Andréi Sájarov
“La sociedad humana necesita la libertad intelectual: libertad para la obtención y divulgación de información, libertad para la discusión imparcial y atrevida, libertad de la presión de la autoridad y los prejuicios… Esa es la única garantía para alcanzar el método científico-democrático en la política, la economía y la cultura”, escribió Andréi Sájarov, físico ruso, académico y político, activista a favor de los derechos humanos, creador de la bomba de hidrógeno soviética y laureado con el premio Nobel de la Paz en 1975.
Andréi Sájarov nació el 21 de mayo de 1921 en la capital rusa. Su padre era el conocido profesor de física Dmitri Sájarov; su madre, Yekaterina Sájarova, provenía de una familia aristocrática con ricas tradiciones de humanismo y conciencia social. Andréi ya desde temprana edad siguió a su padre en la inclinación por las ciencias exactas. Entró en la Universidad de Moscú en 1938 y cuando empezó la Gran Guerra Patria, fue evacuado a Asjabad, actual capital de Turkmenistán, donde se graduó con excelencia.
En los años de la guerra, cuando trabajaba de ingeniero en una fábrica de armas en la ciudad de Uliánovsk, en la región de Volga, hizo varios inventos que pronto se revelaron útiles. Al mismo tiempo escribió varios artículos sobre física teórica y los envió a Moscú, al Instituto Físico de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética. Estos trabajos le aseguraron un puesto en este famoso centro científico, donde se doctoró en 1947.
El destino de Andréi Sájarov quiso que protagonizara las principales investigaciones estratégicas de la época. En 1948 formó parte del grupo de investigadores que llevaría a cabo la tarea de crear armas termonucleares y luego durante 20 años trabajó “en condiciones extremadamente intensas y de alto secreto”, como posteriormente confesó el propio científico. En 1950 elaboró la idea del dispositivo de fusión, que sirvió de base para la primera bomba de hidrógeno.
La Unión Soviética probó la bomba H en agosto de 1953. Según las memorias de los participantes del proyecto, el día de la prueba el dirigente de las investigaciones, Ígor Kurchátov, considerado “el padre de la bomba atómica” y el fundador del uso de la energía nuclear con fines pacíficos, felicitó a Andréi Sájarov. Le hizo una reverencia y le dio las gracias por ser el “salvador de Rusia”. Cabe destacar que en aquellos tiempos muchos consideraban que la elaboración de armas nucleares era la garantía de la paz en todo el mundo.
En 1953 Sájarov, que apenas había cumplido 32 años, fue elegido miembro de pleno derecho de la Academia Rusa de las Ciencias, y se le otorgó la primera de sus tres medallas de “Héroe del Trabajo Socialista”. Continuó su trabajo en el primer centro de investigación nuclear de la URSS, en la ciudad secreta de Sarov (la región de Nizhni Nóvgorod), también conocida bajo el nombre de Arzamas-16, desarrollando la primera bomba de hidrógeno soviética de escala megatón. Una versión de mayor tamaño del diseño de Sájarov fue la Bomba Zar de octubre de 1961, de 50 megatones de potencia, el artefacto nuclear más potente jamás detonado.
También en 1950 Sájarov junto con el célebre especialista de la física cuántica Ígor Tamm, propuso una idea para un reactor nuclear de fusión controlada, el llamado Tokamak. Fue solo uno de los varios inventos prácticos que hizo a lo largo de su carrera.
Académico, Héroe del Trabajo Socialista, laureado con los premios Stalin y Lenin (los galardones más prestigiosos de la URSS) en los 1960 Andréi Sájarov, tras tomar mayor conciencia de las implicaciones de sus descubrimientos, cambió radicalmente su postura. Se convirtió en uno de los promotores de las peticiones de cese de pruebas nucleares y contribuyó a la firma del Tratado de Prohibición de Pruebas Atmosféricas, Espaciales y Submarinas en Moscú en 1963. Desde entonces, fue alejándose de los estudios nucleares y se dedicó al desarrollo de ideas en el campo de la física de partículas y la cosmología.
Desde mediados de los años 1960 Andréi Sájarov también participó en actividades por la defensa de los derechos humanos. Alzaba la voz contra las persecuciones políticas y demandaba la suspensión de la pena de muerte. En 1968 finalizó el ensayo Progreso, coexistencia pacífica y libertad intelectual, en el que desarrolló las ideas del rechazo a los misiles nucleares. El castigo no tardó en llegar: se le prohibió continuar su investigación secreta.
En 1970 junto con otros dos activistas, Sájarov fundó el Comité Moscovita de Derechos Humanos. Con la donación de sus ahorros y premios recibidos a hospitales y al fondo de ayuda a los hijos de los presos políticos, organizado por él, Sájarov siguió luchando por los derechos a pesar de la presión de las autoridades. En 1975 el físico y activista fue galardonado con el premio Nobel de la Paz.
En el 1980, junto con su segunda esposa, la también activista Yelena Bónner, fue arrestado por sus protestas públicas contra la guerra en Afganistán de 1979. Fue forzado al exilio a la ciudad de Gorki (actualmente Nizhni Nóvgorod) a orillas del Volga, una ciudad cerrada e inaccesible a los extranjeros, y se le desposeyó de los honores adquiridos. En este periodo lo apoyaron algunos científicos, juristas y defensores de los derechos humanos en el extranjero, expresándose públicamente contra la opresión de los activistas en la Unión Soviética y condenando su política represiva. En 1984 la plaza en la que entonces se ubicaba la embajada de la URSS en la ciudad de Washington fue rebautizada "plaza Sájarov". En varias capitales mundiales se celebra periódicamente desde 1975 el Coloquio Sájarov (“Sájarovskie slushania”) con el objetivo de intercambiar la experiencia de la resistencia no violenta al régimen totalitario. No fue hasta el inicio de la perestroika comenzada por Mijaíl Gorbachov, cuando a Andréi Sájarov le fue permitido regresar a Moscú.
A finales de 1980 Sájarov contribuyó a la creación de las primeras organizaciones políticas independientes y legales. En particular, en 1988 fue elegido presidente de honor del consejo público de la sociedad Memorial, fundada en 1987. En 1989 el famoso hombre público fue elegido parlamentario en el llamado Congreso de los Diputados del Pueblo, la cámara parlamentaria soviética. Poco antes de su fallecimiento a finales de 1989 presentó su proyecto para una nueva constitución; aunque no lo finalizó, recogía metas que pueden parecer un poco idealistas pero llenas de humanismo, aunque no coincidían con el estilo jurídico propio de los documentos de este tipo. Por ejemplo, en el artículo 2 del proyecto se proclama como objetivo del pueblo y del Estado “una vida feliz, llena de sentido, de libertad material y espiritual, de bienestar, paz y seguridad para los ciudadanos del país, para todas las personas del mundo, sin distinción de raza, nacionalidad, sexo, edad y condición social”. Asimismo, indicó en el proyecto la prevalencia de los fines globales de supervivencia ante cualquier interés regional, estatal, nacional, de clase social, de partido, de grupo o personal”. Estas ideas están todavía por apreciar.
Varias calles en Rusia, Alemania, Israel y otros países tienen el nombre del famoso físico y activista, incluida la avenida Sájarov en Moscú. En la ciudad de Nizhni Nóvgorod, donde el activista vivió varios años, se puede visitar la Casa Museo Sájarov. Desde 1992 en esta ciudad se celebra un festival de artes en su nombre. En 1985 el Parlamento Europeo estableció el premio Sájarov para la Libertad de Conciencia.
En Moscú se encuentra el Museo y Centro Público Sájarov, fundado por la organización no gubernamental Fondo de Andréi Sájarov - Comisión Pública por la Conservación del Patrimonio de Andréi Sájarov. Las colecciones del museo están formadas por 600 pinturas y esculturas, cerca de 5000 de fotografías y colecciones de publicaciones de literatura prohibida en la época soviética, llamada samizdat, es decir, copiadas y distribuidas clandestinamente durante el régimen soviético. Los fondos del museo incluyen también documentos del gulag, archivos personales de los famosos defensores de derechos humanos, grabaciones de audio de todos los eventos del museo, materiales en vídeo y los materiales del Archivo Sájarov (documentos, catálogos, etc.)
El famoso académico, publicista y filólogo Dmitri Lijachov, llamó a Andréi Sájarov “un verdadero profeta, profeta en el eterno sentido de la palabra, es decir, el hombre que llamaba a sus coetáneos a la renovación moral en nombre del futuro”.