El té al estilo ruso
Durante más de tres siglos el té ha sido una de las bebidas preferidas de los rusos. Por el nivel de consumo de esta infusión, Rusia solo cede ante “potencias” tradicionales del té como China, la India y Japón.
El té apareció en Rusia en 1638 con el nombre de “hierba china”. Lo trajo de una visita diplomática a la sede de uno de los kanes mongoles el boyardo ruso Vasili Starkov. En agradecimiento a sus obsequios, el diplomático recibió unos 64 kilos de té. En la corte del zar Miguel I de Rusia la bebida resultó muy del gusto de todos y en 1679 se firmó el primer contrato de suministro de té desde China. Se vendía en Rusia en unas pequeñas cajas con aspecto de joyeros.
¿De dónde proviene la palabra rusa “chai” que se traduce como “té”? En el norte de China, zona con la que tradicionalmente Rusia mantuvo relaciones comerciales, el té se llama “chai”, mientras que en las ciudades del sureste del país, donde solían anclar los barcos europeos, el té lleva el nombre de “tie” o “tii”. De aquí proviene la palabra “chai” en ruso y otras formas similares en turco, portugués y la mayoría de las lenguas eslavas y “té” o similares en la mayoría de países occidentales europeos.
Originariamente se bebía té por sus propiedades medicinales, por ejemplo, para el dolor de estómago. Más tarde advirtieron que esta infusión tenía otra buena peculiaridad: quitaba el cansancio y aumentaba el tono vital. Poco a poco se empezó a servir después de la comida o como bebida independiente.
Los rusos tenían su propio rito para preparar y tomar el té. Lo colocaban en una tetera con agua hirviendo y lo dejaban 10 minutos; debía quedar muy fuerte. En cada taza servían un poco de té que luego sería cortado con agua hirviendo, a gusto de cada comensal, servida del samovar (un curioso utensilio que se usa para calentar el agua y mantenerla caliente con un hornillo que se colocaba sobre la mesa). Este utensilio facilitaba mucho los procesos de preparación y toma del té, no solo en casa, sino también de viaje.
Por este motivo el té se difundió por todo el país, conquistando los corazones de todas las capas de la sociedad. Donde más se extendió fue en Moscú, mientras que los habitantes de San Petersburgo, más semejantes a los europeos, preferían tomar café.
Las peculiaridades del té al estilo ruso
Tomar té se convirtió en uno de los pasatiempos favoritos en Rusia. Tomaban el té con frecuencia, en grandes cantidades. En una sesión podían tomar hasta seis u ocho tazas de esta infusión.
Servir el té era un cometido del ama de casa y solo en contadas ocasiones se confiaba este proceso a la hija mayor de la familia. Las tazas, la tetera y el samovar siempre se hallaban al lado de esta figura.
Para servir el té utilizaban un colador que filtraba las hierbas. A los hombres se les servía el té en vasos con portavasos y a las mujeres, en tazas con platillos. Como regla se llenaba la taza o vaso dejando 1 cm. hasta el borde. Esta tradición apareció en las familias acomodadas, donde por norma añadían al té un poco de leche, limón o azúcar. Había que actuar conforme a los gustos del huésped, pero de forma que de su taza o vaso, cuando lo servía el ama de casa, no cayera ni una gota. En las familias de pocos ingresos, como las campesinas, habitualmente llenaban las tazas hasta el borde. Eso se consideraba una muestra de hospitalidad. Sin embargo, existía otra opinión de por qué se hacía eso: no se puede poner mucho azúcar a una taza llena hasta el borde.
Otra manera de tomar té era beberlo de los platillos, soplando la infusión, así el líquido se enfriaba más rápido. Posiblemente, esta tradición llegara de China donde tomaban té en unos pequeños tazones, sorbiendo ruidosamente. Se consideraba que así se apreciaba mejor el sabor del té.
Durante mucho tiempo tomar té fue una forma de ocio, que se ha conservado hasta hoy en día. Toda la familia y los amigos se sientan alrededor de la mesa, comparten sus impresiones, mantienen tertulias. Los rusos suelen decir que la familia cuyos miembros no toman té juntos, tiene problemas. Ese proceso les une, pues supone charlar de lo más íntimo. Otra idea asociada al té es la que muestra el refrán ruso “si quieres deshacerte de los huéspedes no esperados, dales té de ayer”.
El té nunca se ha considerado una bebida que se sirva sola, en Rusia lo toman con leche, azúcar, limón, acompañado de mermelada, empanadillas, miel, etc. En el idioma ruso incluso existe una forma de invitación al respecto: “venga a mi casa a tomar té”, que conlleva que el huésped no abandonará la vivienda con el estómago vacío.
Aunque desde la introducción de la infusión en Rusia se conocía la existencia del té verde, el negro tradicionalmente gozó de mayor popularidad en Rusia. Últimamente esta infusión está cediendo cada vez más ante el café matutino y la cerveza o los cócteles vespertinos. Sin embargo, las tiendas de té nunca están vacías y en todos los hogares se puede encontrar en la cocina.
La producción de té en Rusia
El primer arbusto de té en Rusia fue llevado al Jardín Botánico Nikitski de Crimea en 1817. En los años 1820 se empezó a cultivar el té en Georgia, Azerbaiyán y en la región de Krasnodar. La calidad del té producido en la URSS dejaba mucho que desear, por eso se continuó importando de la India y Ceilán (actual Sri Lanka). Actualmente en el territorio de Rusia el té se cultiva solo en la región de Krasnodar, con ayuda de máquinas que, por supuesto, afectan a la calidad del té.