Evolución de los templos rusos
Los edificios religiosos son un elemento arquitectónico esencial en buena parte del mundo y en el caso de Rusia la arquitectura de los templos es aún más significativa. Durante muchos siglos la mayoría de los edificios de este país se construyeron de madera por lo que muy poco ha sobrevivido hasta nuestros días; únicamente las iglesias más importantes se construían de piedra, por lo que ahora son la única muestra de la arquitectura rusa antigua.
Bizancio y los primeros templos
Vladímir y Súzdal: Nuevo foco de influencia
Aunque la imagen de la iglesia rusa, con sus cúpulas doradas, es muy reconocible, su arquitectura ha cambiado en numerosas ocasiones a lo largo de los siglos. Basándose en la forma bizantina de planta de cruz con cúpulas, el aspecto de la iglesia típica de cada época tiene sus particularidades.
Bizancio y los primeros templos
La construcción de los templos cristianos en la Rusia antigua (que incluía territorios pertenecientes a la actual Rusia, Ucrania y Bielorrusia) comenzó con el bautismo del país en el año 988. Los primeros templos de la capital de entonces, Kiev, fueron obra de arquitectos griegos, que reprodujeron la estructura predominante entonces en el Imperio bizantino: la planta de cruz con una cúpula, diseño que terminó sustituyendo a las basílicas antiguas.
La primera iglesia de Kiev fue la llamada iglesia del Diezmo, destruida por completo ya en XIII siglo. Sin embargo, a principios del siglo XI en la ciudad se construyó la grandiosa catedral de Santa Sofia, tomando por ejemplo el homónimo templo de Constantinopla. En el siglo XVIII fue reconstruida en el estilo del Barroco ucraniano, pero el interior del templo permanece casi sin cambios.
A partir de los inicios del siglo X la construcción en piedra se desarrolló en las principales ciudades de Rusia. Los templos del sur del país —ahora en el territorio de Ucrania— eran muy similares a los bizantinos aunque ya se apreciaban las formas particulares de sus cúpulas, que en el futuro darían fama a los templos rusos. Además, en Rusia casi todas las iglesias se estucaban y se pintaban de color blanco, mientras que en otras partes del mundo ortodoxo esa práctica no era tan habitual. Se han conservado iglesias premongólicas en las ciudades ucranianas de Kiev, Chernihiv (o “Chernígov”), Óvruch, Kánev, Oster, Gálich y Volodímir-Volynski.
En el norte de Rusia el centro cultural era Nóvgorod, donde también se construyeron numerosas iglesias de piedra. En la ciudad surgió un estilo propio más sobrio que el de Kiev. Además de la experiencia y técnica de los constructores griegos, a Nóvgorod llegó también la influencia del centro y norte de Europa. El templo más antiguo de Nóvgorod es la también llamada catedral de Santa Sofía (s. XI). Además, se conservan hasta nuestros días unas diez iglesias de los siglos XII-XIII. Otras ciudades de la zona donde se pueden contemplar iglesias de esa época son Pskov, Stáraya Ládoga y Stáraya Russa.
Este estilo arquitectónico toma forma en la ciudad de Smolensk, en el oeste de Rusia. Las iglesias de esta localidad (así como las de Pólotsk, ahora en Bielorrusia) eran más “verticales”, por lo que se las puede comparar con el gótico europeo, y a veces tenían techos de diferentes alturas y las esquinas escalonadas. Lamentablemente, la situación geográfica de Smolensk la convirtió en el campo de batalla de numerosas guerras de la historia rusa, por lo que, de varias docenas de iglesias antiguas, hasta nuestros días únicamente han sobrevivido tres, y solo una —el templo del Arcángel Miguel— recoge las peculiaridades de la escuela de esta ciudad.
Vladímir y Súzdal: Nuevo foco de influencia
A mediados del siglo XII el principado de Vladímir y Súzdal, en el noreste del país, si situó en una posición dominante respecto al resto de principados rusos. En esa misma época surgió la ciudad de Moscú, que siglos más tarde se convertiría en la capital de Rusia. En el principado de Vladímir y Súzdal apareció un estilo arquitectónico propio, cuya particularidad principal era la utilización de piedra blanca —diferentes tipos de piedra caliza— en lugar del habitual ladrillo. Los templos de Vladímir y sus alrededores se caracterizan por unas proporciones precisas y una estricta simetría. Además, algunas iglesias cuentan con tallados de fina y elegante piedra, una técnica perdida tras la invasión mongola. Las obras maestras más conocidas de este estilo se consideran la catedral de la Asunción y la basílica de San Demetrio, en Vladímir, y la iglesia de la Intercesión de la Santísima Virgen en el río Nerl, cerca de la ciudad de Vladímir.
La arquitectura rusa se encontraba en pleno el florecimiento cuando sobrevino un acontecimiento que cambió radicalmente el curso de la historia del país. La invasión de los mongoles orientales en 1237-1238 resultó en la destrucción de muchas ciudades y la subyugación del país por casi 250 años. Hasta el fin del siglo XIV no se construyó ni un edificio de piedra en la mayor parte de la Rusia dominada. Cuando sobrevino la liberación nacional y el renacimiento cultural, muchas técnicas de construcción antiguas habían caído para siempre en el olvido.
El joven principado de Moscú tuvo un papel prominente en la liberación de Rusia en el siglo XIV y fue alrededor de Moscú donde surgió un nuevo estilo arquitectónico que regeneró parcialmente las tradiciones de la construcción de Vladímir, interpretadas con nuevas formas.
La obra arquitectónica moscovita más antigua es la basílica de la Asunción en Zvenígorod, una de las más importantes ciudades de aquel tiempo, que ahora se ha convertido en una localidad tranquila a las afueras de Moscú. Esta basílica fue construida a finales del siglo XIV. Otros ejemplos de la temprana arquitectura moscovita son las iglesias principales de los monasterios de Savva Storozhevski, en Zvenígorod, de la Trinidad y San Sergio, en Sérguiev Posad, y del Salvador y Andrónico en Moscú, mientras que en el kremlin capitalino se pueden contemplar las catedrales construidas medio siglo después.
En el siglo XV el aumento de la influencia de Moscú impulsó la construcción de edificios majestuosos destinados a destacar esta nueva situación de poder. Para ello, fueron invitados los arquitectos italianos Aristóteles Fioravanti y Aloisio el Nuevo, los cuales construyeron las basílicas de la Asunción y de los Arcángeles del kremlin moscovita, consideradas las más destacadas obras maestras del periodo del florecimiento de este estilo de Moscú. Los arquitectos copiaron los antiguos templos de Vladímir y Súzdal, pero incorporaron algunos elementos del Renacimiento italiano.
El norte de Rusia también experimentó un periodo de renacimiento que se reflejó en las nuevas formas arquitectónicas. La altura inferior de las naves laterales respecto a la central en los templos de Nóvgorod de esa época crea unas fachadas particulares que los distingue de las iglesias construidas con anterioridad. En Pskov aparecieron las peculiares espadañas, campanarios de una sola pared, que son el rasgo más conocido de la arquitectura de esa ciudad.
Fue en el siglo XVI cuando Moscú definitivamente se convirtió en la capital única de Rusia. El territorio del Estado aumentó considerablemente gracias a las conquistas del zar Iván el Terrible, y en todos los rincones del país se levantaron templos en el estilo capitalino. La expansión del estilo moscovita a todo el territorio ruso es el rasgo más característico de la arquitectura rusa del siglo XVI. En esa época se popularizó el modelo de basílica con una cúpula grande y cuatro pequeñas, que se repetiría en épocas futuras, e iglesias inspiradas en el estilo de los templos del kremlin moscovita aparecieron tanto en las grandes ciudades como en monasterios y pueblos.
Sin embargo, el templo más famoso del siglo XVI fue construido en un estilo único. Se trata de la basílica de San Basilio en la Plaza Roja de Moscú, probablemente, el edificio ruso más famoso en el mundo. Su decoración riquísima y su planta y estructura insólita son los ejemplos de un estilo ruso sin análogos en el mundo, el de techumbre piramidal, y al mismo tiempo los primeros ejemplos del uzórochie del siglo siguiente.
La razón más probable de la aparición de las iglesias con techumbre piramidal en lugar de cúpula es la dificultad de la construcción en madera de las iglesias del tipo bizantino. Los historiadores creen que las iglesias de este material con techumbre piramidal se construían en Rusia ya desde la antigüedad y que en el siglo XVI se decidió construirlas de pierda. El ejemplo más famoso y al mismo tiempo más antiguo de ese tipo es la iglesia de la Ascensión en la residencia real de Kolómenskoye, en las entonces afueras de Moscú. El estilo de techumbre piramidal se desarrolló hasta la mitad del siglo XVII, cuando el patriarca Nikon lo prohibió por considerarlo inapropiado para el cristianismo ortodoxo. Las últimas iglesias de este estilo introducen además rasgos del uzórochie. Probablemente el más hermoso ejemplo de esta combinación sea la iglesia con tres acabados piramidales del monasterio de la ciudad de Viazma, en la provincia de Smolensk.
La palabra rusa uzórochie se podría traducir “ornamentalismo”. Es un estilo delicado que se refleja en una decoración abigarrada y fina. Las iglesias no son ya tan macizas como las más antiguas y a menudo tienen unos campanarios estilizados. El uzórochie ruso es a menudo considerado el primer paso del Barroco ruso; sin embargo, esta apreciación no es correcta dado que se trata de un estilo propio del siglo XVII desarrollado sin ninguna influencia de la arquitectura occidental. Paralelamente a la expansión del uzórochie continuó la construcción de basílicas con cinco cúpulas de estilo moscovita, mayores y más majestuosas que en épocas anteriores.
Hasta finales del siglo XVII, cuando nació el verdadero Barroco ruso (más conocido como “moscovita”), no se adoptaron en Rusia elementos de la arquitectura europea. Los primeros edificios del nuevo estilo aparecieron en la propiedad de la familia de boyardos Naryshkin, nombre con el que después se denominó el estilo del Barroco ruso más extendido. Pese a la denominación de “Barroco”, las construcciones de la época se basan en las tradiciones arquitectónicas rusas y tan solo incluyen ciertos elementos del movimiento europeo. De hecho, estos elementos llegaron a Rusia a través de Lituania y Ucrania (recientemente incorporada a Rusia), es decir, desde lugares donde el clásico Barroco europeo ya había cambiado significativamente. Los arquitectos más conocidos de esa época son Yákov Bujvóstov, Piotr Potápov e Iván Zarudny.
Además de los Naryshkin, otras familias nobles y ricas construyeron templos en sus territorios en estilos nuevos. Los especialistas destacan como estilos particulares el Barroco de los Golitsyn y de los Stróganov. Los primeros fueron los más innovadores y construyeron iglesias completamente “europeas”, sin rasgos rusos. Un ejemplo clásico es la iglesia de Platytera en Dubróvitsy, provincia de Moscú. Sin embargo, esta tendencia no se desarrolló mucho en aquella época. Por su parte, los Stróganov guardaron la forma clásica del templo ruso de cinco cúpulas, aunque añadieron el riquísimo paramento barroco.
Fue el famoso zar Pedro el Grande quien a principios del siglo XVIII llevó a Rusia los estándares de la cultura y la vida europea y es durante su reinado cuando el Barroco se convierte en el estilo principal del país. El mejor modelo del Barroco de la época de Pedro I es la basílica de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo (construida por el italiano Domenico Trezzini), que se convirtió en uno de los edificios emblemáticos de la nueva capital rusa. Sin embargo, las principales obras maestras barrocas del Imperio ruso fueron construidas durante el reinado de la hija de Pedro, Isabel. El arquitecto más destacado de este periodo fue el italiano Francesco Bartolomeo Rastrelli, que junto con sus alumnos y colegas trabajó no solo en San Petersburgo, sino también en otras ciudades grandes del país, como Moscú o Kiev.
El Imperio ruso en esta época ocupaba un territorio muy vasto por lo que, como es natural, surgieron estilos particulares en diferentes zonas del país. Los más interesantes son el Barroco ucraniano y el siberiano, que aparecieron en estos extremos opuestos de Rusia. El Barroco ucraniano hunde sus raíces en el siglo XVII y su desarrollo está vinculado con la lucha de los ucranianos por liberarse de la dominación polaca, para lo que finalmente se asociaron con el Estado moscovita. Hoy por hoy está considerado una de las más perfectas combinaciones de la tradición de la Rusia antigua con el Barroco europeo. En Ucrania, los edificios de este estilo se pueden apreciar en la margen izquierda del río Dniéper; también están presentes en algunas partes de Rusia. Por su parte, las iglesias del Barroco siberiano combinan la fuerza y el poder de la naturaleza local con los elementos decorativos del Barroco; en su estructura a menudo cada planta o nivel del edificio es más pequeña que la inferior de manera que un templo bastante grande y sólido puede tener una cúpula desproporcionadamente pequeña.
En la segunda mitad del siglo XVIII los gustos cambiaron de nuevo y hasta mediados del siglo siguiente el estilo arquitectónico dominante fue el clasicismo, que más tarde se desarrolló al llamado estilo imperio. El clasicismo ruso en general es similar al occidental pero, como siempre, la forma y estructura del templo conservan la norma tradicional ortodoxa. En la actualidad se pueden visitar multitud de iglesias clasicistas en todo el país, las más destacadas de las cuales son la catedral de Nuestra Señora de Kazán (obra de Andréi Voronijin) y la basílica de Isaac (de Auguste de Montferrand, la segunda mayor de Rusia) en San Petersburgo.
Aunque, como es natural, los grandes y majestuosos templos localizados en las grandes ciudades son las mejores representaciones de cada estilo arquitectónico, por todo el país se construyeron miles de iglesias más modestas pero también dignas de atención. En las siguientes imágenes se pueden ver iglesias típicas del Barroco de los Naryshkin, del Barroco del siglo XVIII y del clasicismo en pequeñas ciudades y aldeas de todo el país.
El Romanticismo, surgido en Occidente en el siglo XIX, dio a luz a la arquitectura historicista, que trataba de imitar estilos de épocas pasadas. En Rusia el historicismo se manifestó en los estilo seudorruso y, más tarde, seudobizantino. El estilo seudorruso recuperaba los antiguos templos moscovitas de cinco cúpulas pero utilizando materiales nuevos. El ejemplo más conocido es la principal iglesia de Moscú y la más grande de todo el país, la catedral de Cristo Salvador, obra del arquitecto Konstantín Ton, el representante más destacado de este estilo, que también creó la basílica de la Transfiguración en el monasterio de Ugresha. El templo de Cristo Salvador fue destruido por los bolcheviques en el siglo XX pero fue reconstruido completamente en los años noventa.
El estilo neobizantino se hizo excepcionalmente popular a comienzos del siglo XX. En todo el Imperio ruso se levantaron cientos de templos en este estilo, aunque la mayoría de ellos fue destruida en la era bolchevique dado que en aquel entonces se consideraba que carecían de valor arquitectónico por ser de construcción reciente. No obstante, muchos templos majestuosos de este estilo sobreviven hasta nuestros días, como por ejemplo la basílica del monasterio de la antigua ciudad de Verjoturye en los Urales, que es la tercera mayor de Rusia; la basílica de Kronstadt, el puerto de Marina de guerra de San Petersburgo; y en Novocherkassk, la capital de la provincia del Ejército de los cosacos del río Don.
La arquitectura rusa de comienzos del siglo XX es famosa por sus obras modernistas. Aunque el modernismo es un estilo principalmente civil, hay algunas muestras de este movimiento en la arquitectura religiosa, un ejemplo de la combinación de la tradición con los principios e ideas del modernismo. En este estilo se pueden enmarcar la basílica de la Intercesión de la Santísima Virgen, en el convento de Santa Marta, y Santa María en Moscú, diseñada por el ilustre arquitecto Alexéi Schúsev.
El Estado soviético era totalmente ateo y oficialmente no se construyó ninguna iglesia entre los años 1917 y 1985, cuando empezó la perestroika, aunque se llevaron a cabo trabajos de restauración en muchos templos antiguos que se podían visitar como museo. Sin embargo, en la Rusia moderna la Iglesia está recuperando fuerzas y se levantan nuevos templos en todo el país. Las iglesias de hoy siguen basándose en las tradiciones universales de la arquitectura ortodoxa pero tienen sus propios rasgos. Determinar el estilo de la nueva arquitectura de los templos rusos es un asunto que ocupará a los futuros historiadores del arte.