El perro de Pávlov
Los trabajos del científico ruso Iván Petróvich Pávlov (1849-1936) están reconocidos como el patrimonio clásico de la fisiología. Antes de los experimentos de Pávlov la fisiología de los procesos digestivos era una de las ramas más atrasadas de esta ciencia, pero fue él quien descubrió las leyes del funcionamiento de distintos órganos y del proceso completo de la digestión.
Los resultados de más de 20 años de investigación formaron el libro La función de las principales glándulas digestivas (1897).
Pávlov entendía que un sistema complejo como es el sistema sanguíneo o el digestivo puede ser estudiado por medio de la investigación de cada una de sus partes. Sin embargo, el científico opinaba que hay que estudiar las partes que funcionan en su integridad, es decir, de un animal vivo y sano, y por eso estaba en contra de los métodos de vivisección (la disección de un animal cuando aún está vivo, sin narcosis, para observar el funcionamiento de distintos órganos).
Considerando que el animal que sufre dolor en la mesa de operación, no reacciona igual que un animal sano, Pávlov utilizó métodos quirúrgicos que no alteraban el estado del animal. La maestría del fisiólogo en esta cirugía era del más alto grado, y de sus asistentes el exigía la misma eficiencia en la anestesia y en la higiene que en las operaciones en personas. Según recordaban sus colegas, nunca se produjeron complicaciones por infecciones y nunca se perdió un animal en cirugía.
Utilizando estos métodos, Pávlov y sus colegas demostraron que cada parte del sistema digestivo —las glándulas salivares y duodenales, el estómago, el páncreas y el hígado— desprende ciertas sustancias en varias combinaciones que disocian la comida en proteínas, lípidos e hidratos de carbono; también determinaron varios fermentos digestivos y empezaron el estudio de su regulación e interacción.
Uno de los trabajos más importantes de Pávlov fue el estudio de la secreción de saliva. Aunque otros científicos habían estudiado previamente los nervios secretorios salivares, el método de vivisección no les había permitido obtener una idea íntegra de su funcionamiento.
Pero Pávlov en sus experimentos crónicos mostró que la secreción refleja de saliva depende de las características de la acción de los irritantes en los receptores de la cavidad bucal, y de sus funciones (digestiva, protectora o higiénica).
Pávlov demostró que las glándulas salivales del animal no solo se activaban por el contacto directo con los excitantes alimentarios, sino que existía un segundo sistema de señales en el que estaba involucrada la actividad nerviosa superior.
En un experimento el científico Pávlov abrió dos “ventanillas” en el estómago y en el esófago de un perro, descubriendo así la comida engullida por el animal no llegaba al estómago, pero que el órgano producía el jugo gástrico necesario para la digestión.
Por primera vez se logró mostrar de manera experimental que el funcionamiento del estómago depende del sistema nervioso y está controlado por él, porque a pesar de que la comida no llegaba al estómago, el órgano empezaba a funcionar, lo que quedó comprobado cuando el científico observó que, una vez cortados los nervios, el jugo gástrico se dejaba de segregar.
Pávlov lo logró demostrar antes que sus colegas de otros países.
El científico fue galardonado con el premio Nobel por sus experimentos en el ámbito de la fisiología de la digestión en 1904. Sin embargo, ya a principios de la década de 1900 entre los temas de sus estudios predominaban los de reflejos condicionados. Según la leyenda, todo empezó cuando el científico vio que los perros empezaban a segregar saliva y jugo gástrico cuando oían los pasos de un asistente que les daba de comer, aunque la hora de la comida todavía no llegara. Pávlov reconoció que los estímulos de ese tipo no eran apropiados para la salivación desde el punto de vista fisiológico y entonces los denominó estímulos psíquicos.
Las respuestas reflejas ayudaron a Pávlov a conocer mejor la estructura y funcionamiento de los hemisferios cerebrales. En un lugar insonorizado bautizado “la torre del silencio” el científico sometía a los animales a varios tipos de estímulos tanto condicionados como naturales, y analizando la formación de respuestas condicionadas determinó el mecanismo de aprendizaje por condicionamiento.
Asimismo en sus experimentos con los perros, Pávlov pudo observar la conducta neurótica de los animales suscitada por la exposición a relaciones estímulo-respuesta contradictorias o no discernibles (en condiciones de tensión y conflicto) y trató de aplicar los mismos conceptos para explicar los trastornos psicológicos en las personas, en particular, las neurosis y las psicosis.