Los dedos de mi mano derecha de manera subconsciente presionaron el gatillo de las ametralladoras, y tres líneas ígneas como rayos atravesaron el delgado cuerpo del Messerschmitt
“Sin pensar en los resultados, efectué un segundo giro de combate. Por delante y más arriba que yo, vi trepando al único ‘Messer’ que quedaba. También de forma subconsciente tiré de la palanca de mando, tomé rápidamente deflexión y disparé los cuatro misiles RS-82 que llevaba. Cuatro explosiones negras surgieron de la cola de mi enemigo, pero el ‘Messer’ siguió ganando altura. Alcanzarlo no era posible.
“Pero de pronto, cuando estaba a aproximadamente 1500 metros, efectuó un rizo y, disparando, se fue hacia abajo. ¿Qué pasaba? ¿Decidía dar batalla él solo u observar como caía en llamas el avión de su líder? No, salió del picado y comenzó un segundo rizo. Cada segundo contaba. Por radio le di la orden a Dmitriev de atacarlo desde abajo, mientras yo mismo bruscamente arrojé mi avión a ganar altura. Cuando él estaba en el punto más alto del tercer rizo, le disparé a una distancia de 50 metros. Pero el avión no cae, de nuevo sigue hacia abajo y luego trepa. ¿Qué son estas maniobras tan extrañas? Súbitamente entendí: mi oponente estaba en una situación sin salida: los fragmentos de mis misiles habían bloqueado el timon de profundidad tras el ataque frontal.
“A la salida de su cuarto rizo el ‘Messer’ se enganchó en la copa de los pinos junto al estacionamiento de la 3.ª escuadrilla, y ya sin alas se deslizó por la nieve cerca del aeródromo. Vi cómo el piloto salía de la cabina y, cayendo y levantándose, corrió en dirección al bosque, directamente hacia el estacionamiento de mi escuadrilla. Ahora el ‘Fritz’ (apodo ruso dado a los alemanes) no iría lejos… Cuatro horas más tarde los mecánicos trajeron al piloto nazi muerto. Habiéndose salvado de las llamas en su avión, había muerto a causa de las heridas recibidas en el aire.”
Aquel combate fue realizado con un I-16.
La aeronave fue dada de baja de la Fuerza Aérea soviética en 1942.
A mediados de marzo de 1943 el Regimiento de Caza n.º 728 fue de los últimos en reemplazar a sus veteranos I-16. El jefe del regimiento fue A. Vorozheikin, quien empezó a combatir en este avión en 1939, durante el conflicto con Japón en Halkin-Gol, Mongolia.
“Nos despedimos de este avión como de un buen y viejo amigo. Mucho ha visto durante su vida. Durante 10 años sirvió en nuestra Fuerza Aérea; combatió en los cielos de España y China, Mongolia y Finlandia; participó en la liberación de Ucrania y Bielorrusia Occidental; asumió todo el peso del primer ataque de la aviación hitleriana. ¡Muchas gracias, amigo! ¡Muchas gracias también a tu creador, Nikolái Nikoláevich Políkarpov!”, dijo el piloto.